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domingo, 17 de marzo de 2024

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

 Como lo señalara Donald J. Trump, candidato estadounidense a la presidencia, Rusia es una formidable maquinaria de guerra: si la apuesta de las sanciones era dividir a los rusos y crear las condiciones de una implosión, fue un fracaso total. Vladimir Putin ganó las elecciones recientes con cerca del 88 % de los votos, su votación más alta, más incluso que luego de la adhesión de Crimea en 2014. En ese entonces, se encontraba cerca del 76 % de los votos (2018). Dicho sea de paso, Putin habrá estado más tiempo que Stalin en el poder. Las recientes elecciones muestran una adhesión generalizada al accionar ruso en Ucrania y contra las intenciones occidentales.

     Lo llamativo es el pésimo resultado de la única oposición seria que había en Rusia, la del Partido Comunista (PCFR). Pese a propuestas sociales interesantes, frente a una no menor "clase media" al mismo tiempo apolítica y nacionalista, los comunistas, que llevan cerca de tres décadas con el mismo líder (Guennadi Ziugánov), no tuvieron nada mejor que desempolvar a un antiguo contrincante de Putin, Nikolai Jaritónov (había obtenido 14 % en 2004), carente de atractivo, que a duras penas llegó a un ridículo cuatro por ciento de votos, cuando en las elecciones anteriores, el candidato comunista, Pavel Grudinin, pese a los obstáculos obtuvo  cerca del 12 % de los votos (2018). Otros dos candidatos rondaron también el cuatro por ciento. Pese a tener militantes de calidad, como Grudinin, a quien se le hizo la vida imposible y se le impidió presentarse como diputado en 2021, pareciera que el PCFR no puede renovar dirigentes ni propiciar mayor debate. Jarritónov había sido utilizado en el pasado por la gente de Rusia Unida (el partido "atrápalotodo" de Putin) para desbancar a Serguei Glaziev, "ala izquierda" del "putinismo" y gran adalid de la multipolaridad (Glaziev había competido por el partido Ródina, cercano a Putin, y al que pertenecen algunos "hombres fuertes" del complejo militar industrial).

     La victoria aplastante de Putin es una derrota de Occidente, pero no suficiente para creerse que Rusia es algo así como la "hermana sucesora" de la Unión Soviética. En materia monetaria, pese al retroceso, el dólar sigue siendo la principal divisa internacional (cerca del 60 % de las transacciones), seguido por el euro (cerca del 20 %), el yen (cerca del seis por ciento), y luego, además de la libra esterlina (Reino Unido), monedas como el dólar canadiense o el australiano, sin que haya rublos y que el yuan chino llegue mucho más allá de un tres por ciento. El mundo de las finanzas está controlado por grandes empresas occidentales (ni en ruso ni un chino entre los 20  principales gestores de fondos de inversión). Las principales fuentes de inversión extranjera directa (ied) están en los países centrales. Los principales inversionistas del mundo son estadounidenses, como las grandes empresas de nuevas tecnologías GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Microsoft, Apple): la ied sale básicamente de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, para dirigirse entre otros a países del Sur (como Brasil, India, Sudáfrica o México, además de China), si bien también hay un buen flujo de inversiones entre países centrales. La única salvedad es el lugar de China en el comercio internacional, el primero, pero bajo reserva por trucos contables (si la que exporta desde China es una empresa china o una estadounidense, por ejemplo). La Unión Económica Euroasiática (UEE) no cuenta con más del dos por ciento del comercio internacional (por más entusiasmo que tenga Gláziev). Si se observa bien, el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) incluye países que están entre los principales receptores de inversión extranjera: China ocupa el segundo lugar;  Brasil, el cuarto;  India, el noveno, hasta hace pocos años, según el portal Opportimes en la Web). Si el yuan no representa más del tres por ciento de las divisas internacionales, la UEE más del dos por ciento del comercio internacional y así, salvo "China" en lo comercial, no hay ninguna tendencia fuerte a la multipolaridad, no en todo caso con países del Sur (y China está en un lugar intermedio). No hay condiciones para desafiar la alianza entre EU, la UE y Japón.

      Lo que hace la diferencia en Rusia es que no depende del dólar (llegó a depender más del euro, antes de las sanciones), no tiene nada en Bonos del Tesoro estadounidenses y tiene buena parte de sus reservas en yuanes y en oro. Si de lo que se trataba era de romper la parte vinculada al euro, Estados Unidos fue muy hábil. Más allá de cierta dependencia de China, Rusia es una excepción soberana, a diferencia de la misma China. Ni China ni Rusia representan mayor ejemplo para el mundo, más allá de que, por no depender de Estados Unidos, Rusia puede enfrentársele y cuenta además con la delantera militar y, ahora, de manera probada, con una fuerte cohesión nacional. Nada más falta la gracejada del capitalismo soberano exitoso cuando todos miran hacia "la globalización" como panacea.

     Según datos de 2022 del Banco Mundial, aunque superior a Estados Unidos y a China, Rusia tiene un grado de apertura al exterior (en porcentaje del comercio exterior/producto interno bruto) del 44 %, contra el 88 % de México o el 98 % de Puerto Rico, para que se entienda, o cifras igualmente altas en la UE. China no se ha decidido por voltear al mercado nacional, y Rusia tiene la posibilidad de hacerlo, si deja, luego de soñar con ser europea, de creerse que el futuro es multipolar. Alguno tendría que poner el ejemplo interno y parar el mimetismo con todo lo que viene del exterior, lo que se acabó en buena medida para parte de los oligarcas rusos. Hubiera sido bueno que Putin siguiera teniendo cierta oposición interna para prestar mayor atención, no tecnocrática, a problemas sociales, pero para colmo el Frente Popular Panruso que respaldó a Putin se comió la votación comunista. Lo siguiente es que se divida Estados Unidos, porque...esta historia continuará. (da click en el botón de reproducción)



sábado, 16 de marzo de 2024

¿SE LES PERDIÓ ALGO, MUCHACHOS?

 México, sin ser el único en América Latina, ha sido desde hace mucho tiempo un país que ha recibido con generosidad a exilios diversos. También están, aunque en mucho menor medida, Costa Rica, Panamá, Venezuela, Cuba y Argentina, como lo estuvo un tiempo Chile. De los enumerados, Panamá es el que ha tenido mayor vocación internacionalista, después de México.

      La tradición mexicana arranca sobre todo con el presidente Lázaro Cárdenas, que recibió al exilio español, que habría de aportar mucho a México, sobre todo en las Humanidades, y a Trotski. A la vuelta de los años, México recibió a miles de exiliados guatemaltecos, luego del derrocamiento en Guatemala, en 1954 (antes de la Revolución Cubana), de Jacobo Arbenz. Ya hay buenos estudios, algunos hechos en Francia, sobre la trayectoria del exilio guatemalteco (incluyendo la del intuitivo y al mismo tiempo poco institucional periodista Oscar Edmundo Palma) y la relación que mantuvo con su país de origen. Distintos exiliados del país centroamericano se quedaron en México, aunque con frecuencia no perdieron ciertas costumbres de origen oligárquico, en particular la de buscar colocarse en ventaja en cualquier situación y rehuir circunstancias que no lo permitieran.

      Más adelante, con la excepción de un grupo de cubanos en los años '50 (el de Fidel Castro), el exilio fue de sudamericanos, en particular de bolivianos, brasileños, chilenos y uruguayos recibidos durante la presidencia de Luis Echeverría (1970-176), y que también aportaron a la intelectualidad, en particular con el debate sobre la Teoría de la Dependencia, que ya había comenzado en Chile entre 1970 y 1973. Muchos no se quedaron y volvieron, poco más de una década más tarde, a sus respectivos países. Algo un poco distinta fue la llegada de exiliados desde Argentina a partir del golpe de Estado de 1976, recibidos en México con el intocable José López Portillo (1976-1982), pese a la corrupción galopante. Más de un argentino, al igual que previamente más de un chileno, tuvo igualmente un comportamiento no muy loable, y en general, tratados con condiciones mejores que las de muchos mexicanos, los exiliados no tuvieron mayores palabras de gratitud para México, a diferencia de los españoles que ya no podían volver, por décadas. Hubo de todo: tal vez no se recuerde el caso del guerrillero Enrique Gorriarán Merlo (entregado en 1995 por México a la Argentina), o del chileno afincado en San Miguel de Allende (Julio Escobar Poblete, entregado a Chile en 2021)que, de origen guerrillero (Frente Patriótico Manuel Rodríguez), terminó involucrándose en una actividad como la del secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Que se sepa, el único agradecimiento explícito ("al México que nos amó y que quisimos") fue alguna vez de la argentina Stella Calloni, sin ir muy lejos, al momento del asesinato de Luis Donaldo Colosio. Una excepción, por su trabajo, es la de la argentina Pilar Calveiro, quien ha hecho una obra significativa sobre su experiencia en Argentina, pero también sobre su trabajo con familias y comunidades mexicanas. De estos exiliados en otras partes del mundo, desde los '70, se hizo, según consta en algunos estudios oficiales, suecos por ejemplo, un retrato poco agradable, de poca integración y en cambio de sacar ventaja, como no era raro que sucediera por ejemplo con chilenos en Francia. Es posible pensar que no todo era debido a la "frialdad" de los suecos: hay, por ejemplo, exiliados un poco más tardíos, como algunos salvadoreños, que no se desadaptaron tanto en un país como Dinamarca.

       Los exiliados, de nueva cuenta guatemaltecos y también salvadoreños, llegados a México en los '80 tuvieron otras condiciones, más difíciles, a partir del sexenio inseguro de Miguel de la Madrid (1982-1988), sin que más de uno, no de origen popular, haya llegado con rasgos oligárquicos también, de aprovechado, lo que no dejó a veces de causar disgusto en México, aunque ocurría sobre todo en los '70 con quienes aterrizaban como "grandes señores". En cierto modo, como parte de sus costumbres oligárquicas, eran endogámicos (tampoco faltó desde antes el grupo de haitianos de "reyecitos negros" y matriarcas mulatas). La actitud mexicana era hospitalaria, pero no carente de ambiguedad: xenófoba con el "inferior", malinchista con el "superior". Se tiene una idea algo romántica e idealizada de una época en la que, de manera contradictoria, se decía ser "revolucionario" para cambiar el mundo para mejor y, al mismo tiempo, la conducta distaba de poner el ejemplo, sino que se regía por el hábito oligárquico de "podérselas" y ostentar. Algo debe haber existido para que, con frecuencia, los vástagos de estas "figuras" idealizadas terminaran sin pelear nada y lejos de causas que no fueran sino de barniz, para ir a dar en el "arte" y cosas por el estilo. A veces no queda más que algún sudaca aprovechado colgado de un exiliado que nunca lo fue, del Paraguay por ejemplo. Otros encontraron una renta en la desgracia (para sacar partido de Juan Gelman, por ejemplo). Las hay galardonadas por el solo hecho de haberse hecho pasar por la causa encarnada, sin el menor mérito. No faltó quien reprodujera con la casona el hábito de hacienda para tener la "parentela ampliada" como si no hubiera mañana. Muchos trabajaron y aportaron mucho menos de lo que hizo creer "la causa".

     Finalmente, luego de la invasión de 1989 en Panamá llegaron panameños también con buen recibimiento y sin las dificultades de algunos guatemaltecos, de origen popular, o muchos salvadoreños. Los panameños fueron acogidos en universidades privadas y de negocios (como la del siempre ambiguo Alejandro Gertz Manero, la Universidad de las Américas, UDLA, en el Distrito Federal), y regresaron pronto: a la vuelta de la esquina, y en parte a partir de la plataforma adquirida en México, uno que otro obtuvo algún cargo diplomático  (el diplomático panameño Nils Castro, en particular, explicó en El Panamá América cómo "se encontró" a pesar suyo y contra su voluntad con una embajada) y se colgó toda una parentela de aprovechados, más que negaron por qué tuvieron que salir en 1989, sin renunciar a escalar al estilo que se usa en esa "república de primos" que es Panamá: reglas de oligarcas-comerciantes que le serrucharon de paso la autoridad a quien en buen medida los colocó, con un nombre o una intervención, en algún centro de conocimiento, un organismo internacional ambientalista o hasta alguna posibilidad de cantar, y no tan mal (da click en el botón de reproducción). El responsable se tragó la culpa que le endilgaron y, a su modo, un poco tristemente, asumió veleidades "libertarias" probablemente sin creer demasiado en ellas.

     Fue la época de "la política" de raigambre oligárquica -cómplices más que amistades verdaderas- para "sacar tajada" y, para los vástagos, convertir el resto de la causa en agencia de colocaciones. Pocos -los hay- se mantuvieron explícitamente fieles al trabajo y, tal vez hasta caer en el error, al sentido del deber. Tal vez haya uno que otro ejemplo que agradecer, de quienes no se sirvieron de la causa como renta ni desertaron. Otros se convirtieron en contradicciones vivientes, sin visos de solución, algunos se fueron temprano, para bien o para mal, y no hubo transmisión intergeneracional, de tal modo que no faltan descendencias o parentelas bochornosas. Algunos se apartaron, como el hijo de quien en un golpe de Estado pasó del armario como escondite a la embajada mexicana. Es poco probable que la causa "revolucionaria" justificara, un poco dependiendo de las nacionalidades, formas de vida no muy cercanas a la honrada medianía. López Portillo fue una buena oportunidad de perder la cabeza, como un poco más tarde el seductor de la patria. Ante cierto temor en los '80 a la caída en el nivel de vida de la "clase media", pareció preferible "el derecho y la libertad de escoger", así fuera la regresión a los "tráficos" (de influencias), con más modas que causas. En fin: por algo el panameño Justo Arosemena no aceptada ciertas cosas -.cargos- y por algo, pese a la crisis, muchos exilios hicieron su agosto. No es en lo descrito que está ningún dolor de lo perdido, porque muchos exiliados no perdieron nada e hicieron del exilio otro negocio más. Digamos que se perdió la causa, seguramente porque el efecto no correspondía. La causa no era "colocarse" y, en abono de ciertos diplomáticos, no son ellos los que se colocaron (más bien se encontraron "descolocados"), sino los de la parentela. No hay dolor de lo perdido: ¿o qué se les perdió?  Para otros quedó el recuerdo de lo alguna vez encontrado , y lo demás... dejó de ser nuestra historia, No hay dolor de lo perdido. (da click en el botón de reproducción).

PD: se olvida con frecuencia el pequeño núcleo del actual exilio ecuatoriano en México y la larga espera de la petición de asilo del ex vicepresidente Jorge Glas, de grandes cualidades de trabajo y humanas.









viernes, 15 de marzo de 2024

ÓDIAME POR FAVOR: YO TE LO PIDO

 Pese a los esfuerzos de algunos, como el presidente francés Emmanuel Macron, por ir más allá, Ucrania no puede ganar mayor cosa contra Rusia. Al mismo tiempo, el mandatario ruso, Vladimir Putin, que en otros tiempos parecía pensar distinto, ha dicho hace poco que prefiere que sea Joseph Biden quien gane las elecciones estadounidenses, y no Donald J. Trump. A juicio de Putin, Biden tiene la ventaja de ser predecible, "de la vieja escuela", aunque no lo parece. A raíz del deceso del opositor ruso Alexei Navalny, Biden tildó a Putin de Loco HDP (SOB en inglés), o, para ser más exactos, de "Loco hijo de puta", lo que es tan poco diplomático como haber dicho de Putin que "es un asesino". Estas faltas no provocan la menor incomodidad en un Occidente que perdió en buena medida el sentido de la diplomacia, pese a que lo atribuye a las excentricidades de Trump. La última está en que éste dijo, entre otras cosas, que "Hitler hizo algunas cosas buenas". La verdad es que es cierto: por ejemplo, más allá del excelente ejército nazi y su disciplina, la red de carreteras o el coche Volkswagen.

      Trump ha reconocido a la "maquinaria de guerra rusa que derrotó a Napoleón y a Hitler", pero ni así cambia Putin: ¿no quiere que se diga en Estados Unidos que detrás de Trump está "la mano del Kremlin"?¿O hay algo más? Cuando Putin dice, como lo hizo hace poco en respuesta a Macron, que hay que tener cuidado dado el poderío nuclear de Rusia, Biden, según declaraciones también recogidas en la Web, contesta que es lo de menos y que es preferible ocuparse del cambio climático. A fin de cuentas, lo que dice Biden es que hay más negocio a la vista en las energías renovables que en volar el planeta en pedazos. Tal vez quepa lamentar que que Putin se pronuncie sobre algo que no es de su incumbencia, sino un proceso interno estadounidense. Los motivos no son del todo claros en las declaraciones del mandatario ruso, que camina a la reelección con alta popularidad y la decisión de hacer pasar a Rusia de quinta a cuarta potencia mundial, se entiende que detrás de Estados Unidos y China, y alguno más (Alemania). Cabe recordar que Putin ya conoce las salidas de Biden y, cuando éste le dijo "asesino", contestó: "el que lo dice lo es". Todo es el grado más bajo de la diplomacia, en buena medida por lo que Estados Unidos se autoriza.

     Estados Unidos, como la Unión Europea encabezada por Alemania y como Japón, está a remolque del capital transnacional. Trump calmaría las cosas en Ucrania, aunque no se sabe bien cómo, y prefiere que europeos y rusos se las arreglen como puedan, al considerar más bien que el "peligro" es China, desde el punto de vista comercial y tecnológico, lo que no le impide al mismo Trump decir que el presidente chino Xi Jinping es "brillante" (e incluso hablar con cierta simpatía del "hombre gordito" de Corea del Norte, Kim Jong-un). Trump tampoco es un dechado de diplomacia. Más allá del ademán de sonrisa y confianza para desplumar al prójimo, el estadounidense es algo proclive a la mala educación, aunque nada más se vea en Trump y no en los desplantes de Biden. Lo cierto es que Estados Unidos quiere a sus aliados de la UE y Japón abajo -no a la par, mucho menos como rivales- y a los rusos "fuera", mientras que hay división sobre China. El "punto", como les encanta decir a los estadounidenses, está en saber quiénes son socios y quienes no: China no lo es tanto para Trump, y los Demócratas y sus hombres de negocios llevan las cosas mejor. Después de todo, son únicamente los rusos los que, en efecto, están "fuera", mientras, cada uno a su manera, la UE, Japón y China apuntalan a Estados Unidos, de una forma u otra. Es probable que Estados Unidos quiera con China lo que con la UE y Japón: un socio "abajo", pero "dentro".

      Por lo pronto, Putin pareciera haber dejado de lado la diplomacia y preferir que, muy previsiblemente, lo insulten y por cualquier cosa sancionen a su país antes que vérselas con las extravagancias de Trump. (da click en el botón de reproducción).



martes, 12 de marzo de 2024

VOTA POR TU GURÚ

 México es, junto con Uruguay, uno de los países de América Latina que le puso un límite a la Iglesia desde el siglo XIX. En México sucedió con el juarismo. Con este antecedente, la Constitución mexicana refrendó en 1917 la separación entre la Iglesia y el Estado.

      Se retrocedió desde que, con el gobierno de José López Portillo (1976-1982), se autorizó la visita del Papa Juan Pablo II a México. Más adelante, siendo presidente de México el seductor de la patria, se modificaron leyes en relación con la Iglesia, para mayor laxitud, y se restablecieron relaciones con El Vaticano. Ya se había propagado la creencia en un pueblo mexicano "de gran fervor religioso", aunque no fuera así, salvo en ciertas regiones, como el Bajío en particular. Buena parte de la gente en México tiende a ser creyente, pero de ninguna manera fervorosa y mucho menos fanática. En un artículo reproducido hace algún tiempo en el periódico Reforma, el ensayista Enrique Krauze afirmó que de nada había servido la campaña contra la Iglesia en los años de Tomás Garrido Canabal en Tabasco, aunque resulta que esta entidad federativa, además de tener un buen número de protestantes, tiene una tasa muy alta de uniones libres, lo que indica que no es un estado especialmente religioso. Es cuestión de historia, no de "ser" del tabasqueño, de ninguna manera excesivo en sus devociones.

      Pese a lo refprmado, la Constitución mexicana sigue estableciendo que ninguna Iglesia puede criticar a las instituciones del país. Como la relación es más laxa desde hace rato, Samuel Ruiz en Chiapas practicó el "dejar hacer, dejar pasar" con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas. Al rato, en Saltillo (Coahuila), Raúl Vera cobijó al movimiento #YoSoy132, y Alejandro Solalinde se inmiscuyó en Ayotzinapa. Durante la época del PRI (Partido Revolucionario Institucional), competía sin mucho éxito un partido apenas disimuladamente religioso, el Partido Demócrata Mexicano (PDM), de origen sinarquista. En las elecciones de 2018 se inmiscuyó otro, el Partido Encuentro Social (PES), pero desapareció.

     Recientemente, como encabezó el periódico El Independiente, "los candidatos comulgaron en el confesionario de la Iglesia"    Se trató de un acto anticonstitucional, porque fue una reunión política y pública -con la participación de los tres candidatos a la presidencia mexicana- en la firma de un acuerdo, el Compromiso Nacional por la Paz, que criticó a instituciones del país en 117 iniciativas, por ejemplo el aparato Judicial, el Sistema Nacional de Seguridad Pública  o los gobiernos municipales, en particular con sus policías, para sugerir, por si fuera poco, el retiro paulatino de los militares", pese a que la Guardia Nacional está respaldada por la ley. La Constitución prohíbe en el artículo 130 a los ministros (de culto) "(...) en reunión pública, en actos de culto o de propaganda religiosa (...) oponerse a las leyes del país o a sus instituciones" y "desviar de tal manera los fines de las asociaciones que éstas pierdan o menoscaben gravemente su naturaleza religiosa" (Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público,  Artículo 29 VIII) , Dicho de otra manera, un religioso puede predicar que Dios no quiere violencia o que ama a los jóvenes y los llama a no tomar el camino del mal, o predicar que los Mandamientos ordenan no matar o hacer el bien al prójimo en vez de venderle cocaína. Otros pueden ofrecer encontrar la gracia, el éxito o la predestinación gracias a un negocio lícito y condenar el que no lo es, de la misma manera en que algunos más pueden sugerir seguir un camino espiritual y no material cambiando el Triángulo Dorado (Sinaloa, Durango, Chihuahua) por excursiones al Himalaya o sesiones de ayuno. El que lo prefiera que arme una sesión espiritista y consulte con algún antepasado fallecido qué hacer si el hijo está tentado por las adicciones. No se resuelve gran cosa colocándose en plan de otra facción, la del Papa Francisco. Simplemente, ocurre que ya ni siquiera se nota el carácter anticonstitucional de la iniciativa de la Conferencia del Episcopado Mexicano. No se saben la Constitución ninguno de los tres candidatos que fueron a firmar el famoso Compromiso y, para más señas, el problema, ante todo, no es con la religión, sino con la inobservancia del estado de derecho, aunque quepa reprobar que la Iglesia quiera regresar por sus fueros. Hace rato, desde el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, que la Iglesia negocia con el crimen organizado como si aquélla fuera un Estado.

     Estamos en lo mismo: en nombre de "los derechos y las libertades" y del "prohibido prohibir", la libertad es la de que intervengan grandes poderes donde no pueden apersonarse por ser particulares: el credo religioso es asunto privado de cada quien, pero, mientras vuelven dichos poderes (con demagogias galopantes como la del Papa Francisco), los libertarios son los primeros en creerse que es cosa del "pueblo" el "fervor religioso" y "guadalupano" (lo que en México es falso), Es el punto de partida para integrar el negocio en la esfera pública, puesto que nadie puede negarse al Episcopado porque supondría perder rating y potenciales votos. La norma, en el sentido de "lo" que decide qué es normal y qué no, está -!mil gracias a los medios de comunicación!- por encima de la ley, por lo que lo descrito se ve como "normal". ¿Hay que salir a votar o encomendarse a Dios o, lo que no está excluido, hacer ambas cosas a la vez, porque se vive sin ley? ¿Y a merced de grandes poderes -como el que estará viniendo con el nearshoring para traernos "la bendición de la inversión extranjera"?(da click en el botón de reproducción: así se fué nuestro gran nahual Kolia).






domingo, 10 de marzo de 2024

FANMI LA VOILÁ

 Aprovechando un viaje del "primer ministro" Ariel Henry, las pandillas -calculadas en cerca de 200, y unificadas en dos grandes grupos- de la capital haitiana, Puerto Príncipe, asaltaron la penitenciaría local y liberaron a los presos, miles, aunque unos pocos se quedaron encarcelados. Henry había viajado a Kenia para asegurarse de que una fuerza de mil efectivos pudiera ayudar a los cerca de nueve mil policías que quedan en Haití. Estados Unidos y otros países sacaron a parte de su personal en Haití, pero lo cierto es que, a falta de elecciones -Henry había tratado de convocarlas para agosto de 2025-, en Haití no sólo no hay Estado, sino que no queda mucho de gobierno.

      El diario El Comercio del Perú sostiene, con otros, que las pandillas "han estado presentes a lo largo de la historia de Haití", pero es falso. Durante la dictadura de los Duvalier, existía otra cosa: una formación paramilitar, los tonton macoutes, encargada de reprimir, pero sin que se tratara de "pandilleros". Tampoco parece demasiado cierto que el depuesto presidente izquierdista Jean Bertrand-Aristide tuviera a su servicio una legión de pandilleros, ni que cuente mucho otro factor mencionado por el diario aludido: el embargo a principios de los '90 que habría "afectado a la clase media". En cambio, como lo señala el mismo El Comercio, no es de descartar que medidas implantadas por el Banco Mundial para importar arroz estadounidense hayan afectado negativamente al campo haitiano obligando a muchos a migrar a una capital sin oportunidades.

      Las pandillas fueron utilizadas por gobiernos de Tét Kalé, de derecha, para reprimir a la población civil descontenta, por más que ahora uno que otro líder quiera erigirse en "reyezuelo revolucionario". En algunos países de América Latina se han tenido o se tienen duras experiencias con el lumpen, suponiendo que sea sólo "de abajo". Las pandillas salvadoreñas, o maras, erradicadas hoy por el gobierno de Nayib Bukele, fueron toleradas por la oligarquía local, aliada con ellas (Alianza Republicana Nacionalista -ARENA), por Estados Unidos, que nunca dió la voz de alarma, e incluso por las "treguas" del izquierdista FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional). Para quienes propalan una supuesta "violación de Derechos Humanos", en El Salvador, de 75 mil detenidos, han sido liberados siete mil inocentes, por lo que no se trata de ir de cacería por las calles para agarrar a cualquiera y condenarlo sin causa a años de prisión. Siete mil no es una cifra baja. La situación en el Ecuador es extraña: los problemas con las "pandillas-franquicia" de cárteles de la droga se calmaron tan pronto como Estados Unidos obtuvo los derechos que quería recuperar en el país sudamericano. La pregunta que se abre es hasta donde el lumpen no es tolerado como elemento de "disuasión" de cualquier cambio que vaya en otra dirección que la esperada por la alianza entre Estados Unidos y la oligarquía local. Si bien la delincuencia se ha propagado en Puerto Príncipe, paralizando algunas actividades fundamentales, el mapa de presencia de las pandillas que presenta El Comercio muestra, pese a que se diga que el pandillerismo controla el 80 % de la capital, formas de presencia localizadas de las cuales una parte de la población parece haber creído salir indemne. Lo de las "solidaridades" está por verse, puesto que las pandillas proponen las suyas como forma extrema de existencia de la familia, fanmi, para "vivir juntos" (Vivre Ensemble). Ahora resulta que, como en el ghetto, todo el mundo "es familia". Aristide, a su manera, era "la familia Avalancha" (Fanmi Lavalás). Nunca está de más insistir en la importancia que tiene la familia para la mafia. No significa más que la familia es lo que queda cuando ya no hay sociedad, y a condición de estar en la familia correcta. Es para gente del subdesarrollo (a los salseros puertorriqueños les encanta hablar de "familia" para todo): parece el valor principal cuando todo se cae, siempre sin que quede claro de qué vive la familia, es decir, si acaso el trabajo no es más importante que la familia, aunque sea porque ésta tiene que reproducirse y asegurar necesidades básicas. La degeneración está en el modo "de abajo" de algunos de no ganarse la vida de manera honrada, sino como los "de arriba": con cualquier negocio, así sea el del secuestro que prolifera en Puerto Príncipe. Puede ser también tráfico de droga o de combustible, hasta que el lumpen llega por momentos a chantajear a quienes se sirvieron de él, como la derecha haitiana de Tét Kalé. Resulta que G-9 y G-Pép también quieren su parte de pastel (da click en el botón de reproducción).



sábado, 9 de marzo de 2024

TODO TERRENO

 El ex presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha llegado a declarar que la dolarización de una economía -es el caso de la ecuatoriana- facilita el narcotráfico, si bien la inversa no debe excluírse, agreguemos. Viene al caso porque el presidente argentino, Javier Milei, se ha propuesto la dolarización.

     La anterior propuesta se da en un contexto en el cual es Europa, ya no Estados Unidos (que prefiere el fentanilo), que se ha convertido en el principal mercado de cocaína sudamericana. Esto ha convertido al Paraguay en una gran plataforma de exportación que se hace a través de la "hidrovía" Paraguay-Paraná, que incluye a la Argentina, con el agravante de que éste país no tiene control del Estado sobre muchos puertos y Milei busca privatizar el sistema de satélites y radares. En estas condiciones, el Estado argentino, o lo que quede de él, carece de instrumentos para frenar el trasiego de drogas. Como lo ha recordado el portal de Rebelión, en Colombia le tocó a Álvaro Uribe ser encargado de Aeronáutica Civil mientras seguía incrementándose el tráfico de droga. Con el problema de los puertos, en Argentina no hay mucho control sobre lo que pasa en contenedores. Milei ha estado buscando habilitar la privatización de la compañía satelital estatal ARSAT y de INVAP, empresa pública que produce satélites y radares. No es que todo deba ser estatal, pero, al cabo de dos gobiernos, el de Lenín Moreno y Guillermo Lasso, el Ecuador muestra qué resulta, en una economía con el dólar como moneda, de ir privatizando incluso lo que no es necesario: se llega al Estado fallido y es un paraíso para los narcotraficantes, por la ausencia de controles.

     Argentina no está en el mejor de los lugares, dada la plataforma paraguaya y el Paraná, lo que está complicándole la vida al Uruguay, y ya es sabido, al igual que a Brasil. A fin de cuentas, las buenas explicaciones de teoría económica de Milei parecen olvidar que, para "el mercado", en las condiciones actuales, es válido hacer negocio con todo, y pese a las convicciones conservadoras del mandatario, quien después de todo puede tratar de curar al paciente matándolo, que es lo que suele suceder cuando se aplican "modelos" -muy bien expuestos- sin considerar que cada realidad es específica y requiere, cuando menos, algunas precauciones. Algunos lugares de Argentina, como la ciudad de Rosario, ya están en problemas por su ubicación, ahora que se busca sacar droga hacia Europa, lo que está creando igualmente problemas en Chile. No son buenos augurios (da click en el botón de reproducción).



martes, 5 de marzo de 2024

NOS LA VAN A REPARTIR

 En una entrevista reciente con el periódico Milenio, y como ya lo había hecho antes, la candidata mexicana oficialista, Claudia Sheinbaum, ofreció para el país "prosperidad compartida". De por sí, meter la palabra "bienestar" por doquier no es muy original. A mediados de los años '90, el presidente "priísta" (del Partido Revolucionario Institucional -PRI), Ernesto Zedillo, hablaba en campaña de "bienestar para tu familia", con la idea de llevar los beneficios de "lo macro" a "lo micro", es decir, a los bolsillos de la gente. El "Estado de Bienestar" es una antigua creencia keynesiana de la segunda posguerra, aunque ahora está limitado por las finanzas sanas, para evitar desequilibrios presupuestales y deuda. Como sea, ni siquiera hablar de vez en cuando de "desarrollo" es muy original, puesto que es, también, una creencia estadounidense de la inmediata segunda posguerra. Lo más a la izquierda que llegan algunas izquierdas es al New Deal (Nuevo Pacto) de Franklin D. Roosevelt -por quien expresó admiración el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador- o a la Alianza para el Progreso de los años '60, con el presidente John F. Kennedy. Alguno que otro debe completar estas creencias con Mahatma Gandhi, Martin Luther King o Nelson Mandela, o con "Imagine", de John Lennon. Lo demás es un terror fuera del "extremo centro".

     El gobierno mexicano de la autodenominada "Cuarta Transformación" parece creer en una segunda posguerra dorada, con personalidades como el presidente Adolfo López Mateos (1958-1964) o el funcionario Antonio Ortez Mena, secretario de Hacienda por más de una década, el del peso a 12,50. México ha presumida sus finanzas sanas, su peso estable, su no endeudamiento, etcétera. No hay mucho parecido entre el gobierno de Luis Echeverría (1970-1976) y el de la 4T, ya que con el primero empezó el endeudamiento, terminó por devaluarse el peso y se incrementó el gasto público, aunque nunca se llegó al gran Estado que creen los "demócratas liberales". Lo que llama la atención es que Echeverría marcó una época conocida como de "desarrollo compartido", buscando en principio cierta redistribución de la riqueza, si bien no existían las ayudas sociales de hoy. No hay demasiado que comparar entre los '70 y la actualidad, pese a lo sugerido por intelectuales como Roger Bartra hace pocos años en un libro de cierta circulación comercial, Regreso a la jaula. Lo que sorprende es, como sea, el eco del pasado: "prosperidad compartida", quiérase o no, no deja de recordar la antigua creencia en el "desarrollo compartido". ¿Quién debe compartir? Echeverría no le gustaba a los empresarios. Puede ser que ahora una fracción de los empresarios quiera cierto poder de compra abajo para encontrar mercados y vender, más que por algún interés especial por "los pobres" o "el pueblo".

     Lo que llama la atención es que ahora ya no es "desarrollo" lo compartido, sino la "prosperidad". ¿Qué prosperidad? Es una palabra fuerte, aunque no tanto como la "administración de la abundancia" del presidente José López Portillo (1976-1982) o la "opulencia". No, prosperidad, si compartida, se entiende que entre todos, o tal vez en la mayoría. ¿Y quién va a compartir? Pareciera existir la creencia de que los empresarios: entrará mucha inversión y, como acostumbrado, se cree que se le podrá pedir buenos salarios, vivienda adecuada, etcétera, porque se lo prometieron a Sheinbaum, que no distingue entre términos relativos y absolutos. Seguramente la candidata no se refiere a todo el trabajo (¿remunerado o no remunerado? que los trabajadores le van a compartir a los empresarios. "Prosperidad compartida" es distinto de "primero los pobres". Si lo segundo quiere decir "mayor tajada del pastel para los pobres", la "prosperidad compartida" implica una simple idea redistributiva de lo más vaga: ¿Son Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego o Germán Larrea que van a compartir su prosperidad?

      El antiguo candidato oficialista Marcelo Ebrard había expresado en distintas ocasiones, incluido su libro El camino de México, la idea de que la clase media fuera mayoritaria. En cierto sentido, no falta mucho, puesto que es el 56 % de la población mexicana que tiene un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos. Para Ebrard, la idea parecía ser pasar a una cifra por debajo del 50 %, para, como lo dijo expresamente, ser un país mayoritariamente de clase media. Sheinbaum no se ha expresado en estos términos y no queda claro quién y cómo va a "compartir prosperidad", por lo que el asunto es más vago, así la candidata hable a veces de "pueblo" o "nación". ¿Prosperidad compartida con el pueblo?¿Con la nación?¿O con los pobres, lo que no está descartado para tener algo un poco más parecido a Puerto Rico, con mucha infraestructura moderna, inversión (habrá seguramente de ambas) y pobreza de cerca del 40 %? Lo que faltó decir es que, como cada sexenio, la fachada puede seguir mejorando y en más de un aspecto dar aires de Primer Mundo. Detrás de esa fachada probablemente seguirá habiendo un buen porcentaje de gente echándole muchas ganas "a ver qué sale". Pese a tener las cuentas claras (y sin duda honestas), no hay cálculo alguno de cuántos tendrán que seguir agotándose en echarle muchas ganas para que se les comparta un pedacito de pastel. 

      Como Sheinbaum tiene la idea de digitalizar lo máximo que se pueda, el país se convertirá en uno en el cual deba saberse seguir instrucciones -lo que no es lo mismo que pensar- y ser objeto de control, para que en vez de corrupción haya enforcement. En este asunto de seguir protocolos para todo, o casi -de hecho, Sheinbaum sigue lo que entiende como "el protocolo López Obrador"-, no parece que el debate sea lo más acostumbrado dentro del oficialismo: Sheinbaum sugirió que Paco Taibo siga en su puesto sin ninguna forma de evaluación de nada; nadie se atreve a decir lo obvio, que la Rosario Castellanos no es una universidad (aunque Sheinbaum la quiera hacer nacional), ni a insinuar siquiera que la Nueva Escuela Mexicana (NEM) es un desastre, y además faccioso, que no ha habido evaluación seria de las "universidades del Bienestar Benito Juárez" y que, a fin de cuentas no parece que el contenido de la educación importe mucho cuando ya no hay clase verdaderamente dirigente. Más allá de la promesa de fiscalización del servicio público (aunque falta saber cómo), de la oferta de seguridad (que puede mejorar, a partir de la experiencia de la Ciudad de México)y de las de infraestructura y energías), faltan garantías, a reserva de lo que eventualmente se logre en el poder Judicial, ante el cual la iniciativa ha sido de López Obrador.

     Puede derivarse en un "mundo inteligente", es decir, de fachada con bastante buena infraestructura, fuentes de energía diversificadas, digitalización y control, buen aspecto securitario y tal vez un poco menos de la mitad de la población no nada más echándole muchas ganas, sino "haciéndole como pueda" ante el desastre educativo, que es tal que la candidata oficialista ofrece que toda la inversión extranjera por traer contribuirá al desarrollo nacional (es decir que, a mayor grado de extranjerización, mayor mejora nacional). Recordaremos a los héroes que nos dieron patria -como Raúl Álvarez Garín o Rosaura Ruiz-, puesto que se hará todo un esfuerzo de memoria histórica, seguiremos soñando con "la grandeza de México" -una reminiscencia de la "joya de la Corona", que es lo que era la Nueva España y el cuidado de "nuestro patrimonio", curiosa forma de negocios de confundir la cultura con Plaza Carso. Si se trata de "prosperidad compartida", no faltará quien, siendo mujer o del área científica, considere que ya es hora, efectivamente, de que se le comparta, o de que además de que se le comparta se le reparta con más de lo que corresponde, por el solo hecho de "ser" (científico, por ejemplo, sobre todo que está anunciada una "potencia científica", o mujer de entre 60 a 64 años). (y da click en el botón de reproducción).



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