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martes, 23 de abril de 2024

ESCOGER ENTRE INCONVENIENTES

 De acuerdo con el periodista Hernán Gómez Bruera, en Traición en Palacio, Julio Scherer Ibarra aprovechó entre 2019 y 2021 su cargo de consejero jurídico de la Presidencia, para hacer negocios turbios. El mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, terminó por hacer a Scherer Ibarra a un lado, aunque también es cierto que éste logró mantenerse intocado, pese a que también pudo haber estado involucrado en las turbiedades de Segalmex. Gómez Bruera arranca con la biografía de Scherer Ibarra, hijo de Julio Scherer García, considerado un gran periodista y al frente de la revista Proceso. Scherer García y López Obrador eran amigos, aunque el primero sabía de las trapacerías de su hijo. ¿López Obrador no vió ningún expediente de nada y se hizo de un consejero jurídico a partir de una vieja amistad? Al margen de las cualidades de Scherer García, éste, pese a ser "crítico", se encontraba obnubilado por el poder, como Proceso, no sin dejos de sensacionalismo y chismografía como medios de dirimir diferencias en política: buscarle al otro el flanco débil para maniobrarlo. De ésto se enfermó hace mucho la dizque "política", al grado que un debate hoy es un espectáculo en el que no queda más que ese tipo de maniobra. El hecho es que Scherer Ibarra se las ingenió para involucrar a un poder Judicial corrupto, no nada más por el actuar de muchos juzgadores, cosa que el hoy ex ministro Arturo Zaldívar no logró erradicar, sino de abogados y despachos de abogados expertos en fungir como intermediarios para corromper.

       ¿Scherer García deslumbraba a López Obrador? El problema no está tanto en las ilegalidades del gobierno mexicano saliente, las reales y las presuntas, sino más bien en el amiguismo y el nepotismo. Tómese el caso del secretario de Salud, Jorge Alcocer, totalmente incompetente ante la crisis sanitaria de la Covid-19 y que el subsecretario Hugo López-Gatell manejó apenas como alumno de Estados Unidos y carente de criterio propio (¿realmente estaban al tanto de lo que se investigaba a nivel internacional, y por qué se desembocó en el peligro de priorizar la terapia génica de Pfizer?). Alcocer había sido el médico de la primera esposa de López Obrador, pero, además, el secretario se casó con la hija de una conocida sindicalista (Adela Salazar de Castillejos), y en casa de...Heberto Castillo. ¿Fue la de López Obrador una elección profesional o de algún otro tipo?¿Y la de Román Meyer Falcón (Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, para más señas), hijo de Lorenzo Meyer, en la secretaria de Desarrollo Agrario,Territorial y Urbano, aunque sin una amistad cercana, pero sí tal vez el probable acomplejamiento? Meyer Falcón fue de los pocos del gabinete "elegido" para una notita de La Poni.

       ¿Ser hija de un conocido político priísta es una profesión? No deja de resultar extraño que Layda Sansores, autora de odas extravagantes al presidente, y bastante vulgar, además de dueña de una inmensa fortuna, haya logrado una gubernatura luego de un pésimo desempeño en una alcaldía capitalina. ¿Pesó alguna profesión o alguna capacidad política, o el nombre, aún sin amiguismo de por medio? Era la peor alcaldesa de la Ciudad de México. El asunto se repitió en Guerrero, con Evelyn Salgado, pese a que tiene buenos estudios: pudo haberse visto favorecida como "la torita" por ser hija del "toro" político Félix Salgado Macedonio, un fracaso, por cierto, como presidente municipal de Acapulco. ¿Hubo alguna relación con una defenestración en la secretaría de la Función Pública? Tenía al frente a la hija de un sindicalista, con un hermano en el aparato judicial y otro diputado, que aspiró a la gubernatura de Guerrero, además de una madre colocada en la universidad pública por el esposo de la primera (dedicada a citar sistemáticamente a sus suegros). Ya se han mencionado otras colocaciones familiares, aunque la actual secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, tiene muy buenos estudios, al igual que los muy amplios de Bertha Alcalde. No es exactamente el caso de los Batres Guadarrama. Hubo algo más: si bien no muy bien visto por el lópezobradorismo, el ex alcalde de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, y ex gobernador de Zacatecas, Ricardo Monreal, explicó la mala historia que se le fabricó a la familia en esa entidad federativa, donde como sea gobierna el hermano, David Monreal. Lo que sí ya se pasó un poco es que compita por Cuauhtémoc  Caty Monreal, hija de Ricardo Monreal. Es la segunda vez, sin tantos estudios (egresada curiosamente del Instituto Tecnológico Autónomo de México, ITAM, y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO). Incluso en las hermanas Alcalde, de trabajo, hay algo de lo que algunos llaman patrimonialismo, al ser hijas de Bertha Luján, ex funcionaria de López Obrador, aunque todas honestas (no es exactamente el caso de la esposa de Martí Batres).

       No existe nada de la oposición sobre lo enumerado. Ni sobre Scherer Ibarra. Ni nada de la izquierda sobre el mito de Scherer García, intocable, pese a que le conocía las andanzas al hijo y lo perdonaba. Son pocas excepciones en que hay respaldo de trabajo y desde abajo, como en Luján y las Alcalde. Caty, Layda la empresaria, "la torita", el clan guerrerense univrsitario, Meyer y Alcocer cayeron desde arriba y en uno que otro caso por amiguismo, como el ultranefasto Scherer. Se puede entender que López Obrador haya visto muchos casos como de "lealtad", sin que siempre lo fueran: pero de lealtad personal y "política", no siempre de lealtad al profesionalismo "en el cargo y el encargo". La candidata oficialista Claudia Sheinbaum es más descarada: hay que aguantarse como parte de la mercadotecnia a su señor esposo -de familia en Sinaloa- o a Rodrigo Imaz, además de ocurrencias como las de Pedro Miguel o el "gran hombre" Epigmenio Ibarra, o universitarios totalmente "chapulines" como Juan Ramón de la Fuente -más herencia del presidente Ernesto Zedillo- y otras que se cocinan en nombre de "la ciencia".  En fin,, que a veces, si bien hay excepciones, pareciendo cosa de "cercanía personal" es de amiguismo o nepotismo si no hay respaldo firme con el  trabajo, y hasta pudiera parecer que parte normal de "lo humano" de la idiosincracia local, éso de no olvidarse de los amigos ni de la familia (da click en el botón de reproducción).



domingo, 21 de abril de 2024

¿EL MAL MAYOR, UN MAL MENOR?

 Ningún comportamiento humano está exento de errores, aunque el clientelismo frecuente en América Latina presenta dos problemas: el temor a reconocer el error, más aún en público, por ser tomado como potencial vulnerabilidad y "flanco débil" del que pueda aprovecharse la maniobra de otro, más si es enemigo; y el hábito de confundir lealtad e incondicionalidad y de no señalar los errores del amigo, arriesgándolo a no verlos y a caerse. Así, en la izquierda se ha impuesto la creencia riesgosa de que no deben ventilarse los errores porque debe prevalecer "la unidad", y por lo mismo, de que es tabú señalar la contradicción no infrecuente entre los valores pregonados y los vividos personalmente, cercanos a los oligárquicos, por clientelismo, favoritismos extraños a la meritocracia y "familismo", reforzado por el debilitamiento de los lazos públicos. Privatización, particularismos han querido decir también vuelta sobre valores arcaicos, entre por protección y por "movilidad social ascendente". No es algo que la gente no vea, para preguntarse por qué se habla de "pueblo" y se utiliza la causa o la adhesión ideológica para trepar, al grado de que no falte quien critique a la burocracia soviética o diga que "no es nuestra historia" y reproduzca entre sus familiares hábitos de "aparato", de colocaciones en familia y de oportunismo político galopante. Desde los años '90, si no es que desde antes, aunque de manera más embozada, se ha utilizado el "carril izquierdo para rebasar" y hacerse de dos cosas: una supuesta "trascendencia" y modos de vida cómodos y algo alejados de la "honrada medianía" juarista. El arte particular consiste en hacer pasar ciertos privilegios como algo "debido" por la "justeza de la causa" o por las dificultades experimentadas: la "piñata" nicaraguense en su momento, los hábitos de no pocos exiliados en México, sobre todo a partir del ultracorruptor sexenio de José López Portillo (1976-1982), el refugio español convertido en renta, etcétera...

       El gobierno mexicano saliente no logró superar este problema. Algunos repartos se quedaron "en familia": sin profesionalismo o mérito en más de un caso, con ostentaciones innecesarias, con presencias repetidas una y otra vez sin sentido del límite, con el presidente, la candidata oficial y la candidata al gobierno de la Ciudad de México, por ejemplo. Está el caso de la esposa de un jefe de gobierno catapultada sin ninguna razón a un programa televisivo (que de tan malo tuvo que salir del aire). O el caso de la señora del escritor del que dice la candidata que "ojalá repita" antes mismo de ser evaluado o de rendir cuentas. El de un ex jefe delegacional que no hizo nada por su delegación, pero es de un "grupo". El del intelectual "cardenista" o algo parecido que está en todo, con su bolsillo incluido; los casos de algunos apellidos tal vez no exentos de méritos, pero que no debieron repetirse; las "viudas de la cancillería" como concesión a la señora, que se permite además ser "corriente" (¿también se va al rancho?); el del hijo de un periodista de renombre que parece pertrecharse en este mismo para hacer negocios turbios; los poderosos 4T provenientes del poder Judicial que no tomaron en cuenta mandatos constitucionales y no se recortaron privilegios exorbitantes. Cierto, rara vez han existido ilegalidades y en más de una ocasión la oposición ha querido sembrar lo inexistente. Tampoco se trata de llevar una vida franciscana. Pero lo que no faltó tanto fue el hábito de clientela por encima del meritocrático, y no es, a fin de cuentas, sino el mismo mal de la oposición, ya sin los "equilibrios de grupo" de antaño, rotos entre 1988 y 1994 por ambición desmedida. Entonces se está en el viejo defecto que no se justifica con el "90% honestidad, 10 % capacidad": el de ir de una instancia a otra con "mi gente", que es lo que tiene por ejemplo al ex ministro Arturo Zaldívar en la mira. Es la pugna de intereses particulares por encima del interés público y de institución. Nadie podrá decir que el gobierno de López Obrador fue institucional, menos en el sentido de "equilibrar intereses", aunque el problema de antaño haya sido con frecuencia no salir del clientelismo. Así, en el sexenio que termina a veces el líder colocó no al de más mérito, sino a "su gente", cuando no a la gente de la señora. Lo que se entiende por polarización, aunque empujada por el encono de la derecha, no es ajeno a la comprensión de la adhesión como clientelista: "los Ocean" en Acción Nacional, pero también pifias evidentes y graves como la selección de Juan Ramón de la Fuente, "chapulín" consagrado, porque "la doctora" debe creer que un ex rector es "su gente", como universitario, y sin mayores méritos, por decir lo menos (un pésimo papel en Naciones Unidas, por ejemplo, y otra vez cero evaluación ni rendición de cuentas). Brugada repite y se lleva a "su gente", con apariencia de un giro a "lo popular", pero, atención, sin verdadera promoción meritocrática de gente desde abajo, salvo excepciones no tomadas en cuenta (Adán Augusto López y Andrea Chávez, por ejemplo); no, abundan los casos de "mi gente" decidida desde arriba, que no estuvo exenta de copar y que no hizo nada por impulsar una verdadera participación desde abajo, por lo que, como ha dicho el muy buen historiador Enrique Semo, es "modernización pasiva". Más de uno cayó "desde arriba", por no mencionar en la Ciudad de México "mi gente" de mi época estudiantil. Ha seguido contando no lo que sabes, sino quien ya sabes, y con más de una falta a la honrada medianía. La del hijo del periodista tal vez no sea, parafraseando a Hernán Gómez Bruera, la única "traición en Palacio". No puede tenerse al mismo tiempo clientelismo y meritocracia, y debería llamar la atención lo confundida que está la autodenominada "4T", en la que no faltan quienes creen que meritocracia es cosa del "neoliberalismo". Dicho de otra manera, y a reserva de comparar ciertos sueldos con los de la mayoría de la población mexicana, también es posible tener gente muy honestamente incompetente. 90 % honestidad, 10 % de incompetencia. Es el rumbo de la nueva señora que no parece entender cómo se contradice con frecuencia sin siquiera darse cuenta.

       Parte del problema de clientelismo en el sexenio que termina pasó por los complejos de López Obrador ante ciertos figurones. Como lo sugirió Hernán Gómez Bruera, cuyo número de testimonios es suficiente para pensar en una investigación seria (Traición en Palacio), ser hijo de -como Julio Scherer Ibarra- no es garantía de nada, a reserva de que haya que revisar otras cosas; tampoco ser hijo de Quijano, hijas de Selser, hijo de Dussel, hijos de Pierre-Charles o hijos de Pablo Sandoval.

      El gobierno de López Obrador y el de Claudia Sheinbaum en la capital mexicana jalaron a "su gente" del CEU (Consejo Estudiantil Universitario); la cancillería presionada jaló de la señora a "su gente", las "viudas de la cancillería"; una que otra familia colocó a "su gente" en ocasiones de manera totalmente extraña, como la señora del actual jefe de gobierno de la Ciudad de México; una familia guerrerense heredera de un sindicalista se colocó en el aparato gubernamental y universitario -además de intentarlo en una gubernatura- con privilegios ajenos al mérito real en el trabajo. En el límite, otra familia, aunque no exenta eso sí de méritos, encontró a sus hijas "chapulineando", pues no se puede pasar de cierta secretaría a otra o de un instituto electoral a uno de salud. El familiar de un intelectual simpatizante se hizo de una secretaría. La esposa del escritor se volvió experta en "cultura" como parte de que el primero colocara a "su gente" -hija en ciernes- desde el proyecto de país hasta el de capital. No hubo en todos los casos garantía de trabajo profesional, salvo excepciones, aunque sí "adhesión" no desligada de vínculos personales.

     Si ya está descrita la "mafia" judicial, tal vez alguien se anime a decir algo sobre la "mafia" intelectual, y contra la creencia de que un científico o un académico no pueden ser corruptos, como tampoco un escritor. La creencia de que "una doctora" es garantía de progreso no está probada, y menos que sea "tiempo de mujeres". Si se actuó en el caso Segalmex, en el de Scherer Ibarra ha sido distinto. El problema no está en la adhesión ideológica "de principio", sino en la no erradicación de prácticas clientelistas, de facción y personalistas (para "hacer Historia" y ser retribuido en consecuencia), si bien la "4T" no es "la facción de López Obrador". No está resuelto el problema del uso de dicha adhesión como "pegamento" para las prácticas descritas, y no puede estarlo si la base de la "selección" no es el trabajo bien hecho y el mérito en él, y no lo que se entiende -mal- por "política"., salvo que se crea que ésta es de lealtades muy personales La nueva señora ya está en lo mismo, en más de un aspecto, y encima mandando a gente profesional (como Omar García Harfuch o Ernestina Godoy) a "hacer política". Igual se sigue cojeando del mismo pie porque se lo cree parte de "la idiosincracia" local, en éso de acordarse de los amigos, así sea con cierta frecuencia amistad instrumental. Tampoco hubo quien le dijera al presidente que ser maestra no es garantía de saber de gobierno, como lo muestran Delfina Gómez en el estado de México o Leticia Ramírez en Educación Pública. Cultura brilló por su ausencia en un gobierno con algo de "Atlántida". Por cierto que la oposición ni se inmutó, más preocupada por quitarle lo frontal al presidente y meterse a la mala con su familia. No es "polarización": son políticas de facción sin los equilibrios que a través del Estado garantizaba el antiguo régimen (da click en el botón de reproducción).



jueves, 18 de abril de 2024

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la menor justicia en México (El cártel Judicial). ¿De qué debe ser "independiente" el poder judicial? No del Estado, del que forma parte, por lo que debiera primar el interés público sobre los intereses privados o de facción. No es el caso, comenzando por la parte de juzgadores que sirven al crimen organizado.

        Los ex ministros de la Corte cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador no han seguido el ejemplo de la ministra Lenia Batres. A través de grandes sueldos y de fideicomisos, los juzgadores tienen privilegios insultantes, y no se justifica que, de no tenerlos, puedan corromperse. Los tienen y se corrompen. Lo segundo es la frecuencia del nepotismo en el aparato judicial. A raíz de medidas tomadas en 1995 con el presidente Ernesto Zedillo y secundadas por su funcionario Esteban Moctezuma, entonces secretario de Gobernación  (además una presencia inexplicable en un tramo del gabinete de López Obrador), se facilitó la designación de juzgadores "a dedo" (a través del Consejo de la Judicatura), lo que no podía sino dar en una gigantesca corrupción, incluyendo la presencia en el poder Judicial de gente que de leyes no sabe mayor cosa.

      Es cierto que se modificó la Constitución en el actual sexenio para hacer del poder Judicial algo meritocrático, y que se decretó la creación de la Escuela de Formación Judicial, desde 2021, para que hubiera concursos de oposición para poder acceder a plazas de juzgadores. Sin embargo, llegó la trampa con redes de tráfico y comercialización de los exámenes de los concursos de oposición, por cierto que a cambio de sumas exorbitantes. En estas condiciones, si bien hay una minoría de excepciones, el aparato Judicial mexicano sigue en la corrupción. Si, como se dice coloquialmente en México, se le "saca la vuelta" al concurso, el primer lugar en el que se viola la ley es...el aparato Judicial. No es seguro que se trate de agregar instancias, si bien la Agencia Federal Anticorrupción que aspira a crear la actual candidata oficialista Claudia Sheinbaum parece querer ocuparse sobre todo del problema de la adjudicación de contratos. Simplemente correspondería hacer efectivo el criterio meritocrático y encontrar la forma de penar muy gravemente a quien lo viole. De paso, el aparato Judicial debiera suprimir distintos privilegios para que prime la vocación de servicio sobre el ánimo de hacerse de prebendas.

         Sobre la base de la corrupción existente, el poder Judicial está malamente influido por la "política" -la facciosa- y por el mundo mediático. Así, si resulta cierto y comprobable que la presidente de la Corte, Norma Piña, se reunió con líderes de partidos políticos de oposición, no queda claro en qué quiere la oposición que el poder Judicial sea independiente. El mundo mediático pone su parte: después del escándalo armado hace algunos años por el paso del "socavón exprés" en Cuernavaca (un tema que interesaba sobremanera por ejemplo a la periodista Carmen Aristegui), ni importó en lo más mínimo que la ministra Lenia Batres fuera dejada sola en la Corte por la renuencia de otros ministros a sancionar a un culpable del hecho. No se trata de defender a Batres o al ex ministro Arturo Zaldívar, sino de mostrar lo siguiente: si cada quien entiende el aparato Judicial como lugar para "su gente", cada facción se hará pasar por el "interés de la Justicia" y no verá en la otra sino "puros intereses mezquinos", sin que ninguno pueda reivindicar el interés superior del Estado. Es la pura parálisis. Se retomará el tema, puesto que ya despuntó con Sheinbaum: mientras algo tan vago como "el pueblo" sea el "pegamento" de la izquierda, y no el trabajo (es decir, la base de la meritocracia), no puede evitarse el amiguismo, el favoritismo y otras prácticas que, a fin de cuentas, perjudican a quienes ponen la honestidad por delante. Como sea, trabajos como los distintos de J.J. Lemus, independientes, de alguien que fue víctima de la bajeza de la familia Calderón Hinojosa (Acción Nacional), pero que por igual han denunciado al fiscal Alejandro Gertz Manero, merecen reconocimiento. Va otra vez, así, muy feo (da click en el botón de reproducción).



martes, 16 de abril de 2024

EL PAÍS, A UN SEXENIO DEL KÍNDER

 Ayotzinapa es una "causa" de los libertarios para terminar diciendo, como lo hizo en su momento el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, que hubo un "crimen de Estado". Encinas está hoy en el equipo de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum, que no para de reivindicar su herencia del 68, como acaba de hacerlo en un podcast con Epigmenio Ibarra, "un gran hombre". Ibarra supo encontrar en el destrampe de Argos la feliz coincidencia de grandes poderes económicos y del libertarismo: es a lo que se dirige quien se hace llamar en el podcast "Sheinboom" (!), hace videos al estilo "Friends" (con el "equipazo": Clara Brugada, Omar García Harfuch y Ernestina Godoy) y le da "amor y paz" al "pueblo" ("Amor con amor se paga", en el estilo OV7). En su podcast con Ibarra, Sheinbaum vuelve sobre la "onda": haber "terminado con los dogmas", lo que significa haberse lanzado al pragmatismo, haber abandonado toda teoría, estar cerca de hacerlo con cualquier capacidad de abstracción, dedicarse de lleno a la mercadotecnia, haber perdido todo sentido de Estado -el que le quedaba al presidente Andrés Manuel López Obrador, no demasiado- y estar por terminar de rematar a la nación.

        Encinas no terminó con el asunto Ayotzinapa y Sheinbaum ofreció que, de ser necesario, seguirá con el caso. López Obrador conoce algo bien al "pueblo", por lo que hace rato dejó establecido que ya se sabía a grandes rasgos lo ocurrido en 2014 con los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, que no se trataba de seguir embistiendo al ejército, si bien algunos militares estuvieron involucrados en el caso, y tampoco de prolongar la manipulación de los padres de familia de los muertos, sobre todo por quienes insisten en el descrédito de las fuerzas armadas. No hay motivo -contra lo que dice Sheinbaum- para que el priísta (del PRI, Partido Revolucionario Institucional), Jesús Murillo Karam, no vaya a terminar de purgar su pena en prisión domiciliaria, a la que tiene derecho por ley, habida cuenta de la edad y algunas enfermedades de cuidado. Nadie saldrá a defender a Murillo Karam, quien entendió muy bien, según lo expresó al ser detenido, las reglas vigentes del sistema: la necesidad de un chivo expiatorio, mientras un juez deja en libertad a más de un criminal involucrado en el caso.

       El "mal gobierno" requiere de un "buen pueblo", así que es irrepetible lo que sugirió Murillo Karam para no herir susceptibilidades de los padres de los normalistas. Este "buen pueblo", entiéndase que no todo, no está exento de recurrir a prácticas erróneas: tal vez por ello lo que más lamente López Obrador sea cómo gente "de pueblo" fue a "huachicolear" a Tlahuelilpan hasta que el ducto estalló y dejó un reguero de muertos. Parte del "pueblo" sabe servirse de su lugar de víctima para extorsionar.

     La Alianza Mexicana de Transportistas (Amotac) ha hecho 20 denuncias  por robo de vehículos de carga y hurto de combustible que desemboca cerca de la normal de Ayotzinapa. No hay manera de mencionar que el secuestro de transporte, de distinta índole, es un delito, y que los 43 y otros se habían tomado alegremente autobuses a costa, nótese bien, de los chóferes, que son gente de pueblo y que trabaja, por lo que uno, harto, encerró a normalistas en un camión. El otro riesgo es el de tomarse un transporte con una carga equivocada, de droga, por ejemplo. Los normalistas han seguido tomándose transportes: aunque éstos están asegurados, a los chóferes como sea les cobran dinero, por ejemplo por los deducibles. Según la denuncia reproducida por Quadratín Guerrero, si la carga cuesta 700 mil pesos, por ejemplo, el deducible es de 150 mil pesos.

       Hecho poco conocido, el delito en el estado de Guerrero ha ido a la baja, también según el portal de Quadratín Guerrero, por lo que la entidad federativa ha bajado al octavo lugar en homicidios dolosos, incluyendo el puerto de Acapulco. Casi la mitad de los homicidios dolosos se concentra en un puñado de entidades federativas en las cuales, salvo excepciones, "gobierna" la oposición, o gobernaba hasta hace poco (como el estado de México): Guanajuato, Chihuahua y Jalisco, junto con Baja California y Michoacán, sin negar tampoco la influencia jalisciense en el clima de violencia en algunas partes de Michoacán. Enrique Alfaro, "el amo de Jalisco", es un gobernador de Movimiento Ciudadano ligado al crimen organizado. Y el partido Acción Nacional (PAN), de derecha, que amedrenta a periodistas en Querétaro (como ocurrió con Vicente Serrano), tiene una irrefrenable vocación por la delincuencia (Guanajuato y Chihuahua), que se repite en algunas alcaldías, si bien no todas, de la Ciudad de México. Las cifras de Guerrero, un estado poco amable por herencia colonial terrible, son de 2024.

     Así las cosas, puede ser. Los estudiantes normalistas no eran ajenos a actividades delictivas, pero el tema es tabú, pese a que estas actividades prosiguen y dañan a la gente de pueblo que se gana la vida con su trabajo, no lucrando con tragedias. Dicho sea de paso, los delincuentes narcotraficantes y los policías municipales que participaron en los hechos de "la noche de Iguala" son tan gente "de pueblo" como los normalistas: no es lo que ocurre cuando hay un "crimen de Estado", sino cuando el Estado no ha estado presente o ha dejado de estarlo, por lo que ya no queda ningún interés público, como el de la seguridad, sino apenas intereses particulares de facción. En el informe de Encinas, resulta que el gobierno (autoridades federales y estatales) fue "omiso y negligente", lo que no hace sino confirmar la ausencia de Estado, sin excluir una buena dosis de interés de facción, aunque, según la costumbre priísta, se diera y se tuviera un aspecto institucional (por cierto que Enrique de la Madrid es menos de mala fe, aunque no le falte un lado cínico, que el líder oficialista Mario Delgado, que no entiende de economía y se cubre metiéndose con "el papá de Enrique", una bajeza). El informe de Encinas concluyó en 2022 "que no hay indicio alguno de que los estudiantes sigan con vida". Hay indicios, como es habitual, del "ya me cansé" de Murillo Karam y de que no faltará el taxista "de pueblo" que jure que su compadre vió a los 43 en el Campo Militar no. 1. En fin, que canciones para Sheinbaum ya hay varias, y tal vez falte ésta de algún fan (da click en el botón de reproducción):



domingo, 14 de abril de 2024

LAS BUENAS CONCIENCIAS

 Dejemos de lado el legalismo formal para capear el temporal internacional y dar la apariencia de estado de derecho, procediendo a otro engaño con una finta: la Justicia ecuatoriana, o lo que parece tal,  resolvió a través de un tribunal que la detención del ex vicepresidente Jorge Glas en la embajada mexicana en el Ecuador fue "ilegal" y "arbitraria", y que correspondería la "inmediata libertad", si no fuera porque tiene otros procesos pendientes, por lo que debe continuar preso en la cárcel de La Roca. Se trata de procesos anteriores (casos "Odebrecht" y "Sobornos"), que ameritarían ocho años de cárcel, por lo que Glas, que ya tiene cinco, debe cumplir con todavía cerca de tres. Los casos mencionados tan no se sostienen que Glas ya estaba en libertad cuando se le fue a inventar el asunto del terremoto de Manabí. De alguna manera, se reconoce lo que está internacionalmente en el aire, en el sentido de que Glas debe volver a la situación previa a la de su captura en la sede diplomática mexicana, y se trata de salvar la cara (incluso ante el hecho de que la ley nacional ecuatoriana no permite el allanamiento de sedes diplomáticas), pero manteniendo una persecución absurda contra Glas, puesto que los dos casos mencionados se desvanecieron. Hace rato que los culpables de haber fabricado el caso -llegando a sembrar un pendrive - hablaron, como lo hizo Dalo Bucaram, por cierto que en un gesto raro para un latinoamericano, ya que en América Latina no suele darse el arrepentimiento, sino la creencia en el "genio y figura, hasta la sepultura".

       El resultado puede parecer contradictorio: Glas es inocente, por lo que debe seguir en prisión. Desde cierto punto de vista, es de lo más comprensible: Glas es tan inocente que se conduce con rectitud donde muchos consideran que es garantía de no llegar a ningún lado, por lo que es preferible "tener intereses" y no ver más que por uno mismo (y la familia y el grupo), así haya que pasar por encima del prójimo para obtener algún beneficio. Es el "sentido común", "folclore de la filosofía", que indica servir al poder, servirse del poder, tener su parte de reparto en "la patria del tongo" -como la llama Glas- y "hacer como todos": si la rectitud diera frutos, Glas no estaría en La Roca ni el ex presidente Rafael Correa asilado en Bélgica, por no perseguir "sus intereses personales" sino por creer en "abstracciones" características de gente "idealista", del tipo "la patria" o el "bien público", cosas de ilusos en el seguramente existente monólogo interior de más de uno. No se trata de gente improvisada, ni inexperta, ni inconsciente, sino que en algún momento decidió jugar a las escondidillas con su conciencia y creerse que el engaño es lo normal. En suma, es gente que se cree normal, que cuida sus intereses y las comodidades que resulten del reparto y de posicionarse adecuadamente, y que encuentra ocioso y pérdida de tiempo -o franco riesgo- valores como los de Glas o Correa, para el caso, "desviados" y que dudosamente escaparían a la "norma": posiblemente no sean más que gente ordinaria que también sigue "intereses" y busca beneficios personales, por lo que se está en plena disposición de creer que, después de todo, "ellos también", puesto que "son humanos" y "falibles". Si no estuvieran cuidando "intereses", no se asilarían en Bélgica o no buscarían asilo en la embajada mexicana. El poder no se equivoca, y tiene razón incluso cuando necesita fabricar algo para garantizar la normalidad: si Glas, por ser inocente, quedara libre, la norma sería otra y tendrían que ser socialmente señalados como "desviados" quienes se convencen o buscan convencer -desde el mundo mediático o desde el aparato Judicial- de que Glas o Correa son capaces de cualquier trapacería. Como somos "falibles" y "humanos", en realidad todos "lo" hacemos, porque es el camino señalado para "ser alguien" -en algo mediático, por ejemplo- o para "tener" -en las recompensas al mundo Judicial. No queda claro, si todos somos iguales en esta "naturaleza falible", en nombre de qué gente como Correa se toma la libertad de hacer ciertos juicios de lo más "tontos", propios de un "don nadie" que no sabe de realismo ni de "intereses".

       La nueva "idea" es que Glas debe seguir en prisión porque tiene dos casos por los cuales había conseguido libertad provisional. El asunto es, en primer lugar, de las buenas conciencias que tan bien retratara en una novela del mismo nombre el escritor mexicano Carlos Fuentes, así que vamos a "esconder el muertito"; no arrepentirse, aunque Abdalá "Dalo" Bucaram diga que es una forma de aprender, porque no interesa ningún aprendizaje sino cuidar intereses, manejar la imagen y no correr ni el más mínimo riesgo; y si de intereses se trata, además de los que tuvieron los Bucaram, utilizados contra Glas por el presidente Lenín Moreno (quien hizo fabricar el pendrive a ser sembrado), es normal que, en un asunto de petróleo, Estados Unidos los tenga en hundir a Glas, generador de una matriz energética ecuatoriana proclive a la soberanía e incómoda. La resolución más reciente sobre Glas es otra vez propia de la malicia para buscar un arreglo internacional "que satisfaga a las dos partes" (México y Ecuador), puesto que Naciones Unidas llamó como Estados Unidos a una conciliación que seguramente cuente con el olvido.

       De hecho, pese al ademán histriónico ecuatoriano de indignación por lo dicho por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, en el Ecuador no se ha hecho mayos esfuerzo por terminar de aclarar la ejecución del presidenciable Fernando Villavicencio, que presenta algunas similitudes con la del presidente haitiano Jovenel Moise: luego de que la mayoría de los sicarios participantes fueran asesinados, los policías que custodiaban al candidato temen por su vida y no han asistido a las citas con la Comisión de la Asamblea destinada a investigar el caso: "se está viendo poco interés en esta investigación de parte de toda la Policía Nacional", constató según el portal Primicias la asambleísta Viviana Zambrano. Y éso que presuntamente se conoce a los autores intelectuales. Nada que hacer si "los intereses", muy terrenales, dictan que es preferible no encarcelar culpables (tampoco Moreno ni Bucaram hijo, para no hablar del presidente Guillermo Lasso). El mensaje social es que la rectitud es una conducta punible y "tonta" y que delinquir puede resultar en impunidad y hasta en facilidades para fugarse, como las obtenidas por el narcotraficante Fito Macías.

 (da click en el botón de reproducción).






viernes, 12 de abril de 2024

EL BIYEYE

 El poder Judicial en México no es independiente, a reserva de lo que se entienda por "independencia", porque es parte del Estado, y, en este sentido, no puede actuar contra él, es decir, contra el interés público que es, también, el de cada ciudadano, cualquiera sea su condición. Dicho lo anterior, se entiende que el poder Judicial es público y, por ende, que no privilegia intereses privados: sin embargo, lo primero que suele entenderse en México del poder Judicial es un mensaje y un precedente de que cualquiera está expuesto a una arbitrariedad, a la incertidumbre y, a fin de cuentas, al desamparo, porque se suelta dinero para comprar la voluntad de un juez, sujeto así a un interés particular. La Justicia se dirime en la "correlación de fuerzas" entre particulares y no en la interiorización de un interés superior en el que no se cree más de que manera ceremonial durante unos instantes la noche del "Grito" y en algún anuncio sobre sabrá Dios qué "grandeza mexicana".

       El aparato Judicial no es así algo como una Virgen Inmaculada, y se dedica a paralizar toda verdadera impartición de Justicia, enturbiándolo todo, también. ¿Alguien sabe y puede probar que Rosario Robles, acusada por la llamada "Estafa Maestra", es inocente o culpable?¿O que lo es Emilio Lozoya?¿Por qué no hubo nunca manera de proceder contra Isabel Miranda de Wallace?¿Cuál es la dificultad de reconocer que con Florence Cassez no hubo ni orden de aprehensión?¿Cómo puede seguir preso por casi dos décadas Israel Vallarta sin que haya realmente nada que lo inculpe?¿Por qué sigue presa Brenda Quevedo?¿Por qué puede existir un expediente tan burdo como el del caso Colosio? Si algo llama la atención, es, además de la tendencia a fabricar culpables (como incluso el extinto presidente Luis Echeverría Álvarez) o chivos expiatorios, llegando al linchamiento, la facilidad con la que más de uno queda impune. El actual sexenio no remedió nada, ni siquiera con las promesas del que fuera presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar. Tampoco es entendible qué ha estado haciendo el Fiscal Alejandro Gertz Manero, más allá de algunos arreglos personales. El asunto llega lejos, porque involucra una relación con la justicia que no habla bien de otros sectores de la sociedad: la ministra Yasmín Esquivel demostró su inocencia ante la acusación de plagio (no la demostró en cambio en la universidad Anáhuac), pero la universidad pública optó por el engaño: hacer creer en un asunto "ajeno a la política" -la Academia Inmaculada- para buscar darle un sesgo político (¿no hubo manera de darse cuenta de que un magistrado involucrado ocupa un alto puesto en la Fundación universitaria?) y salir luego con otra finta, la de alegar no querer ser "parte de un juego político" para brindarle una salida "política" a Xóchitl Gálvez, candidata opositora. Se debe suponer así que "ser realista" es ser "político" -es decir, hacer juego de facción y personalista- y que creer en la justicia es propio de "idealistas" o asunto que se debe dirimir en el otro mundo, porque en éste se trata de sobrevivir y ambicionar con malicia.

       La señora presidente de la SCJN, Norma Piña, decidió violar la ley -dando cabida a una denuncia anónima sin pruebas - y que no quedó bajo reserva- para investigar a Zaldívar y colaboradores suyos, que con frecuencia actuaron a favor del actual gobierno: el problema no está en saber si fue así, porque no se trata de un asunto de facción, sino en poder demostrar que se violó la ley, salvo que entremos en otro terreno: un lópezobradorista violó la ley, por lo tanto todo lópezobradorista es un "político" violador de la ley, y la ley es tan lo de menos que tampoco se rebela la opinión pública o la oposición por el hecho de que la señora Piña viole la ley. La actuación legal es nada más el lugar en el cual hurgar para encontrarle al otro el flanco débil para poder maniobrar: si no es asunto político, es decir, de grupo, ¿por qué se toma por blanco un conjunto de juzgadores más bien favorable al gobierno? Si bien Zaldívar respondió señalando correctamente que Piña violó la ley, no es seguro que todos los casos convertidos en blanco -o más bien, flanco- no sean débiles, ciertamente, ya que conductas como la de Netzai Sandoval o en mucho Julio Scherer Ibarra no se han destacado por ser de lo más limpias. Desde luego que no es difícil sugerir que la conducta de Piña es más "política" -de facción y personalista-, ahora que Zaldívar está en el equipo de la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, que judicial, es decir, que apegada al interés público. Se trata de un interés particular. Terminará si la autodenominada Cuarta Transformación logra demostrar que responde al interés público y no al particular, por lo que tampoco tiene caso poner la elección de ministros de la Corte, etcétera en manos del "pueblo". La respuesta no debiera ser de facción o personalista, en este caso , en el hacer creer que "lo justo de la causa del pueblo" amerita seguirse con privilegios (como los de la ex ministra Olga Sánchez Cordero o los del mismo Zaldívar, que tiene más prisa en seguir a Taylor Swift que en seguir el ejemplo de la ministra Lenia Batres). Desafortunadamente, lo montado por Piña y su "anónimo" no dicen cualquier cosa, menos al aducir tráficos de favores o influencias en nombre de causas como las "afirmativas" o las de las mujeres. Sheinbaum ha propuesto -mientras la oposición no dice nada- reformar el poder Judicial: queda por ver si es posible y si, de paso, se puede terminar en la izquierda con comportamientos que creen que estar "del lado correcto de la Historia" (éso lo dice Obama) merece ser recompensado con privilegios y con licencias para conductas de facción y personalistas iguales a las de la oposición. (da click en el botón de reproducción).



miércoles, 10 de abril de 2024

QUE SIGA LA FARRA

 Cada país de América Latina hace como puede con su herencia colonial. Durante la Colonia, a falta de metales preciosos, el Ecuador tenía fama de ser lugar de "conquistadorcillos amotinados por falta de botín", es decir, sin mucho esplendor, pero con pretensiones bravas.

       Hace poco, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, estuvo de viaje por España. El rey de este país le prestó su coche y Noboa se fue a un restaurante japonés en Madrid, con escolta y amigos. A la salida, apareció el señorito que más de un ecuatoriano pretende ser, así que Noboa, magnánime, empezó el escándalo lanzando billetes al aire y prosiguió con un estrenduoso "llévenme de farra, llévenme de farra" (parranda), en estado etílico, que duró hasta altas horas de la madrugada, ante la mirada atónita de los escoltas españoles. Noboa el magnánime, el de la compra de voluntades, el del reparto, se creyó así con licencia y autorizado a hacer "lo que le diera la gana", clásica reivindicación del señorito en su modo de entender el libre albedrío.

       Como resultado, el Ministerio de Exteriores español protestó ante la embajada ecuatoriana en España, pero el escándalo se tapó. Nada impropio de un señorito (no ajeno al histrionismo costeño), pero sí ajeno a la etiqueta diplomática. Pareciera que Noboa se sintió con investidura de virrey de Audiencia y sacó el típico comportamiento de indiano perulero. Nada más le faltó terminar haciéndose estafar por alguna dama madrileña. Por si se cree que Noboa no es un magnate improvisado, sacó el abolengo del indiano en la Corte.

      Al poco tiempo, como si fuera parte del chuchaqui (cruda, en el argot ecuatoriano), el magnánime que lanzaba billetes al aire en Madrid pasó a justificar una conducta miserable, pero también otra licencia o autorización: no nada más de entrar en la sede diplomática mexicana, sino de secuestrar en ella al ex vicepresidente Jorge Glas, ya para ese momento asilado, para rebajarlo como al peor de los delincuentes, o más, siendo que Glas es inocente y se puede probar. Era necesario autorizarse otra de hacendado -humillar a quien no la debe- y darse la licencia de ostentarse con derecho al trato más miserable, puesto que de humillar se trataba. Otra vez la gran altura y la bajeza: "majestad y pobreza", hubiera dicho el escritor ecuatoriano Jorge Icaza. Bajeza porque quien quiera ver puede enterarse de que Glas no se ha llevado ni un quinto, así que era necesario demostrarse y demostrar que, como dijera algún personaje de "la oposición silenciosa", "nada bueno queda sin castigo", puesto que, supuestamente, en el lodo estamos todos. ¿No acaba de estarlo el presidente en Madrid? Para ésto se bebe en el Ecuador, como se "echa relajo" en México pasado cierto límite: para que, en la farra, no quede alma libre de corrupción. ¿Nobleza del pueblo ecuatoriano?¿En los chaquiñanes (a la vereda del camino)?¿Con los indios votando por Noboa y llevando al señorito al triunfo? Más de un servil tiene que mostrar que, quiéralo o no, "todo el mundo" está forzado a serlo. Siervo perulero del rey de España, siervo de Noboa. Es así que se recita que Glas es "obviamente" corrupto: todo el mundo lo es, pero hay unos con más malicia que otros para salir del agua sin mojarse, impunes, y agua es mucho decir. Para que lo sepa el lector, el ecuatoriano promedio tiene pésima fama cuando va en busca de mejor vida a otro país: detrás de una aparente timidez o del silencio, acecha el conquistadorcillo listo a permitirse alguna bajeza creyendo que, porque se la autoriza, es "alguien", y de altura.

        Este es, eso sí, el decorado. El resto lo arreglan un par de ministras con "la embajada" en el norte de Quito, capital ecuatoriana, como la fiscal 10/20 se complace en fotografiarse con "el embajador". (da click en el botón de reproducción).



ESCOGER ENTRE INCONVENIENTES

 De acuerdo con el periodista Hernán Gómez Bruera, en Traición en Palacio,  Julio Scherer Ibarra aprovechó entre 2019 y 2021 su cargo de con...