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sábado, 25 de septiembre de 2010

ANGELINA, BRAD: !QUEREMOS DIVERSION!

El 17 de noviembre de 1989, en plena "revolución de terciopelo" en Praga, capital de la entonces Checoslovaquia, una furibunda y mortífera policía comunista, roja de enojo más que de adoctrinamiento, cargó contra una multitud de lo más pacífica y un muchacho, un humilde estudiante (al que su mamá prohibía asistir a manifestaciones), falleció a consecuencia de la golpiza recibida. Se pudo reconstituir que el estudiante fue atacado tiempo después de haberse retirado del lugar de los hechos. El 19 de noviembre siguiente, todo Praga era indignación, un hervidero. Para colmo, en esas mismas fechas una enloquecida televisión oficial pidió que el estudiante, Martin Smid, para ese momento ya muerto, se presentara ante las cámaras, pero en calidad de vivo y de probable indiciado. Meses después, todavía había flores y velas en el rinconcito (oscuro, no por algo poético) donde cayó fulminado Smid, quien, 20 años después, ejercía tranquilamente como matemático y músico, declarando que todo había sido una "jugarreta de la Historia". ¿Para qué asombrarse? Es el país de Kafka y francamente no se ve un motivo por el cual un estudiante no pueda ser músico y matemático -para felicidad de su mamá- dos décadas después de que los comunistas lo hayan matado salvajemente.
Cuando cayó Ceausescu en Rumania (cayó muy feo, de un helicóptero que fue detenido para impedirle la huida al dictador sanguinario y vampiresco o vampirescu, como se prefiera), la muy temible Securitate, la policía secreta del tirano que intentó salir volando, reprimió a una multitud en la ciudad de Timisoara, en una región con una importante población de origen húngaro. Timisoara, ciudad mártir, estuvo, está y estará para siempre en la memoria de Occidente. La televisión occidental, en efecto, mostró fragmentos de la carnicería, cadáveres en algo así como un descampado. No pudiendo salir por cuenta propia del cementerio, los cadáveres fueron llevados y acompañados por un cuidador del lugar hasta el descampado en el cual esperaban ya el arribo las cámaras occidentales. Luego de la filmación y de un una probable "ayuda" para el cuidador del camposanto, los cadáveres volvieron a sus tumbas, seguramente felices por haber pasado a la Historia (con mayúscula) como héroes y mártires de la brutal represión de la pareja Ceausescu y sus esbirros. Los asesinos ni tiempo tuvieron de actuar.
No hace mucho, Georgia bombardeó a Osetia del Sur, en el Caúcaso ex soviético, y se mostraron fotografías de un hombre salvajemente asesinado, mientras una mujer y otros parientes sollozaban o levantaban incluso los brazos al cielo, como pidiendo una explicación. Tan pronto como cayeron resignados los brazos ya mencionados, la explicación vino del muerto, que siguió haciendo extraños movimientos luego de que los fotógrafos occidentales se fueron del lugar. Presumiblemente, terminada la sesión fotográfica el muerto hubiera podido regresar a su casa, si no hubiera estado de verdad en ruinas, y no por cosa de Putin, sino del presidente georgiano que en pleno combate se comió su corbata (es verídico, no un capítulo más de la excelsa biografía de Gerald Martin sobre Gabriel García Márquez, el famoso escritor del país donde las cautivas salen de cautiverio perfumadas y limándose las uñas).
El líder serbio-bosnio Radovan Karadzic, entregado a Occidente y que empezó declarando, ya capturado, que Estados Unidos le había garantizado protección, por boca de Richard Holbrooke, tiene varios defectos, a cual más grave: además de ingenuo o algo peor, es serbio, psiquiatra y poeta (algo así como un "combo" de defectos). Ahora que lo están juzgando, este loco de remate mostró ante sus jueces occidentales lo siguiente: en uno de los ataques a civiles indefensos, hambrientos y friolentos en el mercado Markale de Sarajevo, sito en Bosnia-Herzegovina, se ve cómo, antes del ataque, un tipo siembra fragmentos de piernas artificiales en el lugar, y luego otro se trae unos cuerpos en bolsas de plástico, seguramente cuerpos muertos, al menos que algún bosnio-musulmán haya aceptado un transporte de tan baja ralea y directo a la muerte. Luego de lo anterior, hubo una explosión atribuida a Karadzic y pretexto para una andanada de bombardeos contra los serbios. Por cierto, Naciones Unidas, que tenía a "cascos azules" en la zona (no se sabe si gays, como los "cascos azules" holandeses, objeto de crítica del Pentágono estadounidense), siempre dijo que no era posible establecer que los morteros que atacaron Merkale vinieran de una zona serbio-bosnia y no musulmano-bosnia. ¿Las pruebas de Karadzic, pruebas en vídeo? Denegadas. Si un musulmano-bosnio siembra pedazos de piernas artificiales, es MUY lógico pensar que un desquiciado (o sea, un serbio) siembre pruebas ante jueces occidentales aterrados.
Afortunadamente, Angelina Jolie, embajadora de buena voluntad de Naciones Unidas en Sarajevo, hará una película sobre Bosnia, con la joven, sorprendida y feliz actriz bosnia Zana Marjanovic: según Jolie, será una historia en nada "política" (!puah!), sino una historia de amor entre un serbio y una bosnia. La verdad, los pueblos de Europa Oriental (incluyendo a los serbios que terminaron vendiendo Kosovo, lugar al que alguna vez fue la invaluable embajadora de la paz, Salma Hayek, para diversión de las tropas estadounidenses) se merecen éso y más.
Un beso de Top Cruise, por ejemplo. ¿O qué no es Top?

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...