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jueves, 28 de julio de 2011

Que se desayuna y que se indigna...

Los noruegos dicen no entender qué pudo pasar en su país, tan pacífico, para que alguien como el joven Anders Behring Breivik perpetrara los atentados recientes en Oslo, capital noruega, y la no muy lejana isla de Utoya. Primer asunto: ser escandinavo no es llevar pacifismo en la sangre, ya que Noruega es miembro fundador de la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (cuyo líder actual es un danés), desde 1949, y el país del norte de Europa estaba participando con varios cazas en los ataques contra el gobierno de Kadafi en Libia, aunque Oslo señaló recientemente que reduciría el número de aviones en combate y se retiraría de las misiones, porque se extienden demasiado. Segundo asunto: hace poco más de un par de años, un joven de 22 años se metió a una escuela en Finlandia, disparó y mató a 10 personas, en lo que fue el segundo atentado de este tipo en el otro país nórdico.
El abogado del "terrorista" noruego sostiene que su cliente está "loco": tanto que, parece, esperaba ser capturado de inmediato. Además, Anders Behring está tan de atar que dice que no está loco, que se defenderá y que Europa le agradecerá lo hecho dentro de unos años. La verdad, el noruego asesino se comportó como quien lee columnistas occidentales, suplementos dominicales, revistas mensuales y otros medios en los cuales se dice exactamente lo mismo que alegó el loquito. Por ejemplo, que el marxismo es culpable de 100 millones de muertes. ¿El noruego se leyó a Robert Conquest, la historia de la China comunista de Chang y Halliday, algún texto de Solzhenitsyn y artículos de quienes repiten por doquier sin verificar nada, con tal de complacer y no asumir ninguna postura propia? El discurso contra el Islam parece sacado de Samuel Huntington, ya fallecido, que metió a medio mundo en el cuento del "choque de civilizaciones". Y lo del multiculturalismo, está a debate. Más que un lobo solitario, Behring Brievik pareciera haber cursado relaciones internacionales en una Facultad cualquiera de ciencias políticas en Occidente. Si está loco, no hizo más que expresar lo sicóticos que se encuentran los intelectuales occidentales, convertidos en "think tanks" y no en buscadores de alguna verdad. A Fidel Castro, Behring lo trató de "terrorista y asesino de masa", antes de ir disparar a Utoya y causar sus destrozos en Oslo. Por favor: entiéndase que el noruego Anders "Bacalao" Behring mató a otros noruegos por su bien, que es lo mismo que hace la OTAN en Afganistán o Libia. Porque salmón que se duerme...Anders prefirió ponerse muy, muy indignado.
Europa se traga a los islamistas que Estados Unidos quiera. En cuanto a Barack Obama, presidente estadounidense, apenas ocurrió lo de Noruega, insinuó que el islamismo estaba detrás de los hechos. Nadie lo ha acusado de nada ni se le ha asignado abogado defensor, ni siquiera por haber declarado casi que Al-Qaeda se metió a la isla de Utoya, aunque oficialmente los servicios de "inteligencia" estadounidense hayan dicho a las pocas horas lo que ya se sabe: no queda gran cosa de Al-Qaeda.
Resulta que Behring Brievik parece haber hecho con algunas lecturas lo que la señorita Amy Winehouse con drogas y alcohol.
Ni siquiera los islamistas sensatos se creen las conspiraciones por doquier. Geidar Jemal, jefe del Comité Islámico de Rusia, sostuvo recientemente para Pravda que no cree en ninguna conspiración sionista, así sea importante el lobby judío en Washington. Lo que Jemal cree es que Estados Unidos, con tal de no aceptar las consecuencias de que reviente la burbuja financiera y de no perder nivel de vida, es capaz de lanzar una tercera guerra mundial. Nada más que Jemal no piensa en un apocalipsis, sino en una guerra "dosificada", que Estados Unidos iría sembrando un poco por aquí y por allá mientras crea no perder el control. "Guerritas controladas": es lo que hace Estados Unidos, efectivamente, desde Libia hasta Afganistán. Los locos que actúan solos quedan a cuenta de sociedades escandinavas -como la noruega, o la danesa y la finlandesa- que podrían ser menos fariseas, léase hipócritas.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...