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jueves, 15 de septiembre de 2011

BACK TO BLACK

Uno se puede creer el cuento del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a condición de no ver que hay algunas diferencias sustanciales entre la Federación Rusa y los demás: Rusia no es un gigante demográfico con cientos de millones de personas en la miseria (caso de China e India), y es por otra parte una potencia tecnológica y militar (no es el caso ni siquiera de China en el BRICS). Hasta ahora, no ha surgido nada multipolar, como no sea en la cabeza de algunas agendas de organismos internacionales.
Lo que viene es muy probablemente una nueva crisis económica de envergadura, sin que haya motivo para que Estados Unidos cambie de manera de proceder, pasándole la factura a otros. A la par de esta crisis, el derecho internacional se está desmoronando sin que nadie dé la cara por él, como si ya fuera normal vivir sin ley. De hecho, Estados Unidos y los ricos del mundo encontrarán perfectamente normal vivir sin ley mientras esto signifique ganar en la otra ley, la del más fuerte.
Lo ocurrido en Libia y la presión contra Siria son derrotas estratégicas para Rusia, según lo afirmó hace poco Viacheslav Titiokin, miembro del Comité Central del Partido Comunista de la Federación Rusa, en entrevista que reproduce el blog CCCP de Josafat Comín. Lo son porque Estados Unidos está incrementando su control del Mediterráneo, clave para las maniobras occidentales envolventes contra Rusia. Nadie le pidió a Moscú defender a Kadafi, pero sí era posible defender el derecho internacional, y no se hizo.
Tampoco se hace en Rumania, donde, según lo ratificado en un acuerdo del 13 de septiembre, con motivo de la visita del presidente rumano Traian Basescu a Washington, para el año 2015 debe estar desplegada en suelo rumano la parte que le corresponde del escudo antimisiles. Este despliegue incluiría buques de guerra y, de ser así, sería en abierta violación de la Convención de Montreux, que prohibe que barcos militares de países no ribereños del Mar Negro estén por más de un tiempo mínimo en ese mismo mar. Rusia, además de no protestar por el desafío a la ley, todavía sale con que puede tolerar un escudo antimisiles en Rumania, mientras no sea en Polonia. El argumento es ridículo: el escudo ya se ha puesto a andar en suelo polaco y Polonia debiera tener entonces en el año 2018 misiles balísticos.
Turquía ratificó por su parte tener un radar de alerta temprana que estará en la provincia de Malatya. Algunos funcionarios rusos sostienen, sin entender la absoluta mala leche de Barack Obama, que lo de los turcos en nada afecta a los rusos, como si no se tratara de sacar ventaja en el dominio marítimo para preparar un golpe convencional dejando al oponente sin posibilidad de respuesta nuclear.
Por si hubiera dudas, en la localidad de Varde, en Noruega, no muy lejos del territorio ruso, hay un dispositivo militar que viola el Tratado ABM, sin que Rusia proteste.
Rusia ha pedido garantías jurídicas de que no la agrederán con el escudo antimisiles, pero ni la han dejado participar en el escudo, ni le han dado garantías. La lección que el absolutismo occidental sacó del fin de la Guerra Fría es que el mundo le pertenece al que tiene el privilegio de la fuerza y se sirve dosificadamente de ella. Las normas y el derecho se acabaron y no tienen la menor validez universal. China es igualmente culpable del peor de los oportunismos. Algunos funcionarios rusos pueden seguir pidiendo garantías, lo que por cierto hizo una y otra vez Gorbachov: ni siquiera un papel garantiza que Occidente deje de lado la tentación de gozar en grande la ley del más fuerte (basta con ver lo que promueve la "cultura" de Occidente, incluyendo a su mafioso Don Omar y a las bacanales de T-Pain, Crystal, el "amante bandido" de Miguel Bosé con Alaska y otras). Obama entiende perfectamente bien esta ley del más fuerte, por cierto.
En el colmo de la insolencia, la crisis que viene puede ser tomada a fiesta -de nuevo, a seguir con las bacanales- por los ricos, no afectados sino mimados, y sus imitadores, los nuevos ricos de clase media -para lo cual se inventó el cuento del grupo BRICS- y unos cuantos extraviados de una nomenklatura de izquierda tercermundista y ex soviética que vendió en la paz y la comodidad lo que se ganó en la guerra y el esfuerzo.

NACIDOS DE ESTE LADO

 Parte de la libertad de los libertarios es despertar lo que cada uno es en su inalterable naturaleza: un aspirante a salvaje, un pandillero...