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martes, 22 de noviembre de 2011

LLEGO LAURA DECISIVA

Pueden hacer ruido, pero no son muchos, y lo que les da la sensación de ser importantes son los reflectores y el apoyo de una que otra celebridad, ahora que el espectáculo también está a la izquierda. En España terminó en catástrofe, con un triunfo abrumador de la derecha agrupada en el Partido Popular. Los indignados no tienen mayor propuesta social que hacer porque, simplemente, no tienen idea de qué es una sociedad.
Lo anterior es parte de una tendencia de largo plazo, que comenzó, entre otras cosas, con los Foros Sociales Mundiales y ese lema mariguano (sic) que sostiene que "otro mundo es posible". La verdad sea dicha, parece anuncio publicitario, da igual que se haga en Porto Alegre o Mumbai. ¿Quiere vacaciones y relajarse? En el spa de la playa tal, "otro mundo es posible". Vuele con aerolíneas tal, porque "otro mundo es posible". Estos Foros, como los indignados o como los "neozapatistas" mexicanos, creen que son ellos los que recuperan el discurso capitalista, cuando los están recuperando a ellos para reducirlos, como al comandante Che Pillín, a una caricatura del 68, que de por sí no trajo mucho de glorioso. La escritora hindú Arundhati Roy fue a festejar a los Ocupa Wall Street agradeciéndoles que nos devuelvan el derecho a soñar. En verdad, en medio del mundo como está y de lo que pudiera venir, no hay nada mejor que criar fama y echarse a soñar. El grado de renuncia es tal que ni siquiera piden lo imposible, como los del 68. Se limitan a hacer "performance" y únicamente les faltan los colores del videoclip de Laura Pausini en Amsterdam, con su "Bienvenido", dedicado a "aquél que no cambiará, lo que somos hoy" (agréguese: "de aquí no me voy, porque somos hoy, lo que somos hoy", dicho sea, insistamos, por la señorita Pausini y no por el clasemediero Milanés). Nótese bien: los indignados no son solidarios con nadie. Ni con la idea comunista, ni con la socialista, ni siquiera mayormente con el mundo del trabajo. Es un simulacro de 68.
Otra izquierda es la tercermundista, la que queda, alrededor de Cuba, en particular. Hace poco, Fidel Castro festejó el triunfo de Daniel ortega en Nicaragua, siendo que Ortega es alguien carente de ideas, sin hablar de Rosario Murillo, que en vez de ideas, tiene rencillas personales. Castro no puede ir mucho más allá de ese tercermundismo de amigotes que va de Ortega a Hugo Chávez, con el bolivarianismo y los grandes ideales históricos de todos los tiempos. Hecho curioso, cuando Castro, festejando a Ortega, menciona a los gobiernos "progresistas" o "de izquierda" de América Latina, olvida a El Salvador y al Perú, aunque incluye a la Argentina de la dama a la que tantos argentinos, equivocados de película, llaman "Cristina", confundiéndose entre Evita y Madonna, y como si todos hubieran pasado, dicho sea sin risa, por la Casa Rosada. El fidelismo así es: quiere incondicionales, no leales, y por lo mismo se va quedando sin amigos. Rafael Correa, presidente de Ecuador, ha tenido que aguantarse más de una voltereta de Chávez, o un trato de menosprecio de Castro, y Humala es un desconocido: como el ecuatoriano y el peruano hacen cosas, pequeñas pero efectivas, como moralizar el Estado y volverlo verdaderamente republicano, la verdad, a los revolucionarios les tiene sin cuidado, porque no hay en lo dicho ni amigotes, ni oportunidades de trascender y ganarse la inmortalidad con una que otra pieza de oratoria. Dentro de la misma Cuba hay quien ha pedido que, !por favor!, la prensa informe de otra cosa que las victorias diarias de la isla y los pasos perdidos de Chávez. Nada, cero, una agencia de prensa cubana preferirá trascender con Joseph Stiglitz, tan alabado por Castro (a diferencia de Correa), o con los Ocupa Wall Street, que informar de medidas sí, discretas, pero no por ello menos valiosas tomadas en Quito o Lima.
Hay una línea de continuidad que va de la creencia del revolucionario tercermundista en la trascendencia, lo que le hace no tolerar discrepancias (como las que en su tiempo le expresó el ya fallecido comunista salvadoreño Schafick Jorge Handal a Castro) y creer además que todo le es debido, hasta los niños bien acomodados en organismos internacionales, en causas "light" y todo lo que sea la ley del menor esfuerzo, pero, eso sí, dispuestos a ser despiadados si de ganar celebridad se trata. Es este amasijo de sesentaiocheros e hijos y de tercermundistas que, caída la Unión Soviética, no dudó en hacer leña del árbol caído para ganarse un lugar bajo el sol del capitalismo (¿no argumentaron que tiene vida para rato por su "gran desarrollo de las fuerzas productivas"?), en universidades "de prestigio" en Estados Unidos y Europa, en los organismos ya mencionados y en el "arte", incluso. Hoy, como ocurre en revistas cubanas, sus causas son los nuevos estamentos: las mujeres, los jóvenes, los LGBT (Lésbico-Gay-Bisexual-Transgénero), la ecología profunda, los negrazos y los inditos. Corearon con Obama "sí se puede", aunque no sabén "qué" se puede, porque no conocen más que el mundo de las libertades, no el de quienes pasan necesidad. En suma, el lema de estos nomenklaturistas, hijos y nietos de la Revolución Cubana, no se distinguen- en verdad, no- de "Lo mejor de mi vida eres tú", videoclip de Ricky Martin a favor de la libertad, contra la opresión, por la igualdad de colores y sabores (fresa y chocolate, por favor): "ay no digas que no/si escondes algo, dámelo/porque llegó la hora de estar conmigo/porque el destino así lo escribió".
Bien: ya no hay que hacer fila por la escasez en la Unión Soviética, y después de todo, no era "el socialismo que queremos". Es preferible tener de dónde escoger: ¿No le gusta la izquierda Pausini?Cámbiese a la izquierda Ricky. Es lo que hay, luego de corregidos los numerosísimos errores de las generaciones anteriores y su "autoritarismo", en deuda eterna con sus vástagos. Que el camarada Ziugánov -líder del partido Comunista de la Federación Rusa- siga pagándoles por adelantado las facturas a las generaciones venideras, que se merecen por herencia la vida regalada y esa inmortalidad que tanto se parece a la celebridad bajo los reflectores, o a las reflexiones siempre apocalípticas del Gran Profeta de la isla mayor, incapaz de detenerse en un mortal.

NACIDOS DE ESTE LADO

 Parte de la libertad de los libertarios es despertar lo que cada uno es en su inalterable naturaleza: un aspirante a salvaje, un pandillero...