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miércoles, 16 de noviembre de 2011

TU QUE CONSECUENTAS A TANTO BORRACHO, AMIGO INDIGNADO...

Los "indignados" han ido perdiendo fuerza luego de haber tratado, desde España hasta Nueva York, de hacer creer que tenían representatividad, cuando a lo sumo parecieran haber buscado remedar al 68, incluyendo en sus protestas a sus ídolos musicales, desde Yoko Ono hasta Joan Baez. El movimiento Ocupa Wall Street obtuvo simpatías extrañas: desde Warren Buffett, el hombre más rico del mundo, hasta el megaespeculador George Soros, encargado de torpedear a Europa y Asia cuando es necesario. Pese a otros apoyos, como los de Joseph Stiglitz, los "indignados" no articularon gran cosa y no se consiguió reforma alguna del sistema financiero internacional.
Los "indignados" sostuvieron ser el 99 % que se opone al 1 % de ricos y especuladores financieros. Sin embargo, a lo que se parece esta indignación es a la actitud de una clase media que no entiende que deje de ser la "niña de los ojos" del sistema. Si se encuesta en países como México o Argentina, esta "clase media", también la favorita del lulismo brasileño, cree ser mayoría (82 % en México, aunque no sea verdad, o 71 % en Argentina). Es falso que la crisis de las últimas décadas haya golpeado a todos por igual. Aunque sea porque era necesario mantener a flote el consumo para evitar que se agravara una crisis de sobreproducción, se fue creando una clase media artificial, remedo de la estadounidense: sin ninguna conciencia del interés público, majadera e insolente a más no poder en la "convivencia" social, y convencida de no tener más que derechos y ni una obligación de nada.
Esta clase media, al igual que en Estados Unidos, ha estado viviendo a crédito, con la creencia de que nunca tendrá que pagar, lo que sucedió en España. Junto con esta creencia en la vida a crédito, esta clase media le ha impuesto al mundo la idea de que no hay más "valor" que el de la familia. Basta con ver los Facebooks y los intereses generacionales, todos ligados a negocios en familia. Los jóvenes occidentales de alrededor de 30 años para arriba creen que la familia es una mezcla de institución bancaria, misión humanitaria y organismo no gubernamental. Al final, no entienden nada y creen que una institución bancaria debe ser un organismo de beneficencia. Les parece de lo más extraña la avidez en el capitalismo, al mismo tiempo que se "indignan" cuando descubren que hay que pagar y no todo les es debido, ni que todo es gratis. Se disfrazan del 99 % en pleno victimismo, cuando tal vez no pasen de un 45 % dispuesto a que todo gire a su alrededor en nombre del "empoderamiento" y de los "ciudadanos".
Los grandes intereses privados han hecho bastante para destruir toda vida en sociedad, convirtiéndola en espectáculo. Sin embargo, la corrupción llega mucho más lejos, puesto que franjas enteras de las sociedades de "clase media" consideran, con sus derechos por delante y sus "familias", que no hay ningún "exterior" por respetar, ni autoridad, ni iguales, porque "lo mejor queda en familia". En suma, han acabado con el civismo para imponer sus humores del día y su filisteísmo, que es la reivindicación de la ignorancia. Los "indignados" son los nuevos ricos del "neoliberalismo", para los cuales no hay más que "libertades", que se representan como el derecho a hacer lo que les venga en gana. Creyeron que eran eternos y que los bancos no cobrarían, como creen en la impunidad ciudadana, por lo que han festejado la "Primavera Arabe" dirigida desde Estados Unidos, y ya formalmente criticada por ser instigada desde el exterior, según lo reconoció el primer ministro ruso Vladimir Putin.
Esta mentalidad está haciéndose presente en la antigua Unión Soviética. A falta de vida cívica, se tiende a crear "revoluciones de colores" que den una ilusión de participación donde la sociedad se vino abajo, como en Georgia, Ucrania o Moldavia. Actualmente, según informes del columnista de la agencia noticiosa Ria Novosti, Armando Pérez, Estados Unidos ha buscado invertir en Internet y redes sociales en Rusia, a través de la agencia informática Cisco y la USAID y al amparo de ciertas iniciativas de Dmitri Medvedev (actual presidente ruso), lo que se presta a una futura provocación. Al mismo tiempo, fuerzas como las de Belarús y de Putin han buscado impedir que, a falta de sociedad y de vida cívica, una horda de jóvenes sirva de "tonto útil" para quienes, por puro interés geopolítico, arman "movimientos ciudadanos" financiados no desde lo público, sino desde lo privado.
No estaría mal reconstituir la vida cívica y la participación pública para limitar los poderes de quienes, amparados en sus "tribus", "coaliciones" de amiguetes y en sus familias, creen que el mundo exterior es simplemente un lugar para sacar provecho sin pagar nunca, y para armar escándalo cuando asoman las consecuencias. En mala hora hay gobiernos y líderes que consideran que hay que mimar todavía más a este "45%", o que es intocable en las prerrogativas adquiridas y su insensibilidad. Como los ricos o uno que otro gobierno, este 45 % habla en nombre de "todos", pero ni los representa, ni los ve, ni los oye, ni tiene idea de cómo cambiar el mundo actual. Ni parece que sea su interés, salvo para mantener el peor de los egoísmos. Con papás y "celebridades" de izquierda y centro (moderadísima) como aval.

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