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martes, 17 de enero de 2012

PERO QUE NECESIDAD...

Parece que una de las nuevas maneras de hacerse el interesante es inventarse sociedades civiles donde no las hay, o donde son en todo caso otra cosa que en Occidente. ¿En nombre de qué? Las sociedades civiles occidentales no son especialmente capaces de moverse por asuntos económicos, en los cuales deciden grandes grupos de interés, ni de moverse por oposición a las guerras, ni de tener un juicio independiente en muchos conflictos políticos, ni de formular programas propositivos. Por regla general, el asunto es meterse con la autoridad, cualquiera que sea, y prestarse a intereses que ni siquiera son los de esa sociedad civil en cuyo nombre se habla.
¿Qué tal una sociedad civil en Rusia contra el "autoritarismo" de Putin, ahora que el actual primer ministro ruso es un obstáculo a los planes estadounidenses de dominio en Eurasia? Luego de las elecciones legislativas de diciembre pasado, resulta que la "sociedad civil" rusa salió a la calle con un grandioso ánimo democrático. Lo primero que hicieron los líderes "de colores" de esta supuesta "sociedad civil" fue inventarse una participación que no hubo: en su blog Dissonance, Alexandre Latsa muestra a las claras la diferencia -con fotografías muy precisas- entre una manifestación que dice contar con más de 100 mil asistentes y la realidad, en la cual la estimación ronda las 35 mil personas. En la provincia rusa, las manifestaciones nunca pasaron de unos pocos centenares de personas e incluso, a veces, de apenas poco más de un centenar, según lo recogió el mismo Alexander Latsa. Así que si se mueve (con una estimación alta) el 0,07 % de la población rusa, resulta que estamos ante un despertar fenomenal, así la mayoría de los rusos prefiera seguir roncando o irse a trabajar.
Algunos grandes intelectuales han festejado este gran despertar de la gran sociedad en la gran democracia, porque ni los zares ni el comunismo permitieron que la "sociedad civil" rusa se expresara. Ahora que se expresa, en la plaza Bolotnaya se asoman por ejemplo monarquistas y comunistas, todos revueltos. Es muy lógico. A la "sociedad civil" la defienden hoy los partidarios de quienes la aplastaron en el pasado. Y a los zaristas y comunistas los defienden en Occidente grandes escritores contrarios al zarismo y al comunismo. La realidad importa un pepino si de lo que se trata es de tener popularidad entre lectores y decirles algo demagógico.
William Engdahl ha denunciado que los "liberales" rusos no son muy inocentes. Esta sociedad civil liberal rusa tiene entre sus líderes al bloguero Alexei Navalny: estuvo entre 2007 y 2008 en la nómina de National Endowment for Democracy y está ligado a un lugar cercano a la familia Bush, American East Coast Yale University. ¿Qué tal que en nombre de grandes principios apoyamos a gente cercana a Bush, a quien reprobamos? Después de todo, los lectores occidentales, cuando los hay, no se merecen información fidedigna. En el año 2009, otros dos "liberales" rusos, hoy líderes de la "sociedad civil", Garry Kasparov y Boris Nemtsov, se entrevistaron directamente con el presidente estadounidense Barack Obama, seguram,ente para saber qué hacer. Estados Unidos financia el Centro de Prensa Internacional en Moscú y unas 80 organizaciones no gubernamentales; desde noviembre pasado, según Ria Novosti (Vicky Pelaez), Estados Unidos dió 27 millones de dólares a blogueros rusos.
Incluso podría admitirse que todo lo anterior promueve la democracia, si la población estadounidense, más allá de unos cuantos indignados, humillados, ofendidos y extraviados, fuera capaz de salir a la calle a protestar contra los intereses que están hundiendo a Estados Unidos. No es el caso, así que Estados Unidos no es el país mejor colocado para promover "sociedades civiles" por doquier y "organizar el caos". Como sea, lo que da pena es el mínimo interés de la mayoría de los periodistas occidentales por su público. Tal vez sea que este público tiene los intelectuales que se merece. O dicho de otra manera: cada "sociedad civil" tiene los líderes que se merece.

GENTE PERFECTA

 El llamado en inglés reality show  puso de moda dejar el pudor y el sentimiento de verguenza -confundido con el de culpa- de lado y, para i...