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lunes, 7 de mayo de 2012

GOLPE SECO

Hay una gran mentira en el modo en que Estados Unidos está planteando crear un "escudo antimisiles" en Europa. Lo del "escudo" sugiere que se trata de una medida defensiva, pero no lo es. "Antimisiles" da la idea de que se trata de detener un ataque, pero no es el caso. Por enésima vez, los rusos han explicado en estos días que Irán poco tiene que ver en el asunto. Según el diputado Valéri Guerasimov, por ejemplo, el dispositivo europeo que está creando Washington no puede parar ningún ataque iraní. El general Nikolai Makárov, jefe del Estado Mayor ruso, acaba de volver a decirlo: lo que el escudo antimisiles contiene es, ni más ni menos, la idea de dar un primer golpe y de no recibir respuesta. Es decir, no es asunto defensivo, sino de poder atacar con impunidad. Se trata de una peligrosa omnipotencia. Occidente agarra lo que no es suyo sin problema, porque todo pareciera ser de Occidente, que es como esos niños que consideran que todos los juguetes son suyos, sean suyos o de los amiguitos. Encima de apoderarse de lo que no le pertenece, Occidente se ofende a la menor contradicción o reprimenda. No estamos ante un mundo de adultos, sino de niños mimados. Con la esperanza de golpear a Rusia, y a nadie más, según acaba de recordarlo Makarov resulta que Estados Unidos planea colocar centenares de interceptores a bordo de unos 40 buques, con capacidad para maniobrar en mares del Norte o del Sur cercanos a Rusia, no a Irán. En caso de golpe, el escudo antimisiles debería servir, hacia el año 2020, para interceptar una parte de los misiles balísticos intercontinentales emplazados en territorio ruso o en submarinos rusos. No es un "escudo". Es una espada con un escudo para defenderse de quien se defienda. Rusia ha cedido que, a quien quiera verlo, puede mostrar con un modelo de alta tecnología, en computadora, cómo el dispositivo occidental busca anular la capacidad rusa de disuasión. Está claro que Rusia no amenaza a nadie. Se trata, si hay que quitarle la posibilidad de disuadir un ataque, de dejarla indefensa, inerme. Las cosas han sido favorables a Estados Unidos en más de un aspecto. No hay ninguna derrota grave de Washington y Barack Obama está terminando de desarticular lo que quedaba de izquierda contraria al Imperio. Ya no hay "síndrome de Vietnam", lo que Bush padre quiso eliminar desde la primera guerra del Golfo Pérsico. Tampoco hay síndrome afgano. Para algo ha servido el show de la ejecución de Bin Laden. Los estadounidenses, hay que decirlo, no salieron derrotados de Iraq. Pues bien, así como se ha buscado eliminar el "síndrome de Vietnam", ahora se pretende un monopolio del arma nuclear, nótese que anticipando cualquier defensa y reacción rusa. El engaño ya está, puesto que se ha dado por derrotado a un país -Rusia- que militarmente no lo está. Rusia está planeando reforzar la protección de los silos de lanzamiento de misiles, ocultar misiles en plataformas móviles y lograr que, de ser necesario, las ojivas de misiles balísticos rusos sean capaces de burlar el escudo antimisiles. Según acaba de reiterar Makárov, Rusia se reserva el derecho a un ataque preventivo si la tensión crece. Dicho sea con imágenes de la época de la Guerra Fría, debería ya estar claro, si hubiera verdadera información, que Occidente se ha decidido a ir a provocar al oso en su "madriguera", contándole una fábula para niños a una "opinión pública" que, dicho sea de nuevo, no es tal. Vladimir Putin -¿el oso?- está de vuelta en la presidencia rusa.

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