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viernes, 29 de junio de 2012

SOBRE CHINA

China no ha hecho gran cosa por consolidar alguna alianza con Rusia, sea en el Grupo de Shanghai, sea en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, OTSC, que acaba de sufrir un golpe con la partida de Uzbekistán. Así como Europa se cree muy "del Atlántico", China, en vez de apostarle a Eurasia, lo hace al "la era del Pacífico" y a la relación con Estados Unidos. Hay, sí, ciertos esfuerzos por diversificar las relaciones monetarias internacionales, de tal modo que las reservas chinas en dólares han disminuido y el yuan -moneda china- se utiliza en intercambios con muchos países. Una parte creciente del comercio entre China y Japón debiera hacerse en un futuro próximo en yuanes o con el yen (moneda japonesa).
China carga sobre sus hombros con el hecho de ser algo así como el gran esquirol del mundo, con un lema del tipo "proletarios del mundo, hundíos": casi en cualquier parte del mundo, no aceptar la flexibilización laboral implica vérselas con la amenaza empresarial del "me voy con la China"- la concubina que todos quieren. China carga también sobre sus hombros con el hecho de contribuir a mantener un consumo chatarra, también un poco por doquier, dándole a más de un subdesarrollado la "idea" de que podrá ser primermundista de contrabando (es decir, con productos chinos). Y China carga sobre sus hombros con la depredación ambiental, en muchos casos (no siempre): ocurre con la soya en el Cono Sur, por ejemplo. Esquirolear, favorecer el consumo de calidad dudosa y depredar no son virtudes.
A diferencia de Brasil, un país cuyo mercado nacional no está boyante, China podría verse obligada a ocuparse del suyo para salir de un tipo de crecimiento que puede que sea muy grande (si la economía se guía por criterios como los de la pastilla azul), pero que conlleva ya sobreproducción y persistentes problemas de caída en la tasa de ganancia. Por ahora, en vez de reorientar el "modelo", China busca producir todavía más, para aumentar la masa de ganancia. Pero cambios de estructura, no los hay.
Estados Unidos sabe que China no puede igualar a Washington en materia militar. En materia económica, habría que saber quién se traga a quién. Por lo pronto, la política estadounidense hacia China ha sido más bien amistosa: el secretario estadounidense del Tesoro, Timothy Geithner, vió con buenos ojos la revaluación del yuan/renminbi, y la Reserva estadounidense permitió que algunos bancos estatales chinos operen en Estados Unidos. La política estadounidense no es de cercar a China, sino de atraerla a la órbita marítima, en el Pacífico. No es muy compatible con un "cambio de modelo" que sea menos rudo con los chinos.
Basándose en que el Estado sigue teniendo un lugar importante en la economía, algunos comunistas no ven con malos ojos el camino chino. Esto ha permitido que Domenico Losurdo, por ejemplo, apoyándose en fuentes de Wikileaks, recuerde que no hubo "matanza de Tiananmen", aunque los medios de comunicación masiva repitan hasta hoy que hubo "centenares, tal vez miles de muertos" (así de vago). La propia embajada estadounidense en China dió a conocer en su momento informes que desmentían la "matanza" (cualquiera puede consultar Wikileaks-Tiananmen por Internet).
Tal vez Occidente se equivoque en algo (y los rusos, en cambio, no tienen una adoración especial por los chinos): cree que la hipocresía -o hasta ciertas formas de grosería- son confucianismo o taoismo.Por ejemplo, Zhou Wenzhong, embajador chino en Estados Unidos, declaró a Xinhua (agencia de prensa oficial china): "China junto con los esfuerzos estadounidenses, está impulsando la reforma del sistema financiero internacional, una supervisión financiera más estricta y la preservación de la estabilidad del mercado del mercado internacional, a fin de hacer volver a la economía mundial a la vía regular de desarrollo". O el tipo es un Lao Tse o un Sun Tzu, o el embajador le está viendo la cara al público, o no sabe ni lo que dice. Cualquiera de estas tres posibilidades está en el modo chino de llevar las cosas.
Conclusión: el crecimiento chino es como un pajarito. Si uno abre la jaula, vuela, pero uno no lo vuelve a ver. Si uno cierra la jaula, uno tiene al pajarito, pero no vuela y se puede morir. Si China es la potencia del futuro, los jóvenes occidentales podrán mandarse este tipo de mensajitos por twitter o SMS. Es conmovedor hasta las lágrimas.

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 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...