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miércoles, 26 de septiembre de 2012

BLOWIN' IN THE WIND

El presidente estadounidense Barack Obama se la ha pasado en el sueño americano, y no parece que el huésped de la Casa Blanca vaya a despertar. Insiste en dirigirse en sueños o como sonámbulo a una clase media que no es muy responsable que digamos: vive por encima de sus medios y, como el rico, pide que la rescaten cuando está en dificultades. Mientras le habla a la clase media, Obama favorece a los grandes intereses económicos -fue así con el Estado durante la segunda posguerra- y no hay impedimento para que otros sigan hundiéndose en la pobreza. En suma, la fuga hacia adelante consiste en la nostalgia de la Edad de Oro. Obama es un "nostálgico del pasado", como los comunistas rusos. Con todo y su clase media, el actual presidente estadounidense cree en lo que, dice, debe ser "una economía en que todos tengan una oportunidad justa, todos hagan la parte que les corresponde y todos se rijan con el mismo conjunto de reglas". !Claro que sí!
    Por lo mismo, no hay motivo para hacer justicia y sancionar a la industria militar, que también debe tener oportunidades. Para que el Pentágono haga "la parte que le corresponde", el gasto militar estadounidense ha vuelto a subir desde 1998 (es decir, desde antes de los atentados del 11/S de 2001), y hoy, Obama gasta más en armas que en programas sociales. El gasto militar con Obama es más importante que durante los años de la guerra de Vietnam y con Reagan, y por ende, mayor que en plena Guerra Fría. Entre 2001 y 2011, sin que el actual presidente estadounidense frenara esta carrera, el gasto militar estadounidense creció en un 80 %. De hecho, aunque prometió que no habría escudo antimisiles en Polonia, Obama ya ha instalado una parte en ese país. Lo único que hizo Obama es cambiar el proyecto de escudo antimisiles para hacerlo más moderno y beneficiar a Lockheed Martin y Raytheon, antes que a Boeing, a diferencia del plan Bush Jr. Aunque haya sacado tropas de Iraq y prometa hacer lo mismo en Afganistán, Washington mantiene en ambos países a 240 mil contratistas, 80 % de ellos extranjeros: todo un ejército de mercenarios a cuenta de Estados Unidos. Obama no tiene ninguna intención de parar la carrera armamentista, con lo que está probado que no responde a una supuesta "amenaza soviética", ni al "terrorismo", en principio liquidado.
     Como las reglas son las mismas para todos, es decir, que todos se merecen apoyo del Estado y no se trata de justicia de verdad, en los últimos años Estados Unidos destinó 16 billones de dólares en préstamos secretos -lo tuvo que revelar una auditoría de la Reserva Federal- para rescatar bancos y empresas, muchas veces los mismos causantes de la crisis que comenzó en 2008. Ahora, la Reserva Federal se prepara para una "inyección de liquidez" que proteja a los bancos expuestos a la especulación con derivados. Debe haber una justa oportunidad para los especuladores y para que, así, puedan seguir haciendo la parte que les corresponde, que es especular y llevarse dinerales.
     Para que, a su vez, la clase media estadounidense tenga oportunidades justas y haga la parte que le corresponde, que es consumir (lo que beneficia a las empresas, por cierto, aunque chinas y otras), a Obama le agrada la idea de que los propietarios de vivienda refinancien su deuda, como le agrada que disminuyan los impuestos a esta misma clase. !Consumidor, a tu consumo!
     Con lo que sobre (el 17 % del gasto federal total que va a programas sociales), podría ayudarse a los pobres -que siempre son un "sobrante" por atender- a que se ayuden a sí mismos, rascándose con sus pulgas. Tal vez se podría hacer algo con 50 millones de estadounidenses que viven en "inseguridad alimentaria" y con "food stamps" (y de los cuales, 17 millones pasan abiertamente hambre). Como el Pentágono, Wall Street y la clase media se merecen apoyo, millones de pobres en Estados Unidos se merecen que se les otorguen pulgas con las cuales rascarse. Un militar hace la guerra y debe ser apoyado (dándole una guerrita, por ejemplo); un especulador especula y debe ser apoyado (dándole instrumentos financieros y manteniéndole el mercado desregulado); un clasemediero consume y se merece todo el apoyo (otro shopping mall, que al fin y al cabo ya hay más en EU que escuelas...); muy bien, un pobre se rasca con sus pulgas y también se merece ayuda, del tipo "food stamps" para la adquisición de pulgas. Es más, con un programa como el descrito, Obama se merece la reelección, puesto que da a cada quien lo suyo, de tal forma que a cada quien le toca lo que le corresponde y todos se rigen por las mismas reglas, que consisten en que se satisfagan las necesidades de quien lo quiera. Viéndolo bien: ¿no había dicho alguien que había que darle a cada quien según sus necesidades?¿Y según sus capacidades? Al que es capaz de todo, hay que darle de todo, y al capaz de lo que sea, darle lo que sea. Ya vamos llegando a donde íbamos.
    Que Estados Unidos vote Obama: no queremos mediocres, y Estados Unidos es un país de triunfadores. Que además, es el triunfo que se parece tanto, tanto a la utopía con la que todas y todos soñamos en nuestra infancia de izquierda. Guau. I like to live in America.
     

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...