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domingo, 22 de septiembre de 2013

ME PIACE TU TROMPABULARIO

El señor no tiene uso de razón. Está dedicado a las probabilidades. Immanuel 2 estima que en la  "jugada" -siempre es la grande, como la del sistema-mundo- va a suceder esto o aquello. La escritura no es diferente de quien, como Zbigniew Brzezinski, cree que Eurasia es el sitio del "Gran Juego" (de ajedrez, por ejemplo: el destino de millones de seres es cosa de un juego, grande o no tanto). No parece molestar que el análisis se reduzca a un juego de ajedrez, en el mejor de los casos, o a uno de poker, en el peor.
Cuando uno se dedica a las probabilidades, no se encuentra muy lejos del negocio. Después de todo, Benjamin J. Rhodes, asesor de seguridad nacional de EE.UU., dijo hace poco: "durante décadas, Estados Unidos ha desempeñado el papel de ceñir la arquitectura de seguridad global para cumplir con los estándares internacionales y no queremos enviar el mensaje de que Estados Unidos va a bajarse de este negocio, de ninguna manera ". La paz no es un fin en sí mismo, por respeto al Hombre: no, es parte de un negocio.
Cuando no está en el "juego", Immanuel 2 está en el show. Hay que ver qué pasa con los "actores", que están en el "escenario" (o distntos "escenarios" probables). A este ritmo, se termina sin saber si la persona es una persona o un personaje. Y si lo es, no se puede saber nada bien a bien: si Putin es sincero o no, o lo mismo con Obama, y si se trata de salvarle la cara o no a tal o cual. Si se trata de ganarse la vida especulando, las jugadas dan para mucho.
Sucede que, cuando imperan el show o el negocio (ambos favoritos de los estadounidenses), ya se ha abandonado la razón y la política es poca cosa. Es la diferencia de lenguaje entre un presidente serio -Putin- y un analista que como muchos occidentales no analiza, sino que comenta y adelanta las jugadas o los (muy supuestos)entretelones.


A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...