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lunes, 5 de mayo de 2014

EU: DEMOCRACIA SIN REPUBLICA

En un país como Estados Unidos, al igual que en sectores enteros de la población en otros paises, la democracia tiene mucho de un acto de compra-venta. Hace rato que la ciudadanía no es tal, sino que es la que compra (la demanda), cuando paga impuestos (y muchas veces, aún sin pagarlos). Esta dizque ciudadanía tiene todos los derechos del mundo, los del cliente que "siempre tiene la razón" o que se rige por "el que paga manda". Esta sociedad civil tiene a portavoces que lo único que saben expresar son los "exigimos", "pedimos", "reivindicamos", "queremos", etcétera. No hay ninguna obligación.
     Esta sociedad civil, a quien en lo sucesivo se denominará EL COMPRADOR, paga para que la sirvan y la protejan, resguardando sus bienes, que para éso están la administración y la policía, las dos cosas que funcionan bien en Estados Unidos, incluso con aspectos envidiables. Paga también para desentenderse de todo aquéllo por lo que no pagó. Lo que no compró, esta sociedad civil ni siquiera lo ve, ni quiere saber de ello. La libertad es lo que hay cuando se han pagado impuestos: se paga para tener libertad y para que la administración la asegure, como al bien comprado (con gastos y tributos de la transacción).
     La administración se presenta previamente a la contienda política a ofrecerse, por lo que ahora los partidos políticos tienen una "oferta a la ciudadanía" y los políticos andan "ofertando". La administración, a quien en lo sucesivo se denominará EL VENDEDOR, conserva una prerrogativa, la de fijar el precio a pagar para el comprador, aunque haya negociación. El precio está en la transacción: El comprador, al desentenderse de todo lo que no haya pagado con sus impuestos, deja en libertad al vendedor de hacer con el dinero -deducidas la administración y la policía- de la compra-venta lo que mejor le plazca, por lo que, cumplidos ciertos servicios, la administración bien puede disponer del monto para, por ejemplo, hacer algún negocio privado. Celebrado el acto de compra-venta y finiquitadas las negociaciones, el vendedor no tiene por qué rendir cuentas, por lo que todos son iguales, libres: libre el que pagó y libre el que tiene el dinero, aunque no sea la misma libertad. Fuera de estar molestando sin parar con sus derechos mercantilizados, la sociedad civil no se interesa en nada por la cosa pública. Y la administración, pagado el comprador, decide con el dinero lo que mejor le plazca, sin considerar la cosa pública. La generalización de este modo mercantil de entender el mundo implica que no haya "cosa pública" (res-pública o república).
     La administración no da cuenta a nadie de lo que hace con el dinero de la venta, luego de servir al comprador: aquélla queda libre de emprender una guerra o varias, o de beneficiar a las finanzas y a las grandes corporaciones, por ejemplo. Además de no rendir cuentas, nadie se las pide, ni tiene por qué pedírselas. Si Washington -capital de un país cuyo territorio se hizo con una compra-venta tras otra- decide una guerra o un gran negocio para saquear, es libre de hacerlo. A cambio, el miembro de la sociedad civil es libre de hacer con él, con su mente, con su cuerpo y con todas las propiedades adquiridas  lo que mejor le parezca, desde volverte "trans" hasta asegurar que no es un Hombre, sino una jirafa o un platillo volador, e ir a luchar por los derechos de las jirafas o de los extraterrestres. Así como el comprador es libre de hacer un "club de amigos de las jirafas" sin que nadie lo moleste, el vendedor es libre de fabricar bombas atómicas para lanzar en Japón (¿hubo alguna vez una protesta multitudinaria estadounidense contra ésto?): el estadounidense promedio puede luchar hasta la locura por su mascota, pero no moverá ni un dedo por los desmanes del Pentágono en el planeta (lo hará por Vietnam si el afectado es propiedad de a quien en lo sucesivo se denominará EL COMPRADOR, un hijo suyo, por ejemplo). El negocio de la libertad es redondo y, éso sí, debe quedar claro que por la "cosa pública" no responde nadie, ni en Estados Unidos (que nunca ha sido república), ni en ningún lugar que se le asemeje o que quiera asemejarse. Así que es la libertad de comerciar y de no responder de nada.

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