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lunes, 8 de septiembre de 2014

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: DEL "DIA D"... AL DIA QUE PUEDAS...

Durante su feroz y heroica lucha contra los nazis, los occidentales mostraron de todo, menos alguna especial ferocidad o un heroismo a toda prueba.
    Desde 1942, los llamados "bombardeos estratégicos estadounidenses" nunca tocaron a las instalaciones de los grandes consorcios alemanes (konzerne) "amigos", como IG Farben, cuyas instalaciones no eran tocadas en los ataques, fuera en Frankfurt, Ludwigshafen o Leverkusen, entre otros lugares. En cambio, en Francia los estadounidenses bombardeaban a lo loco, como lo hicieron desde septiembre de 1943 en la periferia de París: no importaban las vidas humanas, menos si eran de obreros, pero la industria alemana tampoco era afectada y el mismo guión se repitió en Nantes, Estraburgo, Annecy o Tolón. Se dejaba en posición de negociar a los alemanes, pero se debilitaba a la parte francesa, aunque fuera aliada.
     La "toma de París" fue todo un espectáculo. Los estadounidenses se detuvieron a 30 kilómetros de la capital francesa, sin entrar, y esperaron a que los alemanes, si podían, liquidaran una insurrección comunista, lo que costó miles de vidas. El general Charles De Gaulle no tuvo ningún papel en el asunto, salvo en tratar de convencer a los anglosajones de atacar París. Cuando estalló la inmsurrección comunista, las tropas francesas (Segunda División Acorazada) estaban a 200 kilómetros de París. Los alemanes fueron derrotados antes de que llegara De Gaulle (a quien los anglosajones tenían haciendo discursos en Bayeux) y el general alemán von Choltitz se rindió ante el coronel Rol-Tanguy, antiguo dirigente del sindicato metalúrgico de la CGT (Central General de Trabajadores), líder de la insurrección y de la huelga general. En la insurrección intervinieron unos 100 mil sublevados.
     En la batalla de las Ardenas, rumbo a Alemania, los occidentales se toparon con poca resistencia, porque Hitler quería una sola cosa: luchar en el Este, a muerte. En las Ardenas, una media de 10 mil soldados alemanes se rendía diariamente. Hasta Eisenhower se quedó un poco sorprendido de este tipo de amabilidades.
     Así las cosas, viendo que el Ejército Rojo soviético se acercaba a Berlín, los potenciales amigos volvieron a las andadas. En Suiza, la inteligencia estadounidense representada por Allen Dulles y el representante del Estado Mayor alemán,  el general de las SS Wolff, se pusieron a negociar la rendición alemana con la esperanza de toda la guerra: dejar en paz el frente occidental para aliarse contra el oriental. En la ciudad suiza de Berna, los estadounidenses negociaron la rendición de las tropas alemanas en Italia de tal modo que esas misma tropas pudieran ser trasladadas al frente oriental contra los soviéticos, a quienes los militares estadounidenses llamaban "monos salvajes" y "descendientes de Gengis Khan".Aunque el primer ministro británico Winston Churchill fue el peor en los cálculos antisoviéticos, hoy se sabe gracias a trabajos de archivo occidentales que los estadounidenses no se quedaron atrás en su flirteo -o algo más- con el nazismo. Desde luego, éso de que en el Día D los aliados -que hasta hoy se hacen llamar así, porque han decidido estar en guerra permanente- entraron por Normandía para combatir el nazismo es otro mito genial.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...