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lunes, 22 de diciembre de 2014

CUBA: ¿CUAL SOCIALISMO?

Ninguno. En Cuba no hay socialismo (aunque éste se encuentre consagrado constitucionalmente) por la sencilla razón de que a nadie, salvo contadas excepciones, le interesan Marx, Engels o Lenin, ya ni se diga la historia del comunismo internacional o aunque sea la del latinoamericano, que se terminó antes de la Revolución Cubana, salvo en parte en Colombia. Ni siquiera Mella es tan importante.
     La sobrevivencia de un partido único (comunista) en Cuba se explica en buena medida por la necesidad de mantener una férrea unidad frente a Estados Unidos, un país imperialista, y en parte porque por momentos pareciera que el monolitismo es la garantía de que ningún debate será tomado en serio, empezando por los que ha planteado en reiteradas ocasiones el actual dirigente Raúl Castro. El partido único cubano ha funcionado a la vez como garante de un Estado de Bienestar que ha cumplido con obligaciones mínimas, incluyendo el debate desde abajo, y que ha garantizado al mismo tiempo una estructura de grupos de poder que soterradamente se han asegurado, como en los populismos clásicos, de que lo que se discute abajo no tenga arriba ni el menor efecto.
     Por décadas, Cuba, con su Barbarroja, operó como la principal Central de Izquierda Anticomunista de América Latina. Tan es así que no hay en Cuba mayor historia del movimiento comunista latinoamericano, ni mayor conciencia de que la historia de Adán y Eva no empezó con el asalto al Cuartel Moncada, sino algunos siglos o milenios antes (por decir algo).
     El otro síntoma de ignorancia supina sobre el socialismo es la completa ausencia en Cuba del principal pensador marxista latinoamericano, José Carlos Mariátegui, el Amauta peruano. Más que reflexionar sobre la obra de Mariátegui (aunque publicada en Casa de las Américas en la isla) y desarrollarla, Cuba se encargó de olvidarla para sustituirle dos cosas: Martí y, de nueva cuenta, el feroz anticomunismo del Movimiento 26 de Julio y de burócratas como Armando "Sweet" Heart, un monumento a la prepotencia y la ignorancia vitalicias, para colmo antiestalinista.
    Sin ninguna raíz en el comunismo internacional (aunque figuras del Partido Socialista Popular las tenían y apoyaron sin muchas condiciones al Movimiento 26 de Julio, dándole a la política exterior o a la reforma agraria la impronta de un Carlos Rafael Rodríguez, por ejemplo), casi sin idea del marxismo o del leninismo, anticomunista como pocas, la isla ha sido, eso sí, lugar de un anti-imperialismo bastante exitoso en lo político (por cuestión de soberanía), de un importante internacionalismo (tal vez la única herencia valiosa del Che), durante mucho tiempo superior al soviético, y de un mínimo de garantías para el colectivo, lo propio de un movimiento de liberación nacional con reciedumbre. En el resto hay mucho ruido y pocas, muy pocas nueces.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...