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miércoles, 4 de marzo de 2015

DE LAS HERMANITAS VAZQUEZ AL PADRE BONAFONT: CUENTOS DEL EXILIO ESPAÑOL (y 2)

No existe evidencia contundente de que la Unión Soviética haya abandonado a su suerte a España entre 1936 y 1939. Según lo revela la minuciosa investigación de archivo de Annie Lacroix-Riz (Le choix de la défaite), un país como Francia se dió cuenta de lo contrario (y tal vez por lo mismo decidió no intervenir en favor de los republicanos): el general Paul Armengaud, por ejemplo, constató en 1937 la muy buena capacidad tanto del ejército como de la fuerza aérea de los republicanos. Los aviones caza de éstos eran soviéticos, netamente superiores a los de Franco, según Armengaud, y ocurría lo mismo con los tanques ligeros. El 25 de abril de 1938, Edouard Daladier reconoció ante Londres la gran calidad de 800 aviones del Ejército Rojo que salieron de la flotilla soviética de 5 mil aparatos para ponerse al servicio de la España republicana.
      Como en realidad los miembros del ejército (francés, por ejemplo, como lo demuestra Lacroix-Riz) que empujaban hacia una ayuda para los republicanos eran relegados, los alemanes tuvieron cerca de dos años en España para medir fuerzas con los soviéticos y tratar de salir del retraso en técnica militar que existía desde la guerra de 1914-1918. El general von Reichenau, especialista germano en blindados y futuro jefe de guerra en el Este, reconoció que gracias a la guerra civil española Alemania se recuperó en la aviación militar ante Francia. El Reich abandonó la técnica del "tanque ligero" probada en Abisinia -otro regalo de Occidente al fascismo italiano- y probó con éxito en suelo español el tipo de tanque pesado y muy blindado y el cañón antitanques, adquiriendo superioridad sobre Occidente.
      Como lo ha hecho notar Grover Furr, la Unión Soviética se quedó hasta el final del lado republicano. Otros estuvieron ausentes, parece, desde el principio, y solo pasaron por el rumbo para ver a quien habrían de culpar de lo que a la larga resultó ser una irresponsabilidad: Alemania había encontrado una ruta más hacia Africa del Norte y había medido la completa debilidad, por llamarla gentilmente, de una política exterior británica, francesa y estadounidense que en el fondo prefirió casi siempre la colaboración con los nazis.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...