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miércoles, 13 de mayo de 2015

CHINA-RUSIA: POBRECITO MI PATRON, PIENSA QUE EL POBRE SOY YO...

Puede que en términos de algunas cifras de "masa"China parezca una potencia y un rival serio ante Estados Unidos. Sin embargo, como lo ha recordado Ignacio Ramonet, China no tiene una "calidad de vida" como la de varios países del Primer Mundo: el producto interno bruto (PIB) por habitante de China (2013) es de 6 mil 800 dólares, similar al de países como Namibia, República Dominicana o Perú, en franco contraste con Francia (42 mil dólares), Estados Unidos (53 mil dólares)o España (30 mil dólares).
     Lo que llama la atención de China es la fuerza relativa que ha adquirido en Africa y en América Latina, lo que dentro de ciertos límites hace pensar que el tercermundismo no perdió toda su fuerza (de hecho, China tiende a desplazar a Estados Unidos en Africa, al igual que en parte de Sudamérica, en materia de inversiones e intercambio comercial). Un millar de bancos de 85 países comercian en yuanes y China ha promovido la importante creación de un Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, lejos de las miradas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, lo cual también es novedoso.
     En los festejos del Dia de la Victoria en Moscú, el líder (presidente)chino Xi Jinping fue sin duda el invitado estrella. Si bien no hay una alianza demasiado fuerte entre China y Rusia (la Gran Ruta de la Seda no es para mañana), Xi Jinping se comprometió -y no parece ser una falsedad- a defender "hombro con hombro" con Moscú la paz mundial. Ni siquiera es simple asunto de solidaridad: China fue brutalmente agredida por Japón, lo que contribuyó como reacción a preparar la Revolución china de 1949. A lo sumo, China y Rusia vuelven tímidamente a una situación un tanto parecida a la previa a la ruptura de 1960, que por lo visto no fue irreversible. China no tiene interés en una reescritura de la Historia que le devuelva a Japón poderío en Asia. Xi Jinping declaró en Moscú, lejos de la ingratitud (pese a que el chino promedio suele ser grosero, rudo, con frecuencia algo falso): "el pueblo chino guardará la memoria sobre los militares y civiles rusos que entregaron su vida por la independencia y la liberación de la nación china".
     Lo relevante es que se le complica a Estados Unidos abrir dos frentes a la vez, lo que Washington ha estado tratando de evitar -y que en menor escala fue el problema de Hitler. En suma, el restablecimiento de un antiguo lazo sino-ruso (aunque no sino-soviético) puede contener los riesgos de una gran guerra.
     Fuera de ésto, no parece, a diferencia de lo que cree Ramonet -cuyo rotativo mensual es otro extravío ideológico más-, que China busque la hegemonía mundial. No es lo que dijo en Moscú el presidente chino. Se abre la posibilidad de concebir sobre el modelo sino-ruso modos de cooperación sin rivalidad, con amistad e interés al mismo tiempo.
     Pese a la presencia de Sudáfrica e India (la mandataria brasileña Dilma Rousseff no se asomó ni a los festejos del Día de la Victoria programados en Río de Janeiro), el futuro parece un poco menos "BRICS" (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) y un poco más congruente -en una simple amistad sino-rusa, no exenta de algunos recelos- con un pasado que difícilmente puede ser borrado de un plumazo, menos por antojo de algún vanguardismo de izquierda que imita la ambición de vanguardia estadounidense. Es que una cosa es cambiar de patrón y otra atreverse a practicar -no a soñar- un mundo sin patrón, es decir, sin dominación, ni colectiva, ni tampoco individual.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...