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miércoles, 29 de julio de 2015

GRECIA: OTRA DE SYRIZA

No cabe duda de que, para darse un supuesto rostro humano, el capitalismo actual ha sabido servirse de la izquierda, si muy radical, mejor. Contra lo esperado tras un referendo, el gobierno izquierdista griego de Alexis Tsipras pactó con los grandes intereses financieros a espaldas de la voluntad popular. No era empero una sorpresa.
     El analista Takis Fotopoulos ya había advertido el carácter "proglobalización" de Syriza, una izquierda que no quiere perderse lo que parece la "abundancia global" y que Grecia vivió a crédito en un pasado no muy lejano. Las cosas están hechas de tal modo que, como lo señala otra analista, Diana Johnstone esta vez, resulta que son los partidos de derecha los únicos que defienden a la nación -y por cierto que, en parte también, al aparato productivo nacional. Incluso muchos comunistas dejaron de hacerlo, aunque hay excepciones. Ahora, defender a la nación es ser "de derecha", otro modo de ser tildado de anticuado y "protofascista", al estilo de Marine Le Pen en Francia (poco parece importar lo que ésta reclama).
      Vicky Pelaez aporta en su columna de Sputnik Mundo un dato curioso: Tsipras terminó por tener como "sponsor" al megaespeculador financiero George Soros (un antiruso rabioso, agreguemos). Syriza habría apoyado a las Organizaciones No Gubernamentales de Soros en el país helénico y en el año 2013 Tsipras estuvo en Washington en el Institute for New Economic Thinking y Syriza en la Universidad de Columbia.
      Fotopoulos ya había señalado que el primer ministro Tsipras se había perdido una oportunidad de oro cuando Moscú le tendió la mano, meses atrás. Diana Johnstone sostiene que Estados Unidos fue tal vez el principal promotor de la permanencia griega en la zona euro (incluso contra la voluntad de importantes alemanes, incluyendo desde el derechista ministro de Finanzas Wolfgang Schauble hasta el socialdemócrata Oskar Lafontaine, quienes preferían probablemente la salida griega y el regreso de Grecia a la antigua moneda local, el dracma). Simplemente, "Grecia -dice Johnstone- debe permanecer firmemente en la Unión Europea por razones geopolíticas. Basta con mirar dónde está Grecia y lo que es: un país cristiano ortodoxo con buenas relaciones tradicionales con Rusia, ubicado en el Mediterráneo y no tan lejos de la 'Rusia de Putin'. No se debe permitir que Grecia se aleje. Punto". Un antecedente similar existía con Chipre. Tal parece que en izquierdas como Syriza (y habría que ver qué hay con Podemos en España) sigue valiendo el atavismo: "primero muerto que proruso". Esto no es muy distinto de posiciones como las del socialismo francés (hoy un gran amigo de Cuba, por cierto), Jean-Luc Mélenchon incluido, socialismo que según Johnstone fue el primero en presionar a Grecia para evitar su salida de la zona euro y cualquier veleidad de independencia. Honor a quien honor merece: Estados Unidos volvió a ganar la partida.

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