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lunes, 14 de septiembre de 2015

REINO UNIDO: CAMERON SE PASA DE CAMERON

La elección de Jeremy Corbyn como nuevo líder del Partido Laborista británico provocó en el primer ministro conservador, David Cameron, una declaración que debiera llamar la atención sobre el clima reinante en algunas potencias, e incluso más allá de ellas, en grupos sociales enteros.
    Corbyn - actualmente casado con la importadora de café mexicana Laura Alvarez- no es el tipo de centrista que era Tony Blair. En efecto, el nuevo líder laborista no tiene inconveniente en defender a los sindicatos, en abogar por la gratuidad de la educación superior, en pedir la nacionalización de industrias como los ferrocarriles e impuestos más altos para los adinerados, ni en ser antimilitarista (contrario a la Organización del Tratado del Atlántico Norte-OTAN) y pacifista antinuclear. Ni siquiera es Corbyn un marxista de hueso colorado -aunque no desdeña a Marx- y, en rigor, no va más allá de una forma un tanto radical de keynesianismo (Corbyn es además vegetariano y amante de ir al trabajo en bicicleta). Desde luego que Corbyn no ha matado a nadie ni se ha mostrado jamás partidario del terrorismo tipo Al-Qaeda ni nada parecido. No hay  en lo que dice Corbyn incitación al odio, ni siquiera en sus posiciones sobre Irlanda, donde, pese a ciertas simpatías con el Ejército Republicano Irlandés, el nuevo líder laborista ha encontrado acuerdo con Gerry Adams.
    Pues bien, Cameron, siguiendo al ministro británico de Defensa, declaró: "el Partido Laborista representa ahora una amenaza para la seguridad nacional, la seguridad económica y la seguridad de nuestras familias". Desde luego, para Cameron "nuestras familias", la seguridad de la economía y la nación son lo mismo (¿cuántos no lo piensan exactamente así en los más distintos países?). Lo grave no es ésto: sucede que la menor diferencia real -no supuesta, como en el caso de Blair- es, literalmente (puesto que se trata de seguridad nacional) un ataque, además equiparable al terrorismo. Cameron dice que una diferencia real de enfoque sobre lo que debería hacerse en la política británica es, nótese bien, ni más ni menos que un atentado. No parece que Cameron haya estado bromeando y no tiene cara de bromista. Así, en el sistema tal y como parece concebirlo Cameron, cada familia, si en verdad quiere ser verde, es libre de escoger en la economía verde de la nación verde el verde que más le plaza, claro u oscuro y en todas las tonalidades imaginables entre estos extremos. Lo que nadie puede decir es: "el asunto no es verde, es azul" (ya no digamos rojo). Ya lo señalaba el comunista francés Michel Clouscard: en el capitalismo de hoy todo está permitido, pero nada es posible.
       Por si alguien creyera que Corbyn es una amenaza, sucede que, al retratar al líder laborista como "amenaza para la seguridad nacional", Cameron está llamando desde luego a atacarlo: quien está amenazando -en forma muy fea- en realidad es Cameron, no Corbyn. En nombre de la familia y la economía (entiéndase que del sacrosanto derecho de propiedad), parece válido amenazar la menor discrepancia, descalificándola y colocándola "fuera" de la comunidad. Si alguien le quiere llamar a este proceder "democracia", pues adelante. Al fin y al cabo en el capitalismo todo,  absolutamente todo está permitido, como decía Clouscard.

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