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viernes, 25 de septiembre de 2015

RUSIA: A CAVAR LA PROPIA TUMBA

Recientemente se suscitó en la Federación Rusa una polémica sobre el heroísmo de un puñado de soldados soviéticos. Seguramente parte de esta polémica pretende inculcar, mediante los medios de comunicación rusos, que suelen ser una porquería, lo que cualquiera sabe en una economía de mercado: el heroísmo que sacrifica la propia vida en aras de un ideal no significa más que una pérdida y de ningún modo una ganancia, mucho menos para el muerto (es que ningún muerto queda vivo para gozar del beneficio). Es, en cierto modo, el tipo de "espíritu" que guía las muy ambivalentes declaraciones del señor Bergoglio (el actual Sumo Pontífice), por ejemplo, en su reciente viaje a Cuba: hay que ocuparse de personas y no de ideas (lo cual, aunque tenga supuesto trasfondo pastoral, es a fin de cuentas muy pragmático). Cierto, las ideas no se comen ni vale sacrificarse por ellas, según lo ha demostrado el siglo XX, repleto de cadáveres de idiotas.
     Según un corresponsal del periódico militar "Estrella Roja", durante la Segunda Guerra Mundial, a las afueras de Moscú, unos 28 guardias de de la División de Rifles 316 del Ejército Rojo se enfrentaron de modo "suicida" a los nazis, aunque alcanzaron, a costa de su vida, a destruir 18 tanques panzers alemanes. El jefe, general Iván Panfilov, recibió de manera póstuma en 1942 el título de "Héroe de la Unión Soviética".
      Hace poco, el Director del Archivo Estatal de la Federación Rusa, Serguei Mironenko, no delante de rusos sino de extranjeros, dió a conocer que la hazaña de los 28 de Panfilov es una falsificación (Andrei Zhdanov, miembro del Politburó, recibió en 1948 un informe de que la pequeña batalla en el cruce Dubosekovo "no tuvo lugar"). De inmediato, los medios de comunicación rusos se lanzaron a reproducir esta "sensacional primicia". En honor a la verdad, es probable que el corresponsal (de apellido Koroteyev) de "Estrella Roja" se haya equivocado en esos momentos de la batalla por Moscú. La cifra "28" sería una leyenda.
    Sin embargo, también existen hace tiempo documentos del archivo científico del Instituto de Historia de Rusia con transcripciones de la división Panfilov (recogidos por la Comisión de Historia de la Gran Guerra Patria, comisión que trabajó de 1942 a 1947): estos documentos prueban el heroísmo de los combatientes en la defensa de Moscú (en particular de la División 316, la de Panfilov) y no desmienten la batalla del cruce Dubosekovo., a reserva de lo que haya ocurrido con los "28".
      Después de todo, como lo sugiere Andrei Sorokin en el portal Web de Odnako, lo que cuenta para los "pájaros carpinteros" de los medios de comunicación rusos es el "heroísmo de los millones que soportaron el Gulag y sucumbieron en él". ¿Por qué heroísmo? Porque fueron todos "víctimas". Que 28 idiotas -verdaderos o falsos- se hayan hecho matar "por la Patria" en las afueras de Moscú (¿qué, no eran en realidad millones?) es francamente deplorable. Insistamos en que, en términos de economía, reivindicar a esas víctimas -reales o supuestas- reditúa, mientras que hacerse matar por "ideas" (siempre traicionadas, claro está) frente a casi dos decenas de tanques alemanes es un pérdida imperdonable -un sacrificio inútil y un gasto, además- que podría haberse evitado con solo salir corriendo entre la nieve. Desde luego, estos "28" ineptos e "irracionales" eligieron (al menos en el filme "Los 28 de Panfilov") no ser víctimas sino entregar la vida por una causa y, la verdad, "éso" ya no se hace -ni debió hacerse nunca, en términos de cálculo de mercado. Las únicas guerras que valen son las rentables, y los únicos sistemas que sirven son los que reditúan.

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