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martes, 29 de diciembre de 2015

LEY DE GRAUEDAD

La universidad que viene seguirá los preceptos de Bernard de Mandeville y los consejos de Henry Kissinger. Mandeville decía que los vicios privados hacen las virtudes públicas. Kissinger, por su parte, afirmó que la mejor manera de resolver un problema es creándolo, política que Estados Unidos sigue puntualmente.
       En una economía "de mercado", un delincuente, como un rico, no es un malhechor, sino un bienhechor. Gracias a aquél vive el policía judicial que lo captura y obtiene un salario. Vive igualmente el agente del ministerio público que le toma la declaración a quien delinquió. Vive la secretaria de acuerdos que transcribe la declaración y la pasa a computadora. Vive el custodio que lleva al capturado a su celda, vive el defensor de oficio y vive el abogado que tome el caso. Viven los restaurantes de la cárcel. Viven de la extorsión -un poco menos honorable- quienes chantajean al preso. Un enfermo es lo mismo: permite el salario de por lo menos un doctor (cuando no de tres doctores, el que da la "segunda opinión" y el que está aprendiendo a tener una propia), varias enfermeras por turno (lo que multiplica los salarios de enfermeras por dos o por tres, según los turnos), los pasantes de medicina (que anotan algo en un expediente), los encargados de los exámenes de laboratorio e imagenología, el restaurante del hospital y a veces, incluso, la cafetería del hospital o hasta el hotel y la cantina/bar del hospital. Desde el punto de vista de Mandeville, eliminar a un delincuente (por ejemplo, evitando que se convierta en tal con educación, cultura, civismo y ética) o evitar con prevención que aparezca un enfermo de gonorrea es suprimir una derrama económica que permite que mucha gente reciba un salario. En el fondo, da igual si el delincuente se robó un bolillo o asaltó un banco o si el enfermo tiene sífilis o traumatismo craneoencefálico: lo que cuenta es que permta, primero, hacer ganancia (u obtener renta derivada de ganancia) y segundo, distribuir salarios. La moral sale sobrando.
      Pues bien, ya existe desde hace bastante tiempo la universidad (que vive de renta derivada de ganancia) donde lo que se enseña o se investiga importa un rábano, como ya existe el investigador que resuelve el problema creándolo (basta con estar al corriente de la "agenda"), para lo que obtiene computadoras, secretarias, viáticos, becarios, asistentes, papelería, etcétera. El contenido sale sobrando, mientras se siga investigando o enseñando "algo que gestionar": esto permitirá que entre dos bibliotecarios se pongan de acuerdo -si lo logran- para conseguir un libro, que un tercero con ayudante lo traiga si es de préstamo interbibliotecario (ya son cuatro trabajos por una petición de préstamo de un libro), que el jefe de biblioteca rote al personal de tal modo que en vez de cuatro puestos de trabajo sean ocho (toyotismo/trabajo de equipo obliga), que una secretaria llame para saber si llegó el libro solicitado (si no, en otro horario puede llamar la otra secretaria, lo que hace ya diez puestos de trabajo), que en el lugar donde fue solicitado el ejemplar suceda lo mismo (menos las secretarias, como sea ya son 20 puestos de trabajo), e incluso que un encargado haga una nota reclamando el libro si hay retraso en la devolución (seamos gentiles: 21 puestos de trabajo). Da igual que el libro solicitado sea "Una vieja historia de la mierda" para un proyecto de investigación sobre "El feminismo en los restaurantes La Vaca Negra- Tastee Freez a comienzos de los años '70: introducción a un estudio de caso". Cualquier evaluador lo aprobará  si su salario depende de la cantidad de participaciones en comités de evaluación y los cargos obtenidos así, y no de investigación o docencia con algún contenido concreto. Nadie está pidiendo calidad de nada, ya que considerarla es arriesgar la cantidad de derrama que "cualquier cosa calculable" deja en "cualquier persona calculable". Así pues, con que "el académico" haga "algo" (calculable) que multiplique milagrosamente los panes -como el delincuente o el enfermo- basta.

MEXICO: AMLO, CUANDO EL LENGUAJE YA NO QUIERE DECIR NADA

En la actualidad, para muchos, especialistas universitarios incluidos, el lenguaje no se refiere a ningún objeto concreto (por lo que no es "objetivo"), ni se diga a una verdad, puesto que, se dice, no hay verdad. Lo que cuenta del lenguaje es su "eficacia".
      En la Ciudad de México, capital de México, el líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está dedicado a esa moda que consiste en "tirarse un tuit". Uno de lo más recientes fue el siguiente: "el nuevo reglamento de tránsito, incluidas sus cámaras, está hecho para robar. La autoridad del DF (Distrito Federal, la capital) parece del PRIAN" , en referencia a la supuesta alianza entre el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y el derechista PAN (Partido de Acción Nacional). O bien lo que busca AMLO, sin que le importe si lo que afirma es cierto o no, es un puro "efecto", ganarse adeptos entre los automovilistas, sin siquiera darse cuenta de que seguramente no son una clientela de izquierda en especial, igual que el PRD (Partido de la Revolución Democrática) al aliarse con el PAN (de "catafixia con Chabelo", Manlio Fabio Beltrones -líder priísta- dixit), o bien está haciendo algo que en algunos países amerita amonestación o multa, aunque AMLO se cuida de dar nombres. Sobre el reglamento, agrega el tuit que se "tiró" el líder: "MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) lo cancelará". Esto deja suponer que son palabras que buscan la "eficacia" de ganarse a la gente. Y además, a cualquier gente.
      Lo que sucede es que el contenido no importa, como no le importaba al líder de MORENA defender al ex jefe de gobierno capitalino Marcelo Ebrard frente al mandatario mexicano, Enrique Peña Nieto (¿hubo corrupción sí o no en la Línea 12?). En lo del reglamento,  AMLO no pasa de "razonar" como ruletero tendencioso al estilo blanquiazul: "lo que no está en mi bolsillo está en el de un político ladrón". Se supone que el objeto del tuit es el robo, salvo que sea el reglamento de tránsito (¿se puede vivir sin uno?). Si hay objeto, lo que hace AMLO, sin aportar ningún prueba, es acusar de robo a la autoridad del DF. Quien roba, hasta donde se sabe, comete un delito, por lo que AMLO está diciendo que la autoridad del DF (el GDF, Gobierno del Distrito Federal) es delincuente. Muy bien: ¿en los bolsillos de quién está el dinero?¿cuáles son en concreto los nombres de los ladrones?¿Qué cargos ocupan y cómo están utilizando el dinero?¿Para cuándo AMLO levantará el acta correspondiente en el ministerio público? Dejemos de lado lo del PRIAN, es una descalificación. Lo del robo, si no hay pruebas, es una difamación. Digamos que AMLO ya no tiene mucho del tabasqueño llano y sí  más del español que se pone necio, con lo pésimo que le queda la necedad a un ibérico (después de todo, López Obrador tiene orígenes de gachupín y lo que dice de Tomás Garrido Canabal en El poder en el trópico es por momentos aberrante). Con esta clase de tuits, que buscan comprar voluntades vendiendo verdades (igual que en mensajes navideños que son un bodrio),  "honestidad valiente" no quiere decir ya nada. Lástima. Unfollow.

AY, HITLER

Una de las modas surgidas de los campus estadounidenses y sus imitadores consiste en aducir que el régimen nazi perseguía y mandaba a campos de concentración a "judíos, disidentes, gitanos y homosexuales", un tipo de descripción que excluye cortésmente a los comunistas (alemanes incluidos).
      Entre 1931 y 1934, las secciones de asalto del partido nacional-socialista obrero alemán (partido nazi), las SA, estuvieron al mando de Ernst Rohm, declaradamente homosexual. Rohm había estado como instructor militar en Bolivia en los años '20, en la guerra del Chaco y destacado en Oruro, donde participó en una intentona de golpe de Estado contra el entonces presidente boliviano Hernando Siles. Aunque cuando los nazis disolvieron las SA, algunos altos jerarcas alegaron la homosexualidad de Rohm, Hitler buscó protegerlo (Bertold Brecht, tal vez exagerando, se mofaba al sugerir que Rohm era el amante del Fuhrer). A pesar del artículo 175 de la ley alemana, que incriminaba la homosexualidad, esta fue tolerada mientras fuera "discreta", en particular por Hitler. No hay nada en Mein Kampf ni en el programa del partido nazi contra la homosexualidad.
      El número de homosexuales llevados a campos de concentración fue bajísimo (entre 5 mil y 15 mil hombres, según las fuentes), y muchos tenían no la "estrella rosa", sino la verde (delitos del orden común). La cifra es baja porque, según el estudioso rumano del tema, Eugen Relgis (quien por cierto vivió largos años y murió en Uruguay), al llegar Hitler al poder había en Alemania dos millones de homosexuales, máxime que durante la República de Weimar, antes del ascenso hitleriano, estos tenían clubs, cafés, asociaciones, publicaciones, literatura escogida, etcétera, y el artículo 175 se utilizaba apenas como instrumento de chantaje (lo que se hizo por lo demás contra Rohm). Al nazismo le gustaba la música de Wagner, quien celebrara la homosexualidad en "Obra de arte del porvenir", y la homosexualidad era de cierta "tradición" en esa "nobleza ruda y guerrera" guillermina (así lo demostró el llamado "escándalo Eulenburg"). Al autor Friedo Lampe se le permitió seguir escribiendo durante el Tercer Reich (publicó en 1936 y 1937) pese a que en alguno de sus textos representaba tendencias homosexuales, y a los kapos en los campos ocasionalmente se les "daba" un prisionero.
       No hubo cacería de homosexuales en el Tercer Reich y, al menos por parte de Hitler y una parte del partido nazi, fue algo tolerado, o peor: se sabía que en la camaradería bélica alemana el "ingrediente" no faltaba y el desprecio nazi por la mujer, "máquina de hacer hijos", era olímpico. Ya en la segunda Guerra Mundial, el sadismo sexual de los nazis en los territorios vencidos batió récords, lo que quiere decir que, al menos desde el "gran relajo" de Weimar, Alemania no era ni sana ni demasiado "purista".

LA FAMILIA ESTADOUNIDENSE: LIBERTAD BAJO SUBSIDIO

Ante la crisis del Estado nacional y lo que podía contener de fomento de la educación, la cultura, el civismo y la ética, algunos se han refugiado en algún tipo de "identidad", de clan, de tribu, de raza, de etnia, de religión, etcétera. Donde estos elementos no tienen tanta fuerza, la gente ha decidido recitar, de un tiempo para acá, que lo más importante es "la familia". Sin embargo, en un país como Estados Unidos, dicho sea para quienes admiran a la Hillary, la familia no tiene nada que ver con lo que fue en el pasado.
       Como lo señalaba hace poco un reportaje de Pravda.ru sobre la familia estadounidense, todavía hasta la segunda posguerra y antes de la crisis el hombre parecía tener un papel central, así cambiara de trabajo, ya que siempre lo encontraba, y por otro lado la mujer estaba más tiempo en casa y menos "emancipada". Podría agregarse que desde la familia, hasta cierto punto todavía se proporcionaba a los hijos educación, civismo y ética. Hoy, las cosas han cambiado y se han acentuado los defectos latentes en la posguerra: regalándoles todo, a los hijos se los compra, en vez de formarlos (educarlos y darles capacidad cívica, ética y afectiva), sobre todo en un mundo lleno de objetos. No se prepara a los hijos para la vida: se los "deja en libertad" porque se considera esta "libertad" lo más preciado. Este acto de compra -que enseña al vástago a venderse- se acompaña de la idealización de la infancia como la etapa "más feliz de la vida" y los padres compran también así irresponsabilidad (es decir que el "estado más feliz" es aquél en el cual se es completamente irresponsable). El hijo que se ha vendido no tendrá ninguna demanda seria ante la vida, pero tal vez habrá "aprendido" a "ofertar" para que el comprador "le llegue al precio" -el de un niño(a) mimado(a).
      El hombre, si tiene la suerte de tener trabajo (a diferencia de la seguridad en la posguerra), está reducido a comprador, el que provee a los hijos y a la esposa, pero sin derecho a ninguna autoridad (la ofensiva de moda es contra el "patriarcado eurocentrista"). Sin voz, el hombre es algo entre un cajero automático y una mascota con derecho a croquetas, si bien le va. Un hombre de mediana edad, blanco y trabajador, responsable de una familia, no tiene ningún derecho ni "programa universitario de género": calladito se ve más bonito e incluso, si además de dar dinero no mima cada cinco minutos a los demás en sus caprichos, puede tener que aguantarse que lo traten de "idiota afectivo".
     La "mujer a la gringa", que trabaja, es según Pravda.ru lo que se ostenta en la serie +Sex and the city, la mujer que goza también de toda la "libertad", que delega en otros los asuntos familiares y en las noches va al restaurante o al bar, si es posible en busca de lo que se llama muy gentilmente "una aventura", prueba de éxito: ella paga, ella hace por lo tanto "lo que le da la gana" sin reparar en nadie más. Según Pravda.ru, el asunto ha llegado tan lejos que prácticamente esta mujer emancipada está en capacidad de significarle al hombre que no lo necesita o incluso que no se necesita de un hombre para tener una familia.
     Esta familia convertida en un gran acto circense que da la impresión de servir de "tranquilizante emocional" -y donde todos deben ser "niños felices", el señor y la señora incluidos, puesto que hay "mucha diversión" y cada quien tiene su televisor de plasma en su cuarto- es en realidad un lugar en el cual, salvo el hombre de la casa/proveedor, cada quien jala en cualquier dirección según se lo dicte "su libertad" y el capricho del momento, unos porque son niños y la otra porque, ganándose la vida, "puede hacer lo que quiera" con "su" dinero. En vez de educación, civismo y ética, este tipo de familia da entrenamiento -y entretenimiento, en vez de cultura- para esa "libertad" que consiste en llevar todo asunto de la vida según el antojo y a todos según el capricho, eso sí, subsidiado, porque un marido es un negocio. Cualquier otra cosa que no sea fun (o luego "sexo, droga y rock and roll") es considerada "coerción contra las libertades".

sábado, 26 de diciembre de 2015

CON FINURA, COMISARIA A LAS VERDURAS SVETLANA ALEXIEVICH

Premio Nobel de Literatura 2015, es un poco fuerte, porque escritora, lo que se llama escritora no es. Sus testimonios, muy numerosos y sobre temas importantes (incluyendo Chernóbil y Afganistán) en la historia de la Unión Soviética, son en verdad un tesoro muy valioso. A condición de que Svetlana Alexievich no escriba una sola línea ni abra la boca. Cuando hace lo segundo, le sale lo filistea, con esa mala mirada de ojos de insecto "a la eslava" que parece saber lo que está haciendo, una cochinada: "filisteo" es aquél que es a la vez vulgar e ignorante y Alexievich, nacida en 1948, podría oler a kilómetros a la distancia al soviético de posguerra que, al igual que un occidental promedio, opina de todo sin estar informado de nada, y encima con aire de suficiencia. Si le dicen a la señora Alexievich que se informe un poco -se lo sugirieron en buen tono funcionarios bielorrusos y rusos-, se enoja, porque a ella no le interesa "la grande", sino "lo pequeño" e "insignificante". Esta Comisaria a las Verduras no ha entendido nada de la mirada de Chéjov sobre la "insignificancia" de las damitas provincianas rusas de los tiempos del zar -a la vez insensibles y tontas, como la misma Alexievich-. Reacciona a la inteligencia (no a la intelligentsia) con la misma repugnancia que otras damitas -de la corte moscovita- descritas no sin cierto pavor por Alexander Griboedov en La desgracia de tener demasiado ingenio. Como sea, los testimonios recogidos por Alexievich -que no esconden nada, ni el terror del año 1937 sobre todo, ni las deportaciones, ni las delaciones, etcétera- son valiosísimos. Demuestran exactamente lo contrario de los títulos que escoge la Comisaria a las Verduras con tal de venderlas con precio en la "etiqueta": La guerra no tiene rostro de mujer, pero la inmensa mayoría de los testimonios muestra la disposición de la mujer soviética para ir al frente, y El fin del homo sovieticus (traducción sesgada y que en francés es La fin de l'Homme rouge, "El fin del hombre rojo") muestra una adhesión generalizada al sovietismo.
       De paso por México en 2003 como "refugiada" (pudo haber conocido a Elena Poniatowska, quien lleva décadas omitiendo la verdad sobre el 2 de octubre de 1968 en México, algo injustificable cuando ya hay archivos abiertos), la Comisaria a las Verduras no tiene más que una solución: carente de educación, inculta como tanto soviético de posguerra, finalmente opta por tirar la ética por la borda, suponiendo que conozca aquella. En El fin del hombre rojo, hay un fragmento no firmado -y que no es testimonio- que dice que Stalin mató a tantos soviéticos como Hitler: si la segunda Guerra Mundial costó por lo bajo 20 millones de muertos (por lo alto, 27 millones) y si Stalin hizo lo mismo, suman por lo bajo 40 millones de muertos o por arriba 54 millones (de una buena vez), para un país que en 1941 tenía 168 millones de habitantes. Ahora bien, la Comisaria Alexievich a las Verduras comienza El fin del hombre rojo con la siguiente cita, de Friedrich Steppuhn: "en todo caso, no debemos olvidar que los que son responsables del triunfo del mal en el mundo no son los ejecutores ciegos, sino los espíritus clarividentes que sirven al bien". Ya entrados en gastos y faltos de toda ética: ¿Por qué no seguir en cuentas alegres? A los 168 millones de habitantes (sin contar territorios anexados) podemos restarle 54 millones de muertos. Quedan 114 millones de tarados que "creyeron" equivocadamente y que, en vez de vivir en el presupuesto -como la nomenklatura a partir de Jruschov- vivieron en el error..¿Cómo se puede ser tan bruto y/o necio?
       La Comisaria Alexievich a las Verduras, en su sentimentalismo a la rusa (que no forzosamente implica bondad), típica soviética de posguerra, no distingue entre Chéjov y "La vida sigue igual", de Julio Iglesias, mientras "le suene" a emoción. Si a esas vamos, Alberto Cortéz, cantando sus "Instrucciones para ser un pequeño burgués", hacía notar en éste un "cinismo al más alto nivel/ que suele dar sensación de solvencia". Deben ser los tiempos actuales, porque es lo que abunda. Este aire es lo poco que aporta Alexievich -quien en realidad no escribe casi nada- a sus testimonios. Ni hablar, agua y ajo (a aguantarse y a joderse), como con mucho del sovietismo. En cuanto al Nobel, se lo hubieran podido dar a Miss Colombia, si la humillación ante Miss Filipinas hubiera ocurrido antes: el resultado habría sido al menos más atractivo y con lloriqueos más sinceros. Un soviético, puesto a las cochinadas, puede ser más puerco que un occidental, lo que ya es bastante.
   
     

DE LA URSS A VENEZUELA: EL SOCIALISMO "GENERICO" (LO MISMO, PERO MAS BARATO)

Venezuela ha logrado en muy pocos años lo que a la Unión Soviética le costó unas cuantas décadas, a partir de Nikita Jruschov: convencer a la gente de que el socialismo es un "genérico", es decir, "lo mismo (capitalismo), pero más barato". Así se abandonó toda formación ideológica y de cuadros, se congeló la cultura como debate, se convirtió la educación en catecismo (lo que no es) y la ética en formalidad declarativa.
     Por la primacía de las finanzas, rentistas, lo que está haciendo el capitalismo actual es dar a creer que la educación, la cultura, el civismo y la ética no tienen ninguna relación con el trabajo, ni con el mérito real, y ni siquiera con el esfuerzo, por lo que todo es cuestión de instalarse en lo que algunos han llamado "zona de confort" así el mundo se vaya al carajo. En Venezuela, por ejemplo, el socialismo fast track hizo lo mismo que el capitalismo con los jóvenes, comprarlos dorándoles la píldora (sus derechos, etcétera) sin prepararlos para nada: en el portal de Aporrea, Luigino Bracci, por ejemplo, demostró el craso error de regalar tabletas a diestra y siniestra (tablets) "a chamos y chamas sin formación política, sin identificación con las necesidades (del) país, para que abran Youtube y se vuelvan adictos a los contenidos de inmensa calidad que las transnacionales del entretenimiento emiten para distraer a la población mundial". Nadie se preocupó por crear contenidos propios. "El regalar tabletas a muchachos de 18 o 19 años, jóvenes, fuertes, brillantes y capaces, también les transmitía una idea equivocadísima,  dice Bracci,que se puede obtener cosas sin luchar y sin trabajar. Y eso no es un valor socialista", aunque, agreguemos, es lo que el igualitarismo soviético o cubano transmitió a la gente en la posguerra. Aquí está el craso error de educación: el regalo recibido al estilo de la novia querida del cantautor -y monumento a la ingratitud- Pablo Milanés, ("no me pide nada a cambio de lo que da"). "Les enseñamos que socialismo era sinónimo de regaladera", constata Bracci, y hasta hubo quien les dijo "malagradecidos" cuando le pusieron varios el logo de la derecha a la misma tableta. La televisión venezolana oficial, dice Bracci, también hizo tontería y media: "comenzamos, dice este autor, a usar frases y lemas ridículos, como el 'vivir bien' y 'vivir viviendo', acompañados de la política de la regaladera...Todo esto sirvió únicamente para implantar la idea de que el gobierno era bueno porque ofrecía cosas baratas, o regaladas". ¿Qué decía tal o cual funcionario chavista? "El capitalismo es malo porque vende caro, el socialismo es bueno porque vende barato".
     Más de un soviético se fue de bruces cuando descubrió que el capitalismo vende caro -hasta el salchichón en Nueva York- y que las cosas hay que pagarlas, cuando se puede (lo que tampoco es obvio): ¿qué, no iban a caer dólares de los árboles? Ir al mercado creyendo que es el Estado de Bienestar es el tipo de extravío que se produce en quien carece de educación y de cultura (es decir, de un mínimo de conocimiento), y que cumple simulando con la obligación cívica mientras una dizque ética le dice que lo mejor es lo regalado por el Estado, sin que importe mucho de donde salió lo recibido. Dice el dicho que "lo barato sale caro" y aún no termina de verse -Rusia incluida- lo que cuesta deshacerse de la educación, la cultura, el civismo y la ética porque "son lujos que uno no puede darse" en un "mundo material" o "ideales" sin utilidad, pasada la rebeldía adolescente "a lo Che Guevara". No es el "punto": el punto es saber si se vive de trabajo o de renta (y de trabajo propio o de renta ajena), o -en cuanto a los jóvenes- de recibir todo como un regalo debido sin dar absolutamente nada a cambio. Encima, como lo ha dicho Luis Britto, la gente termina creyendo que "todo eso cae del cielo, que no presupone arduo trabajo ni hay que defenderlo". Hay que ver a las generaciones de la "sociedad opulenta", como la llamara John Kenneth Galbraith, o a los vástagos del Estado jrushoviano-brezhneviano soviético: como los jóvenes occidentales de clase media, solo saben hacer "jugadas de ida y vuelta" (de  casino, blofeando para ganar tratando de no perder ni arriesgar) sin criterio y sobre todo, sin defender nada. Llega la derecha a ofrecer -sea Reagan, Macri o la MUD (Mesa de Unidad Democrática)- y solo se preguntan qué vender -empezando por las ideas y quienes las crearon- para "llegar al precio". Y encima hay que aguantar en la izquierda "feliz" lo que Aram Aharonian ha llamado en el portal de Aporrea años de "denunciología y lloriqueo". En serio: ¿qué, o a quién hay que vender para tener con qué ante la próxima oferta en el mercado o del imperio?

RUSIA: LA EDUCACION EN APRIETOS

En algunos niveles en Rusia se está convirtiendo la educación en un negocio, lo que puede acabar siendo el equivalente de negarla como tal. Para Olga Chetverikova, candidata a ciencias históricas entrevistada recientemente en el portal ruso Nakanune, el problema tiene su origen en una estrategia estadounidense (la "Iniciativa de Tercera Defensa") que ya no distingue entre guerra y paz y quisiera que todo esté al servicio de una "seguridad" concebida como problema de inteligencia militar. Como se sabe, un militar muchas veces no piensa: obedece.
       El desmantelamiento de la educación va a la par con el de la cultura, que ya no se entiende en su sentido original, ligado incluso a la etimología ("cultivo"), sino como un "hábito". De lo que se trata es de "restructurar hábitos", no de ofrecer conocimientos o saberes. Este adiestramiento para plegarse al mercado "global" está plasmado en los programas "educativos" rusos de aquí al año 2020. Para Chetverikova, lo que se busca es darle a las grandes empresas un mayor control sobre la educación superior -se entiende que sobre sus contenidos- y sobre la educación en general, suponiendo, agreguemos, que se trate en realidad de "educación" y no de "competencias". De lo que se trata es, en otros términos, de "remodelar rutinas" -y al final de cuentas, comportamientos- luego de haber destruido el sistema de valores, los tradicionales incluidos. Parte de esta nueva orientación fue decidida en la Conferencia Internacional de la nueva tecnología y la educación EdCrunch, centrada en la competitividad. El asunto es el mismo más o menos en todas partes: crear una carrera de todos contra todos sin que quienes compiten por estar en tal o cual ranking (por puro fetichismo de asociar un número a un "vencedor" o un "perdedor") sepan en el fondo el "porqué" de lo que están haciendo, salvo que no "hay que" dejar de hacerlo para no ser "perdedor".
     El proceso en Rusia se ha ido probando por ejemplo en la Escuela Superior de Economía y en el centro de Skolkovo, creado en 2011. Entre otras cosas, se trata también de "bombeo" de cerebros para beneficio estadounidense. Otro programa, Teach for All, ha sido creado no en Rusia, sino por el Boston Consulting Group, para que gente que en realidad ha perdido toda identidad tenga, eso sí, "competencias" (o "habilidades"), aunque sean muy primitivas.
      Según Olga Chetverikova, esta erosión de valores deja a la gente sin apoyo moral: "una persona así es muy fácil de manejar", agrega. La pérdida de referentes culturales, que suponen conocimiento y no "entretenimiento", aunada a la desaparición de toda educación para beneficio del adiestramiento de la "rutina", ´únicamente puede desembocar en la aniquilación de la ética. Después de todo, el mecanismo es sencillo: dejarse manejar es para muchos una buena manera de no asumir ninguna responsabilidad (es lo propio del que obedece sin más) o, sin ir tan lejos, de no discenir nada de nada.

ESTADOS UNIDOS: LA EDUCACION COMO NEGOCIO

Cuatro cosas están desapareciendo rápidamente de muchas sociedades: la educación, la cultura, el civismo y la ética. Es grave en sociedades que, como las latinoamericanas, tienden a creer que la educación son los modales, la cultura es un ornamento, el civismo un atentado contra la discrecionalidad y la ética idealismo perfectamente prescindible, puesto que "el mundo no es así".
      En países como Estados Unidos, la embestida pasa por el ataque contra toda educación que no esté restringida al adiestramiento. La cantinela de que hay que "responder a las demandas de la sociedad", repetida en universidades públicas de otros países, no tiene otro significado que el siguiente, porque esa "sociedad", curiosamente, nunca está definida: hay que responder a las "señales del mercado". ¿Qué es lo que pide por ejemplo el gobernador del estado estadounidense de Florida, Richard Scott (desde 2011)?: "Denos ingenieros, científicos, especialistas en salud y en tecnología. No se preocupen demasiado por los historiadores, los filósofos, los antropólogos y los profesores de inglés". En Wisconsin, el gobernador Scott Walker (desde 2011) propuso sacar de la universidad la enseñanza de la filosofía, con el argumento de que la misión universitaria es "resolver problemas y mejorar la vida de la gente". Para Scott Walker no importa el lema de "la búsqueda de la verdad", sino de la fuerza laboral (!).
       Cualquier universitario de un país más atrasado que Estados Unidos puede creerse que así deben ser efectivamente las cosas. La educación es una formación (un "dar forma") y una transmisión de conocimientos, pero esos gobernadores están pidiendo otra cosa: no conocimiento, sino "técnicas" (no un know why, sino un know how), y no capacidad de dar forma a nada, sino de "aplicar".
       Entretanto, desde el año 2009 (un año después del estallido de la más reciente crisis económica), la mitad de los estudiantes estadounidenses se ha graduado y siete de cada diez necesitan de algún tipo de ayuda para completar sus estudios. Por increíble que parezca, el sistema estadounidense les da el equivalente de un contrato de aparcería: créditos. Los estudiantes que se graduaron en 2014 tuvieron una deuda media de casi 29 mil dólares y los estudiantes estadounidenses deben hoy en total 1,3 billones de dólares, casi el 80 % a entidades federales.Por lo demás, los trabajos bien remunerados no abundan. En suma, al que mejor le va debe pagar una parte de ese "mejor" a quien le prestó y que se hará de un dinero sin ningún mérito ni esfuerzo, sino por negocio. Lo que por lo demás piden Scott Walker o Richard Scott no es que los graduados vayan a tener méritos o a esforzarse por "dar forma" o por conocer lo que hacen, sino a responder a un patrón o detrás de una máquina. Si es algo que deba hacerse sin mayores preguntas, quiere decir que, efectivamente, lo recibido es adiestramiento y no educación. Cualquiera puede ver la definición de educación en Internet y entender que no es lo que están recibiendo los alumnos en las universidades (en cuanto a los de ciencias sociales y humanidades, a lo sumo son tolerados si saben hacer "animación" y "entretener", para lo que, según el pedagogo estadounidense Henry Giroux, un ejército de ayudantes en Estados Unidos reciben food stamps).
      Por si es difícil de entender que no importa en el estudiante -ni en el estadounidense ni en el de muchas universidades de otras latitudes- el aprendizaje sino el negocio, en Estados Unidos las tasas de interés para créditos al estudio (de 8% o 10 %) vuelven éstos más caros que los que se otorgan para hacerse de un coche o de una casa.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

COSTA RICA: ¿SOLIS CONTRA LA CORRUPCION?

Una de las cosas que más puede inquietar en América Latina de la corrupción es que termine. Si fuera así, no queda muy claro con qué criterio se multiplicarían los panes, porque ni el trabajo ni el mérito son valores dominantes.
      Luis Guillermo Solís, mandatario costarricense, no pudo ocultar a los 100 días de su mandato (que comenzó en 2014) que encontró lo siguiente: "el problema de la corrupción y de la ineficiencia en las entidades del Estado puede ser mayor de lo que hasta ahora se imaginaron los pesimistas", declaró.
      Costa Rica, un país muy estable políticamente hablando, desde 1948, ha tenido un sector publico en el cual, a diferencia de lo que ocurre en el resto de la región, los empleados del sector público (15 % de la fuerza laboral formal, unas 295 mil personas) son mejor remunerados que los del sector privado. Esto no impidió que Solís, candidato ciudadano (Partido Acción Ciudadana), encontrara "puestos de jefatura sin un solo subordinado" (es decir, cargos de jefe remunerados para mandar sobre absolutamente nadie), "beneficios salariales excesivos para el círculo primario de ex ministros" (como si por lo demás no hubieran dejado nunca el cargo), "contrataciones con exclusividad", entidades que trabajaban sin presupuesto e instituciones que lo tenían subejecutado. Solís mencionó igualmente las duplicaciones de funciones y fragmentaciones de un aparato estatal con muchos trámites, lentitud y frecuentes poderes de veto.
      Lo que hiciera o dejara de hacer Solís -por lo demás no muy favorable a seguir con el acercamiento económico con Estados Unidos- no interesó a nadie: ni a la izquierda, ni a la derecha, que por lo demás tuvieron alguna vez en Costa Rica su peculiar forma de populismo, el "pepefiguerismo", por José Figueres Ferrer, tres veces presidente de la república centroamericana. Este desinterés dejaría abierta una interrogante: la de saber si derecha e izquierda no han sido con frecuencia en América Latina -como en España, con solo ver un mapa de la corrupción por regiones- en realidad dos formas de "repartir" (se) lo ajeno desde arriba. Que Costa Rica sea -junto con México- el único país de América Latina donde existen logros conseguidos desde abajo (tal vez quepa incluir al Uruguay por otros motivos) probablemente explique la notoria indiferencia actual de todos los portales de izquierda ante el destino de estas naciones.

VENEZUELA-ARGENTINA: LLEGAR AL BUEN FIN

El ex mandatario  brasileño Luiz Inacio Lula da Silva ya ha presumido de haber creado una nueva clase media de millones de consumidores. El gobierno venezolano parece haber querido hacer algo similar. el actual mandatario Nicolás Maduro anuncio hace algún tiempo que habría "TV plasma para todos". "Voy a garantizar que el pueblo tenga televisores de plasma", declaró Maduro. Cristina Fernández de Kirchner hizo algo muy parecido:  la ahora ex mandataria anunció desde 2011, dos años antes que Maduro, el plan "Televisores para todos" (para LCD de 32 pulgadas, en 60 cuotas). La presidente comenzó con el otorgamiento de este regalo progresista a los jubilados.
      Entretanto, otras cosas se cocinaban en Venezuela: el total de fuga de capitales y de desvío sin registro de los dólares obtenidos en el mercado mundial por PDVSA (Petróleos de Venezuela, S.A.) podría haber llegado, si los cálculos de Marea Socialista dados a conocer en el portal de Aporrea por Carlos Carcione son correctos, a cuatrocientos setenta y cinco mil seiscientos treinta y un millones de dólares (1998-2013), suficientes para la compra de 2 millones 500 mil casas nuevas en Miami, de 5 cuartos, 6 baños, estacionamiento para 3 automóviles y jardín. No queda claro por qué la oferta al pueblo venezolano se limitó a TVs de plasma. Como lo señala el autor, este sector capitalista que en realidad no produce, no fomenta el consumo interno ni otras exportaciones, no investiga ni inventa, no invierte ni arriesga capital propio, habría podido incluso garantizar con lo desfalcado 9 años de importaciones con el barril de petróleo a 0 dólares (sic). De manera ilegal e ilegítima, esta mafia ("boliburguesía" es demasiado amable) saqueó más (ciento veintiseis mil ochocientos ochenta y ocho millones de dólares, entre importaciones fantasma, sobrefacturaciones y contrabando para la extracción) de lo que recibió el país como Ingreso Fiscal Petrolero.
      De acuerdo con la economista salvadoreña Julia Evelyn Martínez, la revolución bolivariana dejó de existir el día en que Maduro consideró como derecho del pueblo el de tener TV de plasma. Lo mismo pasó cuando Fernández de Kirchner prometió una "Argentina de muchos, de todos" a la par de la oferta de cientos de miles de TVs LCD de alta definición. "A estos gobiernos -escribe esta economista- no debiera extrañarles que la clase trabajadora y demás sectores subalternos mantengan su fidelidad o adhesión a un proyecto socialista en tanto no tengan un espacio dentro de la sociedad de consumo, pero tan pronto como obtengan ese espacio -ya sea por políticas sociales redistributivas o por la vía del empleo o del crédito- éstos comenzarán a indignarse y movilizarse en contra de todo aquello que consideren una amenaza al consumo conquistado. En consecuencia, apoyarán y votarán a quienes les ofrezcan la sostenibilidad y el aumento en este consumo, no importa si son de izquierda o de derecha, si son demócratas o sin son fascistas". ¿Por qué al chavismo se le perdieron dos millones y medio de electores que se abstuvieron?
      No hay por cierto motivos distintos que estén moviendo a una parte del electorado mexicano descontento porque el Partido Revolucionario Institucional (PRI) "no afloja" lo suficiente. Nadie dijo nada -o casi- en 12 años con miles de muertos porque México iba a buen ritmo (de banda) y "había dinero", "haiga sido como haiga sido", pero cuando "dejó de haber dinero" (es muy relativo) bastaron 43 muertos en Ayotzinapa para descubrir hasta falsos casos de corrupción,  y también -igual de falsos- de indignación.

martes, 22 de diciembre de 2015

HAITI: SACANDO PARA LA RENTA

Claxon puede rendirle homenaje a la patrona del CRESFED (Centre de Recherche et de Formation Economique et Sociale pour le Développement -Centro de Investigación y de Formación Económica y Social para el Desarrollo), una organización no gubernamental haitiana: el asunto es siempre el mismo, salvo que, para esa patrona, que tiene entre sus rentas la de una viuda(es muy apreciado en América Latina), Haití siempre es primero en todo.
      Así, ya se sabe hasta la saciedad, aunque sea siempre en realidad el cobro anticipado de la renta, Haití fue el primer país de América Latina en independizarse. Cobrada la renta de esta hazaña de esclavos, es posible omitir sistemáticamente que los triunfadores -en particular Henri Christophe, el enemigo de Alexandre Pétion- se creyeron pronto reyes (con castillos, palacios, fortalezas y nobleza) y dividieron al naciente país ("nobleza haitiana" quería decir en Europa algo así como "pequeña corte de advenedizos"). No importa: Haití fue el primer país en contratar deuda externa para modernizarse y el primer país, ya en el siglo XX (dejando de lado al Paraguay de Alfredo Stroessner) en tener una dictadura. Sin mayor mérito que un pequeño texto, La ocupación norteamericana en Haití, el enviudar de algún famoso se convirtió en una segunda renta, sumable a la de representar"al primer país de América Latina que se independizó de...." Pueden agregársele premios y cargos a una historiadora que no lo ha sido tanto, por más autosatisfacción que pasee.
     El difunto tuvo tiempo de vivir la caída de la Unión Soviética que prácticamente lo curó de poliomielitis (lo que ningún homenaje latinoamericano ni especialmente cubano mencionó jamás), como miembro del PUCH (Partido Unificado de los Comunistas Haitianos, de René Théodore, que durante la dictadura duvalierista tuvo que aguantarse ver morir asesinados a muchos, incluida la familia entera Sansaricq) y de ir a entregarse -en vez de renunciar a tiempo- a los estadounidenses. Estos, con miles de marines,  "repusieron" a Jean-Bertrand Aristide en la presidencia haitiana en 1994 luego del baño de sangre de la dictadura de Raoul Cédras (el mismo Aristide fue nuevamente derrocado en 2004). El difunto, creador de la OPL (Organisation du Peuple en Lutte- Organización del Pueblo en Lucha) pactó de tal modo que Peter Hallward  (Damning the flood,  Verso, 2007describió la trayectoria de este "histórico dirigente" (en realidad un "cosmopolita" exiliado casi 30 años en México y dedicado a una peculiar docencia con las alumnas) como "de Fidel Castro a Jesse Helms" (Génesis de la Revolución Cubana es por lo demás un buen libro con algunas tesis antojadizas). Kim Ives, periodista de Haití Liberté, describió a la OPL como un grupo de "lameculos del imperialismo norteamericano, que emplazaron a Aristide a romper con las organizaciones populares de izquierda de Haití y a regresar del exilio en 1994 sobre los hombros de 23 000  soldados norteamericanos". Como otros de la comitiva en Estados Unidos, que además rogaban ser convertidos en un Puerto Rico sin tanto negro y pedían a gritos en una conferencia en Brooklyn la intervención estadounidense, ante la mirada atónita de más de uno, el difunto de la viuda estuvo rodeado de gente que se jactaba del apoyo de Otto Reich (cubano-americano funcionario del extinto mandatario Ronald Reagan y del hoy ex presidente George Bush padre) y Roger Noriega (extremista de origen cubano y alguna vez subsecretario estadounidense de Estado para el Hemisferio Occidental), "duros" de la administración estadounidense. La OPL, junto con otras agrupaciones de Convergencia Democrática, recibió fondos de National Endowment for Democracy (NED) e hizo toda la política económica, de calumnia social y de bloqueo solicitada por Estados Unidos contra Aristide.
      Primero en todo, Haití parece haberlo sido en un gobierno de izquierda a principios de los '90 y también en el circo, las maromas y el teatro de izquierdistas dispuestos a cualquier cosa después de 1989-1991 con tal de no perderse nada del carnaval del poder. A la larga, todo terminó en el regreso de la derecha e incluso, sin mayor escándalo en contra, de Jean-Claude Duvalier, Baby Doc. Las "cocinas" de la viuda, como las de más de un latinoamericano en el exilio en México, no fueron pocas ni inocuas, aunque desleales sí. Casi como regla.

REPUBLICA DOMINICANA Y LA CORRUPCION "DE ESPANTO"

No existe en América Latina relación directa entre gobierno de izquierda (o centro-izquierda) y corrupción: esta ha sido mínima (en el liderazgo/cúpula) en Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Uruguay, El Salvador e incluso en Cuba (un país en muy buena posición en este terreno). En cambio, sí suele haber en la región relación directa entre gobiernos de derecha y corrupción, como ha sucedido en Chile (con el hoy ex mandatario Sebastián Piñera), México (en particular durante el primer sexenio de Acción Nacional), Paraguay, Panamá, Guatemala, Colombia (con Alvaro Uribe) y Haití. No hay relación directa entre corrupción y "moderación" o no moderación de discursos y prácticas: el muy moderado Brasil está dando muestras de bastante corrupción, al igual que la radical Venezuela. Al menos de acuerdo con Transparencia Internacional, Chile y Uruguay son los dos países menos corruptos de América Latina; los más corruptos son Paraguay, Venezuela, Haití, Honduras y Nicaragua (dos con gobiernos de izquierda), con Guatemala y República Dominicana pisando los talones (y Ecuador con problemas "en medio"). El problema está en saber qué hacen algunos gobiernos de izquierda en "puestos tan altos" (Argentina también lo ha estado, por cierto, en un lugar muy cercano al de México, contra lo que pudiera pensarse del supuesto"desarrollo" del país sudamericano y de lo -también supuesto-"horrendo" de México).
       Hay casos sorprendentes pero frecuentes, como el del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), fundado en 1973 por el ilustre ex presidente Juan Bosch. Hace rato que el PLD se encuentra en problemas de corrupción: en concreto, desde que llegó al poder y entraron como miembros de la organización empresarios como el dueño de bancas de apuestas Juancito Sport, Juan de los Santos, por poner solo un ejemplo. El oportunismo se hizo también visible durante la presidencia de Leonel Fernández (la primera fue en 1996-2000, la segunda en 2004-2008), cuando con tal de tener puestos políticos como Danilo Medina estuvieron dispuestos a pactar con quien fuera, balagueristas incluidos-partidarios del ex mandatario Joaquín Balaguer, quien practicó un duro terror contra sus opositores. . El PLD quedó a merced de quienes se metieron a financiarle sus campañas y de fondos "discrecionales" del presidente para programas sociales (Programa de Empleo Mínimo Eventual, Programa de Acción Barrial, por ejemplo), además del dinero de privatizaciones de empresas públicas. Los culpables no fueron castigados. El actual presidente dominicano, Danilo Medina (desde 2012), no tuvo problema en pactar con de los Santos, pese a las denuncias contra éste por manejos turbios. República Dominicana se ha sumado así a los gobiernos de izquierda con serios problemas de corrupción.
      La relación que curiosamente sí existe -sin ser generalizada- es entre países con antecedentes más o menos recientes de dictaduras y corrupción: son los casos de Venezuela, Paraguay, Haití y Nicaragua. Con la excepción de Paraguay, son varios de los países que Juan Bosch describió en su Póker de espanto en el Caribe, aunque incluyera a la Cuba de Fulgencio Batista y la República Dominicana de Rafael Leonidas Trujillo. Esto abona en el sentido de una mayor proclividad de la derecha a la corrupción (lo mismo ocurre en Guatemala), y es por el mismo motivo que algunas izquierdas hubieran debido seguramente apresurarse a dar ejemplo de otra relación con el bien público.

EL SALVADOR: LA CORRUPCION, A LA DERECHA

Los gobiernos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador se encuentran entre aquellos latinoamericanos de izquierda que no han caído en problemas graves de corrupción. Rubén Zamora, un socialdemócrata cercano al FMLN, ha señalado que de todos modos no faltan líderes de esa organización que ahora viven con bastante holgura, casas con jardín, paredes de tres metros y vidrios o alambres de púas que las separan de la calle. También ha sido señalada la tentación de algunos líderes del FMLN de hacer negocios en el marco de Alba Petróleos. Con todo, no es posible pensar que en la paz los dirigentes de la antigua guerrilla vivan como si estuvieran en la montaña ni que renuncien a toda posibilidad empresarial. Lo que llama la atención sobre todo es que algunos dirigentes salvadoreños de izquierda justamente no parecen haber salido del monte: el mismísimo presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, ex jerarca guerrillero, en vez de hablar recita (cuando puede hacerlo bien), y no faltan tampoco ocasiones para extravíos ideológicos de Medardo González, líder del FMLN. Hasta cierto punto, se extraña menos activismo y una alianza más amplia, como la que previamente llevó a Mauricio Funes al gobierno (2009-2014)
     Por lo pronto, y como sucede en prácticamente todos los países de América Latina, en El Salvador la derecha de ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) mostró que no era capaz de gobernar sin corrupción.: fue en particular el caso del hoy ex presidente Francisco Flores, acusado de peculado y enriquecimiento ilícito (fue Funes quien difundió el asunto desde el año 2013). Flores está bajo arresto domiciliario.
     Dicho sea de paso, ha sido la derecha salvadoreña (como la diputada arenera Margarita Escobar) la que ha intentado promover para "su" país, junto con una iniciativa abierta de ley de Estados Unidos, el equivalente de la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala), que actúa bajo presión directa de Washington -o hace lo que le piden o le cortan la ayuda económica- y también ha sido propuesta para Honduras. Hasta ahora, sucede que El Salvador, justamente, no es ni Guatemala ni Honduras. El canciller salvadoreño Hugo Martínez -considerado cercano a Funes- ha contestado que El Salvador fortalecerá sus propias instituciones para combatir la corrupción. El gran problema salvadoreño sigue siendo el de las pandillas, las "maras", y el otro tal vez esté en saber si el FMLN puede o no hacer alianzas, en vez de encerrarse en el electoralismo con el mismo tipo de "catecismo" practicado en el monte.

domingo, 20 de diciembre de 2015

MEXICO, DISTRITO FEDERAL: ¿DONDE ESTA LA CORRUPCION?

El actual jefe de gobierno del Distrito Federal, la capital mexicana, Miguel Angel Mancera, no las tiene todas consigo. El hecho de ser institucional ante una izquierda que prefiere al mismo tiempo la asamblea -donde cualquiera puede escudarse en el anonimato- y el gran pronunciamiento intelectual no ha beneficiado al jefe capitalino. Sin embargo, Mancera no está muy lejos de sacar adelante lo que se propuso: resolvió un problema grave de corrupción en la Línea 12 del Metro (problema heredado del jefe de gobierno muy izquierdista Marcelo Ebrard), ha logrado una labor eficaz de la procuraduría (casos Heaven y multihomicidio de la colonia Narvarte, contra los intentos de "politizar" el asunto bajo el anonimato del "todos sabemos quién fué"), está por conseguir la transformación de la capital en estado 32 de la República Mexicana y, tal vez, alcanzará a elevar el salario mínimo de tal modo que sea verdaderamente constitucional. De acuerdo con la asambleísta Alejandra Barrales, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el "estado 32" permitiría, entre otras cosas, tener mayores recursos (por ejemplo, para programas sociales) y mando sobre la policía para las futuras demarcaciones territoriales (hoy delegaciones) y, hay que agregar, una nueva Constitución que puede ser progresista. Actualmente, el Distrito Federal carece de policías: la cifra es casi ridícula para una urbe de casi 9 millones de habitantes que practican "echándole muchas ganas" el incivismo.
     Dos deportes más son favoritos de la ciudad: el valemadrismo ("qué me importa") y, sobre todo, la queja: que si por el incivismo del vecino, o que si por el reglamento de tránsito nuevo, porque me impide el incivismo a mí, cuando el que me molesta es el del pinche vecino. Que si el sol, porque calienta, o que si por el frío, porque está frío: de este calibre son las quejas del chilango, cuerpo de chile cara de chango, habitante capitalino. Hay algo en lo que el D.F. francamente no destaca: es el lugar 32 sobre 32 estados en materia de corrupción, seguido en el lugar 31 del estado de México, zona conurbada del Distrito Federal que sumada a éste hace una megalópolis de unos 20 millones de habitantes. El mismo Miguel Angel Mancera ha dicho que la corrupción es el principal mal de México y hace pocos días decidió tres líneas de acción para combatirla en el Distrito Federal (vinculación, transparencia y fiscalización).
      Con todo, hay asuntos extraños, y es la consigna de hacerle la vida de cuadritos, tanto como sea posible, a un jefe de gobierno que busca resultados y no parece estar llenándose los bolsillos. El periódico español de mayor venta en el mundo, por ejemplo, ha venido sugiriendo que el Distrito Federal se está volviendo otro espacio del crimen, incluso en zonas acomodadas como el perímetro Roma-Condesa, dizque "exclusiva zona cultural" para el rotativo (y donde, cualquiera lo sabe, abundan los jóvenes decentes, igual que en otras colonias la versión "derecha" e igual de insolente de la "clase creativa", la "burguesía bohemia"): un asalto "agrava la ola de violencia en el D.F.", titulan los ibéricos.
      De las 50 ciudades más peligrosas del mundo a principios de 2015, varias eran mexicanas, y dos, por cierto, centros turísticos, uno con el mayor número de albercas per cápita del mundo, Cuernavaca (lugar 50), con Acapulco en un triste tercer lugar (en este puerto se venden hasta niñas a los turistas extranjeros). Culiacán, capital de Sinaloa (centro-occidente) está en el lugar 24 y es notoria la baja de la violencia en Ciudad Juárez (27). La lista incluye por debajo de Culiacán a Ciudad Obregón, Ciudad Victoria, Tijuana, Nuevo Laredo, Chihuahua y Torreón, ciudad que estaría cerca de salir de este ranking. Si 10 ciudades mexicanas están entre las más violentas del mundo (9 si Torreón alcanza a salir), ¿hay algo peor? Sí, y de lejos: el muy progresista Brasil tiene en esta lista la friolera de 19 ciudades (casi el doble de México), sin contar Río de Janeiro y Sao Paulo, más peligrosas que el D.F. La ciudad más violenta del mundo sigue siendo la hondureña San Pedro Sula (primer lugar), Ciudad de Guatemala, capital de un país que se está hundiendo como el segundo más pobre de América Latina, ocupa el lugar 25 y San Salvador, capital salvadoreña, el lugar 13 (aunque es un progreso en comparación con una década o un poco más atrás). La segunda ciudad más violenta del mundo es Caracas, pero hay más venezolanas en la lista (Barquisimeto, Ciudad Guayana, Valencia). Medellín estaría por salir (lugar 40), aunque quedan de Colombia, Cali, Cúcuta y Palmira. En suma, la mayoría de las ciudades más violentas del mundo es abrumadoramente latinoamericana, pero no abrumadoramente mexicana . Dejando de lado a New Orleans, Detroit , Baltimore y St. Louis, llama la atención que haya varias del antiguo país del apartheid, Sudáfrica (Durban, Ciudad del Cabo, Nelson Mandela Bay). Desde muchos puntos de vista, los problemas parecen mucho más graves en Brasil y Venezuela que en las ciclopistas defeñas.
      Aunque haya desastres con el tráfico y algunos proyectos (tipo corredor Chapultepec, que se anunciaba una desgracia) innecesarios, por momentos pareciera que el problema del Distrito Federal, en los últimos años, ha sido el tener autoridades no corruptas que le impiden por ejemplo a quien destruyó el suplemento cultural de una revista y también toda una revista universitaria de lujo (convertida en un "club de manoseo entre los más grandes") "sortear el Oasis" ("Carta abierta a Miguel Angel Mancera"): el tráfico debe abrirse como el mar Rojo para que quien inventó datos en "El jefe máximo"siga en corruptelas (haciéndolos pasar por verdaderos y cubierto por el antiguo Obispo de Copilco ante las denuncias del falseamiento). O tal vez estas autoridades impiden, en el D.F. al menos (incluyendo las colonias Roma y Condesa, capitales del churro sin chocolate  "El Convento"), que se haga realidad la última fantasía del catedrático -también solapado por el antiguo Obispo de Copilco- que acaba de ir a comparar en Estados Unidos el México del mandatario Enrique Peña Nieto con el Chile de Pinochet y a decir que el mismo México está viviendo un "terrorismo de Estado". ¿Sin un solo soldado en la capital?. Es que los hay a quienes nadie les pide nunca resultados, suponiendo que importen: con su "rúbrica" basta hasta para"agravar la ola de violencia en la capital mexicana" o para decir cualquier cosa, mientras que los resultados de un jefe de gobierno capitalino no importan, es más: ni existen. De acuerdo con un sondeo muy reciente de Ipsos Mori, México es el país más ignorante de entre 33 escogidos, en materia de brecha entre percepción y realidad (el lugar del mundo donde las percepciones son más distantes de las realidades). Esto significa que el jefe de gobierno es corrupto -no importa que no haya pruebas- y que los corruptos no lo son, sino que son los adalides de las excelentes intenciones, las buenas conciencias, las mejores causas y lo que sea que resulte "bien pensante". Este es el tipo de "refinamiento" detrás de la queja que es difícil de soportar en la Ciudad de México (CDMX), aunque no debiera impedir reconocer que esta megalópolis no es ni de lejos "el peor de los mundos" ni ningún infierno.

viernes, 18 de diciembre de 2015

ECUADOR: EL INTELECTUAL SEÑORITO, GENIO Y FIGURA

Una parte de la intelectualidad ecuatoriana ha sabido homenajear a sus muertos escogiendo, sobre todo, a dos que "triunfaron" en el exterior,en particular en México, e ignorando la labor de otros, sobre todo si algo tuvieron que ver con el comunismo. Cuando a quien homenajea se le sugiere que uno de los escogidos pudo haber obtenido un emeritazgo en México por motivos no del todo académicos (pero sí de amiguismo con el rector de una universidad pública de gran renombre), la respuesta es que nadie está dispuesto a criticar a un amigo de juventud (es decir, el problema está desplazado de cierta corruptela a un asunto emocional del que nadie está hablando, pero en el cual uno está obligado a callar so pena de pasar por alguien que atenta contra la infancia, las tarjetas de Unicef, la adolescencia rebelde, la juventud perseguida en el Café 77 o cualquier compadrazgo por el estilo). De este homenajeado, por ejemplo, no se puede decir que su libro Definición de la cultura es lo más cercano a una muestra de pereza o de desparpajo. Mucho menos es algo que pueda decirse entre quienes se pelean la "herencia" (la intelectual), como en el caso del otro se pelearon la herencia material, con las peores jugadas. Hélos ahí, los provincianos: al primero lo celebran, desde luego, porque por haber sido amigo de Rudi Dutschke, Rudy el Rojo, es ya un "ecuatoriano universal", aunque tras bambalinas no falte quien reconozca que no entiende como se pasa del marxismo a un ethos barroco que, dicho sea de paso, no hubiera disgustado a un ideólogo del franquismo como Eugenio d'Ors. Ahí está, detrás del izquierdismo, la reacción del "aristócrata del espíritu" que desde el "valor de uso" detesta a la vez el comunismo (porque va para adelante) como el capitalismo -el liberal- y su "valor" (porque en otras épocas históricas también ha sabido ir hacia adelante). Si, salvo en lo que refuerza nuestros privilegios, pudiéramos ahorrarnos la modernidad capitalista (donde seríamos iguales a los demás y no una minoría selecta), tanto mejor.
     Al otro hay que rescatarlo de sus errores en la polémica sobre el velasquismo (en un libro que no equivale a la enorme investigación llevada a cabo por sus supuestos rivales) y celebrarle, junto a sus artes de "gran insultador" en Entre la ira y la esperanza, su heroica resistencia al neoliberalismo, su apego a un socialismo al que nunca se apegó (mucho menos si fue, supuestamente, discípulo de Raymond Aron) y, en el fondo, un anticomunismo oportuno porque así lo reclamaba la Revolución Cubana. Después de todo, este otro, "discípulo de Aron" sin haber tomado seriamente ninguna de sus clases (de lo importado, lo que aparezca), se quejó amargamente de falsedades más o menos bien documentadas como tales, como la "persecusión" del líder comunista Pedro Saad para que no publicara en la editorial del Partido Comunista Francés. Así que los actos de los comunistas ecuatorianos eran supuestamente "rufianescos", aunque el modo de polemizar de la "víctima", al decir bastante caballeroso del autor de El mito del populismo,  no era precisamente el de un lord que en realidad -hay que saberlo- no dudaba en aplastar a quien creía débil y deshacerse en cortesías con el más fuerte.
       Hay colecciones con ciertos autores que por alguna extraña razón no se llaman "Señoritos que marcaron nuestra Historia", o algo así. La parte de la intelectualidad que se quejó de la "larga noche neoliberal" la aprovechó, con no pocos privilegios universitarios, no sólo para prácticas amiguistas, sino para sacarse de la manga algunas tesis reiteradas una y otra vez sin que sean siquiera bien entendidas (como la del barroco) y para preparar virajes anticomunistas con el airecito ése de "que a mi no me vayan a confundir". Los jóvenes han aprendido: utilizan a los nuevos "clásicos" para colarse en la Revolución Ciudadana como los "precursores" se colaron en el poder ascendente de izquierda, o que parecía serlo a finales de los años sesenta. En el caso del segundo, los más insultados y objeto de "represalias" (plata para los amigos -¿y las amigas?-, plomo para los enemigos) fueron los primeros en sentarse en primera fila a homenajear o incluso a escribir homenajes del tipo "fue mi mejor profesor" (así estuviera en estado etílico en el examen de grado del adulador). No es solo el estilo de los comandantes al modo que Gioconda Belli lo describiera para más de un sandinista, incluyendo al hombre de la mirada turbia, Daniel Ortega (hoy convertido en el marido de Rosario Murillo, que es el cargo más alto que se pueda ocupar en Nicaragua). Es el estilo de gran parte de la intelectualidad -la ecuatoriana incluida- que fue anticapitalista, antiliberal y anticomunista porque, después de todo, en la gran hacienda estatal no se vive tan mal, menos si se es patrón o aunque sea El santo del cubículo. Otros los hay, tal vez un poco más democráticos, como quien escribiera El mito del populismo, que aunque ignorados en un diálogo inexistente no dejaron de aportar ni a la academia -entiéndase que a la investigación seria, no al ensayo de "inspiración genial"- ni a la práctica de una izquierda colectiva, no de figuras, ni de figurones ni de figuraciones.

ECUADOR: LOS VIEJOS INTELECTUALES

El estudioso mexicano de origen alemán Heinz Dieterich, en algún momento cercano al gobierno venezolano de Hugo Chávez, dió a conocer hace algún tiempo que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, estaba interesado por la "economía de las equivalencias" que forma parte del trabajo que el mismo Dieterich ha hecho sobre el "socialismo del siglo XXI". Pese al interés de Correa, en el gabinete no hubo seguimiento y, señaladamente, Fander Falconí (ex Secretario y ex canciller) y en menor medida el Ministro de Relaciones Exteriores Ricardo Patino (pese a ser este segundo guayaquileño) hicieron el típico silencio destinado a ahogar la iniciativa y a privilegiar la conveniencia del momento, "a la espera de la ocasión". Tal vez algo haya sido comentado por la espalda, puesto que una parte de la intelectualidad ecuatoriana, en particular si es oriunda de la sierra centro-norte, acostumbra gritar a los cuatro vientos -o a rumorear- y al que quiera oírlo todo lo que es incapaz de decir frontalmente -no se estila cuando se es taimado en el alma- y a la cara del destinatario del ataque, con frecuencia artero. El resultado suele ser un ambiente de "nido de víboras" o de alacranes en el que alguien no entrenado tiene que estar adivinando a cada momento qué ponzoña lo ha atacado y paralizado: el animal se ha escondido hábilmente, incluso detrás de la adulación y la amabilidad.
       Los hay incluso que son capaces, asesorados por ese nuevo manager que es una esposa psicóloga, de creerse la calumnia del padre contra el hijo y de cambiar de lealtades al ritmo de las invitaciones a los homenajes y al núcleo tal o cual de la Casa de la Cultura, o al son del último encuentro con un amigo que debiera llamarse más bien un "cómplice". Al homenaje se va, por lo demás, a la espera de ser uno mismo homenajeado (por ejemplo, con el Premio Eugenio Espejo 2015  e -inaudito-pensión vitalicia mensual), después de haber alabado a todos los amigos y desconocido como a hijo natural a cualquiera que no haya sido incondicional: en el fondo, y para decirlo cortésmente, en este ambiente gran parte de los intelectuales ecuatorianos sólo tienen relaciones entre ellos. El que afirma que no ha querido ser homenajeado ("nunca escribí para recibir homenajes"), aunque llega a deprimirse por la reputación de otros (menos la de Lenin, a quien ha superado desde Cayambe), suele insinuar en voz baja y en casa que quiere ser el "Octavio Paz del Ecuador", tal vez describiendo "paradojas de la identidad" y hundiendo sutilmente a Benjamín Carrión (en la introducción a la antología "Benjamín Carrión y la 'cultura nacional") con líneas en las cuales queda claro que la ideología no ha sido entendida, que la relación entre liberalismo y socialismo tampoco y que, vamos, es más importante citar al compadre de turno (el "inmenso" autor de un insultante "Que se vaya" contra Correa en el cual se confunde lo popular con lo indio, entre otros errores de antología). Este es el tipo de intelectual que ha logrado sobrevivir hasta el cambio actual y pese a él: el tipo que cree en una neutralidad que lo coloca en el Olimpo desde el cual critica a todos menos a los amigos que han sido la clientela ("como de la casa"), que considera "de rigor" trabajar en un gobierno y lanzarle pedradas, escribir artículos febrilmente anticomunistas en agradecimiento a los estudios recibidos en un país socialista y ser alabado por jóvenes -manabitas, por ejemplo- que han aprendido muy rápido que la condición para la sobrevivencia, en un ambiente así, es la amoralidad y la abierta disposición a la deslealtad e incluso a la puñalada por la espalda a manera de agradecimiento "especial". No será de ambientes así ni de sermones en El Comercio que la Revolución Ciudadana obtenga cuadros y, si esta es la izquierda, es preferible no acercársele demasiado. Pica. Y no tiene el menor interés en ningún socialismo, ni en formar cuadros (ni siquiera en educar correctamente a sus vástagos, a diferencia de la mujer belga del mandatario).

jueves, 17 de diciembre de 2015

AMERICA LATINA: EL BANDIDAJE CRIOLLO

El portal venezolano de Aporrea publicó recientemente un sutil artículo de Norberto Domínguez Contreras, en el cual éste criticaba a la canciller del país sudamericano, Delcy Rodríguez, por reducir la derrota del chavismo en las elecciones legislativas del 6 de diciembre a un problema, claro está, de arriba y de afuera: de la derecha y el imperio. Nadie lo niega, este factor. Sin embargo, el autor del artículo recordó la altura de Elías Jaua, ex funcionario de Chávez que en algún momento llamó a resolver "desde adentro y desde abajo".
     La muy mala influencia de la Revolución Cubana siempre ha hecho que todo sea atribuido a lo que sucede "arriba y afuera": si en Cuba hay muchas cosas que no funcionan es, claro está, por el bloqueo estadounidense. Esa misma influencia ha hecho que, en nombre de una vanguardia que lo superó todo, incluyendo el "dogmatismo" y el "marxismo tradicional", Cuba, secundada por "sus" intelectuales y por el "nuestroamericanismo" (como el de Claxon), haya promovido a quienes nunca quisieron abordar el problema de las clases sociales en América Latina, mucho menos desde adentro y desde abajo, y ni se diga para desalojar a los criollos y sus variantes. Todo se redujo a contrastar, mediante la Dependencia (una teoría de padre berlinés con cuatro hijos brasileños, una recientemente fallecida, otro hoy ex presidente, uno más escritor de folletos, no libros, sobre la sobreexplotación y un último de "lujo" -según la televisión argentina- con barba blanca y pelo rojizo), imperialismo a "nacionalismo", la "cosa nuestra". El dependentismo sostuvo así en la teoría (hay incluso uno de sus autores que en 79 años de vida insinúa en su blog haber escrito 111 libros, entre los cuales solo parece faltar Memorias de mis putas tristes) lo mismo que Cuba trató de hacer en la práctica, con una monumental falla de lógica: la de querer pasar del atraso al socialismo.
     ¿Dónde está la falla? En que, en principio, se pasa del capitalismo al socialismo (o de un modo de producción a cualquier otro, si el antojo del momento es volver a la comunidad primitiva) o del atraso al adelanto, o, si se quiere, del capitalismo atrasado al socialismo con adelanto, si de lo que se trata es de salir adelante (salvo que se trate de un juego de cangrejos que ni a Lenin se le ocurrió, puesto que promovió la NEP -Nueva Política Económica- en los años '20 del siglo pasado para servirse del capitalismo y desarrollar el socialismo). Cualquier otra operación, por muy brillantemente anticomunista que sea (saltarse la fase democrático-burguesa, tal y como suena), corre el riesgo de pasar del capitalismo atrasado al socialismo atrasado (falto de democracia, entiéndase que de capacidad para escuchar la crítica y debatir, y para conseguir una mínima eficiencia económica de mercado): como no se sale del atraso, en la transición del capitalismo al socialismo simplemente "la cosa" no se mueve, lo cual es lógico, puesto que no se ha pasado del atraso al adelanto, aunque el atraso haya cambiado de nombre Todo el truco consiste en no explicar el atraso por ningún factor interno, sino por "lo de arriba y lo de afuera", de tal modo que se arma el aquelarre contra el imperio y se "rompe la dependencia" sin mover un dedo para cambiar "desde adentro y desde abajo" (!por Dios, un señorito o una doña nunca se agachan!)
      Todavía los hay que andan buscando burguesías inexistentes a las cuales combatir y culpar (en su versión dizque "lumpenburguesa", para seguir al berlinés con modelos y sin modales), como si fueran compatibles atraso y burguesía (incluso burguesía adelantada, cuando por lo general es a lo sumo compradore o apenas llega a oligarquía). Cualquiera (Fernando Fajnzylber y su "casillero vacío", por ejemplo) sabe que para salir del atraso y pasar al adelanto hay que hacer dos cosas desde abajo y desde adentro: además de una democratización social y política real (en vez de asambleas callejeras vociferando al infinito), una reforma agraria y la creación de una industria seria (con "industrias industrializantes"). Pero no: en vez de ponerse a trabajar, es preferible irse a la charla del de cabello medio rojizo -otro de la "banda de Rousseff"- que auguraba la Gran Salida de la Epoca Neoliberal hasta hace pocas semanas. Si "el asunto" falla, nunca seremos responsables de nada, ya que el problema está fuera de nosotros y arriba o encima de nosotros. Todo ha ocurrido en nosotros pero sin nosotros: !en verdad, amerita otra vuelta a la peña folclórica y otro trago, ahora que no hemos vivido la vida, sino que ésta nos ha vivido a nosotros, siendo cruel con nuestra irresponsabilidad!
     Eso sí, por si "el proceso" llega a fallar, hay que precaverse, desde arriba y desde afuera, llenándose los bolsillos o llenándoselos a los hijos: desde los miles de cubanos que arriesgan lo que sea (tipo un paso por el Ecuador o por Centroamérica y México) para llegar al paraíso de "allá arriba y allá afuera" (!Cuba es incapaz de decir algo serio al respecto!) hasta el ex comandante o cantautor sandinista con negocios "allá arriba y allá afuera" (desde la empresa en Costa Rica hasta el hijo en la guerra de Iraq). Ciertamente, los "neokeynesianos" reparten un poco mejor que los "neoliberales", pero cualquier bandido criollo -de izquierda o de derecha- nacido y crecido en América Latina ha aprendido con el biberón que se avanza siempre "desde arriba y desde afuera", nunca "desde abajo y desde adentro", salvo que se padezca de idiotismo. Este bandidaje criollo termina desarmando sistemáticamente a un pueblo convidado a escoger entre un patrón "bueno" y uno "malo", a sabiendas de que los dos robarán, y a estar en el atraso perpetuo, con capitalismo o con socialismo. Lo de "bueno" es relativo, si éste es el consejo de un burócrata bolivariano, reproducido en Aporrea: "nunca hagas equipo con alguien a quien no puedas comprar". Vaya.
     Terminan los bandidos criollos quejándose de lo ocurrido "allá arriba y allá afuera" y de la ingratitud de los que están "adentro y abajo", después de haber intentado ser maliciosos con todos: con los de afuera, los de arriba, los de adentro y los de abajo.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

ESPAÑA: YES, WE PODEMOS

En Francia, el Partido de Izquierda, encabezado por el socialista Jean-Luc Mélenchon, ha querido en algún momento imitar a la agrupación española Podemos, de Pablo Iglesias (y a los griegos de Syriza), y creerse entre otras cosas que América Latina está a la vanguardia de un gran cambio de época. Mélenchon hizo alguna vez una corta gira por algunos países sudamericanos y luego llevó a Francia al uruguayo vedette, José Pepe Mujica. Iglesias ha seguido declarando que para él las relaciones con América Latina son "estratégicas".
     Fuera de algunos puntos de política social, la especialidad de Mélenchon son las vaguedades, del tipo "Otra Europa es posible", no muy distintas de las del Frente Nacional que, siguiendo el artículo 48 del Tratado de la Unión Europea (UE), quiere "renegociar" con 28 países  a saber qué (el artículo supone que una  modificación se haga por unanimidad, lo que se antoja difícil entre 28).
     Desde luego que "otra cosa es posible", sobre todo sin definirla nunca, y Podemos ha demostrado que entretanto se puede gestionar lo existente, seguramente porque "otro reparto es posible". Por lo pronto, Unidad Popular-Izquierda Unida ha preferido ir a elecciones con otro candidato, Alberto Garzón, mientras que Iglesias fue a entrevistarse recientemente con el embajador estadounidense en España, Míster James Costos, feliz de encontrarse con alguien de familia "humilde" y de ofrecerle entrevistas con congresistas estadounidenses. Podemos bien podría ser "yes, we can". Desde hace algo así como un par de décadas, hemos aprendido que "otro mundo es posible", que "otra izquierda es posible" y que "otra Europa es posible", todo sin tocar los grandes intereses económicos y sociales existentes -no lo fueron ni en Venezuela, ni en Brasil ni en Argentina. Que España tenga otros problemas es algo que Iglesias "sortea", como en el problema catalán: si Cataluña, como Escocia hace algún tiempo y en su momento la Liga Norte italiana (que ahora resulta amistosa hacia Vladimir Putin, mandatario ruso) y el Vlaams Blok belga, persevera en irse, seguirá resquebrajándose el Estado y Europa pareciéndose al mundo del lander alemán, en aras de esa alianza singular entre Estados Unidos y Alemania para convertir a Europa en una colección de "pequeños feudos" sin otro poder que el de agarrar "algo" de los fondos de la UE y declarar a la señora Angela Merkel -canciller alemana- "la mujer más poderosa del mundo".

FRANCIA, PAIS VASALLO

No hay en la actualidad en Francia ninguna agrupación política de cierto tamaño que se oponga a Estados Unidos ni a la Unión Europea (UE), que, aunque parezca extraño, son un poco lo mismo. Al final de la segunda Guerra Mundial, fue Estados Unidos quien quiso la unidad europea en Occidente frente a los soviéticos y que promovió -con dólares de la Central de Inteligencia Americana (CIA), según la diputada europea (1999-2004) Marie-France Garaud, antigua consejera de los hoy ex mandatarios Jacques Chirac y Valéry Giscard d'Estaing- a "padres fundadores" como Jean Monnet, contra la voluntad del general Charles de Gaulle, quien no quería más que una "Europa de las naciones", no una Europa federal y supranacional copiada sobre el modelo estadounidense.
     Ni siquiera el tan celebrado desembarco de Normandía (que De Gaulle no celebraba) fue asunto de "aliados". De Gaulle fue avisado a ultima hora (4 de junio, siendo el desembarco el 6 de junio) y los franceses no fueron tomados en cuenta (ni una unidad francesa debía participar). Cuando el general francés se lo reprochó al primer ministro británico Winston Churchill, este respondió que, entre el continente y los estadounidenses, siempre preferiría a los estadounidenses (para empezar, la madre de Churchill era de origen estadounidense).
      Estados Unidos no le perdonó a De Gaulle el rechazo a la instalación de los estadounidenses con su AMGOT (Allied Military Government for Occupied Territories, incluso con moneda) en suelo francés, como lo estaban haciendo en Italia y en Alemania.. De Gaulle decía del alabado Franklin D. Roosevelt, presidente estadounidense hasta finales de la segunda Guerra Mundial: "bajo sus maneras corteses de patricio, considera mi persona sin ninguna benevolencia". De Gaulle fue muy claro sobre lo que le esperaba a Francia a la vuelta de la esquina: "el gran problema, ahora que el asunto de Algeria está arreglado, es el imperialismo estadounidense. El problema está entre nosotros, entre nuestras capas dirigentes, en las de nuestros países vecinos. Está en las cabezas". Estados Unidos tampoco veía con buenos ojos que inmediatamente después de la guerra hubiera comunistas en el gabinete francés: el sistema de protección social, de jubilaciones, de seguros de salud y de subvenciones a la familia, así como las mejoras al derecho del trabajo (comités de empresa, medicina del trabajo) fue puesto en marcha entre 1945 y 1947 por el ministro comunista Ambroise Croizat.
       Actualmente, una parte de los franceses se cree californiana y del criterio de independencia frente a Estados Unidos no queda gran cosa, ni siquiera en el Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon. El sistema político, que no hace gran cosa por la república ni en general por evitar la degradación del Estado, está hecho hoy para bloquear ese criterio y para que Francia sea un país vasallo (¿algún día tributario?) que a cualquier cosa contesta, como el estadounidense: "¿en cuánto me va a salir?"

martes, 15 de diciembre de 2015

FRANCIA: TRES (O MAS) DECADAS DE DESCALABRO POLITICO

Tres décadas es un decir, porque las cosas en Francia se pudrieron muy rápido después de la revuelta de 1968 y en los años del "gran relajo" (1969-1972), cuando era primer ministro Jacques Chaban-Delmas y había dinero: en esos años y hasta 1974 fue presidente Georges Pompidou, antiguo gerente de la familia Rothschild.
      La fiestecita del dinero terminó a comienzos de los '80, pero todavía faltaba que el presidente socialista Francois Mitterrand jugara sus cartas: él y su asesor Jacques Attali decidieron que era el momento de abrirle las puertas al Frente Nacional (FN), sobre todo en los medios de comunicación masiva, y luego en las elecciones, pasando a la fórmula proporcional. Mitterrand, un personaje de pasado oscuro (protegido incluso hasta los años '70 por René Bousquet, Secretario General de Policía del régimen colaboracionista de Vichy), apuntaba, dándole fuerza al FN, a restarle bases al Partido Comunista (lo que funcionó muy rápido, sobre todo por la inutilidad del secretario general de ese partido en aquel entonces, Georges Marchais) y a dividir a la derecha (lo que ha funcionado hasta el domingo pasado con Nicolas Sarkozy, ex presidente del que no se sabe nunca hasta donde recogerá las supuestas"ideas"del FN). El FN consiguió lo que siempre ha buscado: que una clase política entregada a la "mundialización" se uniera en torno al "ahí viene el coco" (el FN) y no a ninguna idea o programa para sacar al hexágono del marasmo.
     El líder de la Unión Popular Republicana, el inspector de finanzas Francois Asselineau, ha demostrado sin problemas que, frente a los "mundialistas", el FN no tiene nada de "patriota".
     -cada vez que le preguntan por su supuesto anhelo de salir de la zona "euro", Marine Le Pen (hija del líder original del FN, Jean-Marie Le Pen, hoy expulsado de esa agrupación) se pone a titubear (igualito que Syriza en Grecia), cuando para la salida basta invocar el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea ("todo estado miembro puede decidir conforme a sus reglas constitucionales retirarse de la Unión".)
     -La señora Le Pen jamás ha mencionado posibilidad alguna de salir de la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN (¿y apoya al mandatario ruso Vladimir Putin?)
     -La señora Le Pen, quien se ha autonombrado por momentos "gaullista" (De Gaulle sacó a Francia del comando militar de la OTAN, por cierto), no lo es: la extrema derecha francesa nunca le perdonará a De Gaulle el haber aceptado la independencia de Argelia (donde peleó con la Legión Extranjera Le Pen padre, acusado además de torturador)..
     -Para más señas, Marine Le Pen ha estado en varias ocasiones en Estados Unidos, por ejemplo en un acto de gala de la revista Time , con tapete rojo en el Lincoln Center y entre "las 100 personalidades más influyentes del mundo".
     -Como además Marine Le Pen es anti-inmigrante únicamente cuando se trata de musulmanes (compara la plegaria del islam en la calle con la "ocupación nazi"), ha hecho un aporte invaluable al "choque de civilizaciones" que tanto busca Washington para debilitar a Europa (dicho sea de paso,salvo uno, belga, los perpetradores de los atentados terroristas recientes en París eran todos de nacionalidad francesa).
      Todo este teatro guiñol político sirve para no abordar los problemas más serios y dejar intacta a una clase política vasalla de Estados Unidos (Sarkozy se mostró ferviente admirador de George Bush Jr., el actual mandatario socialista Francois Hollande fue hace poco a Washington para que le dijeran Nous sommes tous francais- "todos somos franceses" y acto seguido lo despacharan con algo así como "ya véte porque tenemos cosas más importantes qué hacer ", como perdonar a dos pavos por el Dia de Acción de Gracias).
      Junto al desempleo y la desindustrialización, los problemas más serios se encuentran en un grave descalabro de la educación, que ignora cada vez más los valores de la república (cuando no los valores a secas), y del servicio público. Nótese que en la protesta (contra la actual reforma de los colegios y de la enseñanza en general), por parte de los llamados "seudo-intelectuales", nadie ha tenido -ni Marine Le Pen, por cierto, dizque defensora de la república- el mal gusto de sacarle a la ministra de la Educación Nacional, Najat Ballaud-Belkacem, su origen marroquí (nació en Beni Chiker, región del Rif en Marruecos), como tampoco nadie le recordó a la actual alcaldesa de Paris, Anne Hidalgo, de padres españoles (su nombre era en un principio "Ana"), su origen gaditano (nació cerca de Cádiz, en España). Hidalgo, quien declaró que "Paris estaba de pie", tuvo tal vez mucho más decoro que más de un funcionario francés que se apresuró a declarar que "Paris es una fiesta", como si Francia fuera un Bataclán. El racismo de los franceses parece en todo caso menor que el de los policías estadounidenses dispuestos cada vez más a dispararle a un negro o un mexicano sin ceñirse a la ley.
      En la actual "región Francia" de Estados Unidos, más que racismo, lo que tiene un francés promedio, de clase media para arriba, es la misma tendencia del estadounidense  -con idéntico "plus" de insolencia- a preguntarse en cada relación personal, la que sea: "¿en cuánto me va a salir?"
      Dicho sea de paso, algunos rusos -que ya han simpatizado por ejemplo con Silvio Berlusconi, hoy ex mandatario italiano- podrían elegir un poco mejor a sus amistades y dejar de creer, como el primer ministro Dimitri Medvedev, que están tratando en Europa con lo más granado del "mundo civilizado".
      Tampoco queda claro si haber lanzado como candidata  a la región PACA (Provence-Alpes-Cote d'Azur) a Marion Maréchal-Le Pen, sobrina de la señora, es algo que deba tomarse en serio: la niña nació en diciembre de 1989. Debe ser que el dinero es cada vez más  endogámico: Bush padre, Bush hijo y Jeb Bush, William Clinton y Hillary Clinton, el patronato de la "sociedad Le Pen" pone el ejemplo. Y mientras tanto, Francia sigue en pleno deterioro. En esta asfixia, tal vez el Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon (alguien que siempre parece listo a morder) consiga una bocanada de aire fresco en las elecciones del 2040.
   

domingo, 13 de diciembre de 2015

VENEZUELA: LAS COSAS HAN LLEGADO DEMASIADO LEJOS

No es ningún secreto que, junto con rechazar el imperialismo, la izquierda latinoamericanista no quiere demasiado al capitalismo en lo que tiene de positivo, y lo rechaza no desde adelante, el socialismo, sino con frecuencia desde atrás, las "costumbres" de lo "nuestro" que son las del criollo con poder y las del subdesarrollo vuelto dizque cultura. En primer lugar, a veces capitalismo también es, junto con explotación, una correcta función pública, meritocracia, la estabilidad de instituciones impersonales, la aplicación de la ley para todos y el trabajo bien hecho. En segundo lugar, queda por entendernos sobre "lo nuestro". no siempre es popular y suele ser el contubernio para robar, el nepotismo en la "gran familia", la malicia para trepar en lugar del mérito, el reiterado abuso de autoridad en las "instituciones" (que apenas llegan a instancias), la imposibilidad de hacer valer las leyes para todos, el rechazo al trabajo bien hecho y otros "usos" del criollismo. Guste o no, en América Latina hay clases. No son las del presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Diosdado Cabello, que ha decidido heroicamente no pactar con una "burguesía" (así la llama él) que sólo existe en su cabeza. El ex ministro chavista (de Educación) Héctor Navarro ha dicho recientemente -en medio de tentativas para callarlo con grupos de choque que en algo recuerdan las prácticas de la oligarquía criolla- que lo que hay en Venezuela, además de capitalismo de Estado y corrupción (con un nepotismo galopante y desvergonzado por doquier en la "administración"), es muy simple: vagabundería.
       El asunto no pasaría de improvisación y bravuconería al estilo cubano o nicaraguense si no fuera porque, entre el año 2003 y el 2012, unos 300 mil millones de dólares "desaparecieron de las arcas de la nación" (sobre una entrada de un billón de dólares y un gasto de 600 mil millones de dólares en misiones, hospitales, viviendas y otros proyectos), de acuerdo con Navarro, mientras que la banca estadounidense (Morgan Guaranty Trust, Chase Manhattan) registró el ingreso desde Venezuela de 200 mil millones de dólares: no lo hizo la oposición, sino la corrupción chavista con sus "sobreprecios" (en la carne, los bombillos, etcétera) y el escaso control en la asignación de divisas (Cadivi-Comisión de Administración de Divisas/hoy Cencoex-Centro Nacional de Comercio Exterior). Nadie fue castigado por este saqueo. Cuando en el año 2011 se trató de aprobar una Ley Anticorrupción, fue frenada por la actual primera dama y "primera combatiente", Cilia Flores, cuya colección de familiares en la administración es, según las malas voces, casi como la de zapatos que tenía Imelda Marcos (un par para cada ocasión). Dicho sea de paso, según Navarro los actuales dirigentes venezolanos no saben de política: la manejan "como un pelotón". y no hay formación ninguna.
      En medio de la improvisación ha imperado el rentismo de "grupos que hicieron fortuna", según Navarro, y que, al parecer, a la usanza de la oligarquía criolla de siempre, sacaron el dinero del país sudamericano y no invirtieron en nada productivo. Por cierto, Lula, el ex presidente brasileño y demagogo patológico, se jactaba hace poco en entrevista al periódico español de mayor venta en el mundo de haber creado una nueva clase media de millones de consumidores, como si consumir fuera el gran objetivo por alcanzar. Unos dedicados a la renta, otros al consumo: como escribió Raúl Cebiche,  "el mundo nuevo, el socialismo o como se llame,  es fruto del trabajo, del esfuerzo cotidiano, no del reparto de lo que existe. Pero el trabajo tiene sus reglas que la cultura rentista no comprende, ni está dispuesta a aceptar". Está dicho de manera impecable
       Fidel Castro, el mismo bribón que dijo que "nadie sabe qué es el socialismo", hizo por su parte lo que debiera considerarse como la maniobra -siempre, la maniobra- más ridícula del año: felicitó al presidente venezolano Nicolás Maduro por su "brillante y valiente discurso" la noche del 6 de diciembre. !Hombre, felicidades, has sufrido una espléndida derrota!    
   

sábado, 12 de diciembre de 2015

PARAGUAY: EL ARTE DE LA POLITICA

Actualmente, el arte de la política consiste en no hacer ninguna.
    Horacio Cartes, actual mandatario paraguayo, se especializó a principio de los '90 en los negocios, fundando el banco Amambay. Al mismo tiempo se volvió socio de Tabacalera del Este SA (cigarrillos Palermo) y luego creó Tabacos del Paraguay SA. Al poco tiempo se hizo de la licorería Acosta (convertida en Bebidas del Paraguay).
     Condenado alguna vez por estafa al Banco Central del Paraguay, Cartes fue sobreseído inconstitucionalmente. Entretanto, en su estancia La Esperanza, Cartes habría permitido el tráfico de droga.
    En el año 2001, Cartes se volvió presidente del Club Deportivo Libertad, tetracampeón y semifinalista en la Copa americana Libertadores en 2006. Cartes fue igualmente director de selecciones de la Asociación Paraguaya de Futbol (en 2010, cuando la selección paraguaya de futbol llegó a cuartos de final).
     Esta trayectoria de éxito culminó en 2013, cuando, por el Partido Colorado (al que se afilió apenas en 2009), Cartes llegó a la presidencia paraguaya. Seguramente se traba de "rentabilizarla".
     He aquí un ejemplo: cuando se creó un plan de compra directa a pequeños productores campesinos, para evitar intermediarios, el ministro asesor contra la pobreza, Juan Carlos Baruja, con varios parientes en la administración pública, solapó que los fondos de este programa, "Sembrando Oportunidades", quedaran plantados en los bolsillos de varios operadores colorados, donde rindieron sus frutos, sin llegar a los destinatarios originalmente designados (recibieron en cambio meriendas escolares compradas en el Mercado de Abasto de Asunción, capital paraguaya). No hubo castigo. Un escándalo de sobrefacturación en la contratación de seguros para automóviles en la Compañía Paraguaya de Comunicaciones quedó igualmente sin castigo. Lo mismo ocurrió con un robo de combustibles en la Policía. Cartes no estaba al tanto (como en Chile, Sebastián Piñera nunca estuvo al tanto de nada). Honor Colorado, la corriente política de Cartes, es la que tiene más narcopolíticos. Es muy simple: un hombre de negocios no se dedica a nada que no sea negocio, política incluida. De otro modo, sería hermana de la caridad, que es como los hombres de negocios ven a países como Cuba o Venezuela. Un hombre de negocios "no tiene desperdicio" y lo que pareciera por momentos haber faltado en el petismo brasileño o en los herederos de Chávez es lo que un negociante llamaría una mayor "amplitud de miras"..
   

PANAMA: TRES MANERAS DE HACER (CASI) LO MISMO

Con negocios se "desideologizan" las cosas, según pareciera probarlo por ejemplo Haití, donde el próximo presidente tal vez sea un negociante de plátano, bananaman Jovenel Moise (salvo que su rival Jude Celestin dé la sorpresa), luego de que en la figura del actual presidente, Michel Martelly, cupieran desde simpatizantes de René Préval hasta de Michel Francois, jefe policíaco de mala muerte acusado de crímenes contra la Humanidad y entre los promotores -arropados por Martelly en sus discotecas- de la expulsión del poder de Jean-Bertrand Aristide.
     Con negocios se "descafeinó" el socialdemócrata Partido Revolucionario Democrático (PRD) panameño, de vuelta al poder en los años '90 con un presidente, Ernesto Toro Pérez Balladares, que había sido gerente de crédito corporativo de Citibank para Panamá y Centroamérica, en los '70. Martín Torrijos Espino, presidente un poco más adelante (2004-2009), cadete de Wisconsin en Estados Unidos, fue gerente administrativo y de operaciones de un McDonald's de Chicago por cuatro años y asesor económico de firmas internacionales de comunicación, construcción, agroexportación e industria marítima.
      Tal pareciera que, viendo que el asunto era de negocios, una parte de la masa panameña decidió que fueran muy abiertos. Así fue electo un empresario, Ricardo Martinelli (2009-2014), dueño de una cadena de supermercados, Super 99, y de varias otras empresas, no pocas. Que fuera hombre de negocios no fue garantía de transparencia: Martinelli, refugiado en Miami luego de su mandato, perdió el fuero, al igual que su esposa, Marta Linares de Martinelli y su hijo Ricardo Alberto, todos metidos en la corrupción. Entre otras cosas, Martinelli Linares fue acusado de obtener de manera irregular una concesión del Estado a favor del grupo Inversión Mundial, S.A., para comercializar el bingo televisivo Buko Millonario. Linares de Martinelli fue acusada a su vez de hacer negocios en perjuicio de la administración pública en el Programa de Ayuda Nacional. En cuanto al mismo Ricardo Martinelli, se vió involucrado en peculado y corrupción en compras de comida deshidratada para escuelas públicas, en sobrecostos y pago de sobornos para infraestructura pública multimillonaria, en la obtención de información bursátil privilegiada (escándalo casa de valores Financial Pacific) y en gastos desorbitados para "consultorías" en imagen.
     Como alguna gente del equipo de Macri en Argentina, señaladamente en Buenos Aires, Martinelli aprovechó sus privilegios para espiar ilegalmente a sus opositores. Gran parte de la masa panameña apenas cambió: eligió a un antiguo integrante del gabinete de Martinelli, Juan Carlos Varela ("arnulfista", entiéndase que parte de la peor oligarquía interiorana de Panamá), peleado a muerte con el de los supermercados y dueño a su vez de una conocida compañía de venta de licores y accionista de varias emisoras de radio, entre otros negocios del Grupo Varela-Varela Hermanos. Desde que "transitó a la democracia" y quedó sin militares en el gobierno (y sin ejército), la masa panameña ha podido elegir entre distintas formas de ser explotada por el mundo de los negocios, en el cual Martinelli consiguió, entre otros éxitos, el de llegar al top 15 de la corrupción mundial, según Transparencia Internacional.

CHILE: PIÑERICOSAS

El hijo de la actual mandataria chilena, Michelle Bachelet, se vió involucrado en una historia de tráfico de influencias y especulación inmobiliaria (caso Caval), por lo que el tal Sebastián Dávalos Bachelet tuvo que renunciar al puesto que tenía en el gobierno y a la militancia en el Partido Socialista. No fue un asunto demasiado grave, aunque Bachelet reconoció que estaba golpeada -personal y políticamente- por lo sucedido, en actitud diferente a la de, por ejemplo, Lula -quien acaba de reunirse con el socialista español Felipe González para serle desleal a Venezuela-:  que Luis Claudio Lula da Silva y Fabio Luis Lula da Silva estén siendo investigados por corrupción es algo que no altera a los medios de comunicación masiva ni al mismo ex presidente brasileño, el "hombre de los bonos" porque creció en la época en que los obreros los adoraban, y quien ha declarado con orgullo que "tiene otros tres hijos que no fueron denunciados".
      Bachelet, por lo pronto, sacó adelante -del modo más consecuente- una ley que da mayor autonomía al Servicio Electoral chileno (Servel),  lo que en principio permitirá una mejor fiscalización de los candidatos, los partidos y los gastos de campaña (no podrá haber aportes de personas jurídicas).
     Bachelet, desconocida para la izquierda latinoamericanista, fue juzgada con mayor dureza que Sebastián Piñera, presidente de Chile entre 2010 y 2014. Piñera siguió con esta tendencia en América Latina a confundir el Estado con una oficina corporativa y la nación con una empresa, aunque fuera con "responsabilidad social" aparente, como en el caso de "los 33" (los famosos mineros atrapados). Simplemente, muchos parecen haber considerado normales los manejos turbios de Piñera, una de las tres mayores fortunas de Chile, acusado de irregularidades en la quiebra del banco Talca, de uso de información privilegiada para adquirir acciones en LAN, de conflicto de intereses con Chilevisión, de tardanza en vender sus empresas mientras asumía la presidencia, de elusión de impuestos  de ser accionista en Copec, una minera que causó devastación ambiental, y de otros casos. Sebastián Valdés,  administrador de la campaña electoral de Sebastián Piñera en 2009, era ejecutivo en Bancard/Bancorp, lugar de inversión de Piñera, por lo que apareció la duda sobre la forma en que fue financiada la llegada del empresario al Palacio de La Moneda. Las investigaciones ("casos Penta y SQM") han proseguido y aunque Piñera ha sabido eludir con hermetismo las acusaciones en su contra, está más o menos claro que no separó negocios y política. Por lo demás, no queda claro que tuviera voluntad de hacerlo ni de que fuera votado para hacerlo.
      Tan es así que, al nombrar su gabinete, Piñera hizo exactamente lo mismo que Macri (amigo del empresario chileno) hoy en Argentina:  Relaciones Exteriores quedó en manos de alguien del holding Falabella, Vivienda y Urbanismo, de alguien de Papelera Dimar, Hacienda, para alguien del grupo económico Angelini y el Servicio Nacional de la Mujer, para el grupo Luksic y la empresa Calaf, para no hablar de los ministros "independientes" (grupo Tantauco que debía "salvar de la Concertación" a la iniciativa privada, etcétera). Macri no ha inventado nada: ha seguido la tendencia de varios países latinoamericanos a realizar por la vía rápida lo mismo que en Estados Unidos -la injerencia del dinero en la política- toma un poquito (apenas) más de tiempo.

viernes, 11 de diciembre de 2015

AMERICA LATINA, EL OTRO CAMBIO DE EPOCA

Los negocios, en rigor, no tienen por qué ser siempre anormales. En América Latina, sin embargo, sucede que de la misma manera en que se hacen seudopopulismos corruptos (Brasil, el kirchnerismo argentino en menor medida) o socialismos corruptos (los cubanos lo han reconocido, los boliviarianos de Venezuela no tanto), el dinero rara vez se acompaña de una trayectoria limpia. Esto es lo que Gary Becker llamó "capitalismo de compadres". El problema es que el socialismo también es "de compadres" y lo es también lo que queda del populismo. Pareciera que se busca lo mejor de ambos mundos, sin el costo de ninguno: el negocio sin la "engorrosa" y "burocrática" ley (y a pesar de que los centros metropolitanos también andan en apuros).
     Con ayuda de la certera puñalada de los mismos arribistas que creó el kirchnerismo, la "clase media", Mauricio Macri, nuevo mandatario argentino, en una total confusión, nombró no un equipo de gobernantes, sino uno de gerentes: casi no hay cargo que no esté en manos de alguien que hizo carrera en los negocios, sea Shell (para el ministro de Energía y Minería), sea Telecom e IBM (para la nueva canciller), sea la cementera Loma Negra (para la cartera de Hacienda y Finanzas), sea Mc Kinsey y Bank of America (los ministerios serán supervisados por empresarios ligados a estos grupos), o incluso Random House Mondadori para el ministro de Cultura. Desde luego, esto deja suponer que habrá derrama, gestión del goteo de la misma y abundancia para todos, puesto que nadie vende un producto anunciándolo así: "compre esta porquería". En suma, será un supuesto juego de "ganar-ganar". El problema no está aquí: reside en que Macri carga con 214 denuncias en su contra desde 2007 por hacer desde negocios chuecos (enriquecimiento ilícito, estafas) hasta espionaje ilegal y violación de los deberes de funcionario público. La ahora gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal y su jefe de prensa, Miguel de Godoy, tienen en su haber lavado de activos, peculado y falsificación de documentos. Digamos que tal vez no todo es cierto: solo lo suficiente para probar que aquí, en vez de burguesía, hay una oligarquía parasitaria-intermediaria dispuesta a llevarse por la mala -sin ley ni instituciones, cosa de "ahorrar costos"- y a toda velocidad "lo que se pueda"
     Este cambio de época no lo notó la izquierda latinoamericanista porque no prestó atención al naciente modo local de hacerse un lugar en lo global. Este modo lo inauguró en el año 2000 el entonces mandatario mexicano Vicente Fox (por Acción Nacional, partido de derecha),  antiguo gerente ejecutivo de la Coca-Cola (para toda América Latina). Prometió la "transición a la democracia en México" y consiguió (además de crear en pocos años una fauna extraña de jóvenes con barbas seudoislámicas y aire de señorito franquista en algunas colonias de la capital mexicana) la transición de los hijos de su esposa al típico capitalismo subdesarrollado (en Petróleos Mexicanos-Pemex, Oceanografía, el sector de la vivienda y el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario-IPAB), que consiste en aprovechar cargos públicos para otorgar negocios en forma irregular, en particular a cambio de comisiones. Todo era cuestión no de negocios (entiéndase que de inversión productiva, visión empresarial, disposición al riesgo, "instintos animales" para abrirse mercados, capacidad de innovacion, "ánimo schumpeteriano", etcétera), sino en realidad -como en la izquierda- de "saber relacionarse" y "mover influencias", cenas con coñac y arreglos del 20 % al final de las mismas. ¿Alguna relación con un verdadero empresariado, por lo menos algo cercano al Grupo Bal de Alberto Bailleres (aunque no sea idealizable), recientemente galardonado por el gobierno mexicano? Ninguna. Con Fox arrancaron doce años de "gestión sin gobierno" -léase "caos controlado", y a ritmo de tambora protofascista- que sumieron a gran parte de México en una descomposición social -en particular cívica y con total pérdida de la ética- de la que el oficialismo no alcanza hasta hoy a salir. Ese es el cambio de época: el negocio fácil, la tendencia a la extorsión como regla, la estafa, los gritos, la insolencia, la promesa al viento, el desfalco del bien público, en fin, todo lo que el izquierdismo arribista suele tener en el clóset hasta llegado el momento de hacerse del gobierno y ser bolivariano con una parte del año y de la familia en Miami. Digamos que el gabinete de Macri, siguiendo la verdadera tendencia de la época, parece el de gente para la cual gobernar es lo de menos, suponiendo que importe en algo: lo que cuenta son las "relaciones" en los negocios, lo que ni siquiera los convierte en tales, sino, para Argentina, apenas en sucursal o franquicia de los de otros, foráneos
   

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

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