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martes, 22 de diciembre de 2015

EL SALVADOR: LA CORRUPCION, A LA DERECHA

Los gobiernos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador se encuentran entre aquellos latinoamericanos de izquierda que no han caído en problemas graves de corrupción. Rubén Zamora, un socialdemócrata cercano al FMLN, ha señalado que de todos modos no faltan líderes de esa organización que ahora viven con bastante holgura, casas con jardín, paredes de tres metros y vidrios o alambres de púas que las separan de la calle. También ha sido señalada la tentación de algunos líderes del FMLN de hacer negocios en el marco de Alba Petróleos. Con todo, no es posible pensar que en la paz los dirigentes de la antigua guerrilla vivan como si estuvieran en la montaña ni que renuncien a toda posibilidad empresarial. Lo que llama la atención sobre todo es que algunos dirigentes salvadoreños de izquierda justamente no parecen haber salido del monte: el mismísimo presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, ex jerarca guerrillero, en vez de hablar recita (cuando puede hacerlo bien), y no faltan tampoco ocasiones para extravíos ideológicos de Medardo González, líder del FMLN. Hasta cierto punto, se extraña menos activismo y una alianza más amplia, como la que previamente llevó a Mauricio Funes al gobierno (2009-2014)
     Por lo pronto, y como sucede en prácticamente todos los países de América Latina, en El Salvador la derecha de ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) mostró que no era capaz de gobernar sin corrupción.: fue en particular el caso del hoy ex presidente Francisco Flores, acusado de peculado y enriquecimiento ilícito (fue Funes quien difundió el asunto desde el año 2013). Flores está bajo arresto domiciliario.
     Dicho sea de paso, ha sido la derecha salvadoreña (como la diputada arenera Margarita Escobar) la que ha intentado promover para "su" país, junto con una iniciativa abierta de ley de Estados Unidos, el equivalente de la CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala), que actúa bajo presión directa de Washington -o hace lo que le piden o le cortan la ayuda económica- y también ha sido propuesta para Honduras. Hasta ahora, sucede que El Salvador, justamente, no es ni Guatemala ni Honduras. El canciller salvadoreño Hugo Martínez -considerado cercano a Funes- ha contestado que El Salvador fortalecerá sus propias instituciones para combatir la corrupción. El gran problema salvadoreño sigue siendo el de las pandillas, las "maras", y el otro tal vez esté en saber si el FMLN puede o no hacer alianzas, en vez de encerrarse en el electoralismo con el mismo tipo de "catecismo" practicado en el monte.

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

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