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jueves, 3 de diciembre de 2015

MEXICO: PRD, UNA DIFICIL APUESTA

El nuevo dirigente nacional del centro-izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) en México, el regiomontano (de la ciudad norteña de Monterrey), Agustín Basave, tiene como característica una similar a la de muchos líderes de oposición su proveniencia: Basave fue un buen rato miembro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del que se distanció, a su decir, porque no le quedaba al oficialismo identidad, mucho menos socialdemócrata (de todos modos, el dirigente al ser electo fue felicitado por Miguel Angel Osorio Chong, Secretario de Gobernación mexicano). Basave dirigirá dos años -hasta poco antes de las elecciones presidenciales mexicanas -a una agrupación que lo eligió con alrededor de un 97 % de votos (pese a que no era candidato emanado de las filas del partido llamado "del sol azteca", por su emblema) y que cuenta con un nada desdeñable número de afiliados, unos cuatro millones y medio.
     Basave lanzó igualmente un libro, La cuarta socialdemocracia, cuyos principales defectos son un presentación cantinflesca de quien las acostumbra, el señor Rollando, y un prólogo descuidado y despistado de Páramo el de Ludolfio. Ni el presentador ni el prologuista, incapaces de salir de la politiquería, se percataron de lo que es probablemente más valioso en el texto, las conclusiones, que llaman a una ética. Este mismo llamado lo ha hecho Basave en distintas entrevistas, insistiendo contra el mal mayor de México, la corrupción. Contra lo que muchos han dado como parte de la naturaleza humana, Basave afirma: "dudo mucho que la volición insaciable de dominar a los demás sea universal". Ha escrito igualmente: "el hombre ha sido lobo de otros hombres porque ha sido lobo de sí mismo. Acumular poder de cualquier índole con el fin de sojuzgar a los demás no es la ambición natural del ser humano: es su enfermedad". Estas observaciones no son anodinas y van con una creencia mucho más generalizada de lo que se cree en la izquierda o las izquierdas, como quiera decirse. Basave es claro sobre algunas consecuencias: así por ejemplo, sobre el hecho de que la izquierda, pasmada, cometió en la socialdemocracia y frente a la globalización el error de "mimetizarse -dice el autor del reciente libro- con el presente para evitar ser asociada con el pasado". Vamos: salió corriendo. Cabría agregar: !y con tal de no perder cotos de poder!... Lo que no buscó la socialdemocracia es una identidad para el futuro.
     Basave propone formas de autonomía ciudadanas que sean ajenas a los poderes de la partidocracia y del gran capital. Dentro del PRD como hacia la sociedad mexicana, Basave sugiere una "racionalidad" que lejos de basarse en sermones o textos escolares, haga un poco al estilo estadounidense: crear normas que vuelvan mayor el costo que el beneficio del abuso (por crudamente económico que suene), aunque también una moral que sea un freno al sometimiento. En suma: donde todo el mundo habla de ciudadanos, digamos que no estaría mal tenerlos, y de verdad, no nada más para disfrazarse de tales cada vez que hay que chantajear al poder. Si Basave lo consigue, una renovación del PRD no le vendría mal a una izquierda mexicana que con el liderazgo de otro ex priísta, Andrés Manuel López Obrador, puede con su poco preparado "círculo" dañar la capital mexicana (el Movimiento de Regeneración Nacional seguramente está más interesado de lo que parece por la enfermedad del poder), crear una clientela gritona y socialmente rencorosa, apostarle más al activismo -incluso en "círculos de estudio"- que a las ideas (Basave las tiene, López Obrador no, porque está en la consigna) y entrar en el juego "libertario" de provocadores abundantes y antiinstitucionales. En suma: un contrapeso obligaría a López Obrador a "orillarse" y a ceñirse a procesos que distingan entre institución y asamblea/mitin.

¿QUIÉN APAGA LA LUZ?

 Como lo señalara Donald J. Trump, candidato estadounidense a la presidencia, Rusia es una formidable maquinaria de guerra: si la apuesta de...