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miércoles, 11 de mayo de 2016

BALTICO: MI PATRIA POR LA LAGRIMA DE UN BEBE

Más vale mentir estando del buen lado, el del éxito, que decir la verdad, pero desde el mal lado, el de los perdedores. El sistema estadounidense, como otros, no perdona a quien pierde, y mucha gente ya ni sabe perder, ni quiere arriesgarse bajo ninguna forma a cualquier opción que no sea la de "pulse el botón 'éxito'"..
     Algunos analistas rusos han sostenido que, tarde o temprano, la equiparación del nazismo y el comunismo (los dos "totalitarismos") termina en la rehabilitación de los nazis y la marginación e incluso la proscripción de los comunistas, o incluso los simplemente antifascistas. Ya ha sucedido en Ucrania, pero venía ocurriendo desde antes en países del Báltico, donde, cada año (aunque dejó de tener reconocimiento oficial), un millar de veteranos de las  Waffen SS (cuerpo de combate de élite del nazismo), absolutamente siniestros desfila en Riga (Letonia, en este caso), sin que Europa diga nada. No es un puro asunto folclórico: se trata de revisar los resultados de la segunda Guerra Mundial puesto que, al parecer (la "prueba" estaría en la desaparición de la Unión Soviética), los vencedores lucharon del mal lado. !El "precio de la victoria"! ¿Qué pasó con los Waffen SS letones? Estando del lazo nazi, perdieron la guerra, pero, indica Alexander Prokopenko, líder de un Parlamento alternativo letón, ahora esos mismos tratan de organizar "manifestaciones de vencedores": los rusos fueron "ocupantes" (¿los nazis no?) y Hitler en realidad "liberó Letonia". En este país, en la actualidad, los veteranos nazis pueden marchar por la ciudad de Riga, mientras que los antifascistas no. Son héroes quienes asesinaron a 400 mil personas, incluyendo 80 mil judíos. Esas marchas son ilegales según la carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que cada año condena el nazismo, pero la Unión Europea no hace nada. ¿Lo ha hecho contra Svoboda y Pravy Sektor en Ucrania? Tampoco, pero el comunismo en Ucrania está proscrito. Ya está.
     Al principio de la perestroika, no faltaba quien, siendo joven, le arrebatara en Rusia una medalla de guerra a un veterano espetándole: "!por culpa de ustedes no podemos beber cerveza alemana!". Es de una lógica impecable: si la Unión Soviética hubiera recibido con los brazos abiertos (por no decir otra cosa) a los nazis, hubiera podido disfrutar de cerveza alemana. No es solo que, más allá del Báltico, Rusia aún no deja de exportar energéticos y mujeres: es que una parte de la sociedad sigue vendiendo también cualquier valor (algo de dignidad y de autoestima, pongamos por caso) con tal de ganarse, con lo obtenido, una entrada a una pequeña función -aunque sea pequeñita- de "éxito", que después de todo es tangible, mientras que, ya se sabe, de valores, de verdades establecidas por archivos o de ideas no vive nadie. Hay que estar muy loco para comerse un archivo. La lógica dice que, entre comerse un expediente o tomarse una cerveza, es muy entendible preferir lo segundo. Por este motivo los jóvenes rusos venden medallas de veteranos como souvenirs, puesto que 1 medalla de veterano=1 cerveza alemana. En la vida, todo es cuestión de "saberle llegar al precio" y lo demás -valores, sentimientos - es ilusión..Decía el escritor ruso Fiodor Dostoievski que ningún ideal vale lo que "la lagrimita de un bebé" (o algo parecido, que en todo caso no es "sacrificable"), así que se cambia patria por biberones. Si es necesario, con tal de evitar esa lagrimita de bebé puede entregársele todo al nazifascismo, al imperialismo o cualquier forma de agresión. Para que no llore el niño.

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...