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domingo, 5 de junio de 2016

MADRE MIA DE GUADALUMPEN

La moda joven es hoy de lumpenproletariado, incluso cuando se ostenta como de playa californiana, ya que quienes eligen salir incluso en un día de lluvia con chanclas (sandalias), short y playera sin mangas insinúan la existencia de lo que Marx, en El 18 brumario de Luis Bonaparte, llamaba "vástagos degenerados y aventureros de la burguesía". El hijo quebrado de papi se da licencias -mientras papi lo rescata- y no conoce ninguna forma porque es el trabajo el que da forma, mientras que el hijo aquél anda "de marginal" en Condesa, Roma y aledañas.
      "Lumpen" puede querer decir "andrajoso" y hay que andar con la playera (camiseta) con las letras descosidas ("Aeroposta....") y los pantalones de mezclilla cuidadosamente rotos, para señalar la pertenencia a algo, lo que sea, así se trate del glorioso "ejército industrial de reserva", con lo que Marx llamaba sus "saltimbanquis", "mendigos", "jugadores" y "alcahuetes", además de "carteristas", "rateros" y "jugadores". El oportuno tatuaje puede indicar otra supuesta pertenencia, a los "licenciados de tropa" (¿te tatuaron en el ejército?), "licenciados de presidio" (¿o en la cárcel"?), huidos de galeras (con todo y zapatos de albañil de ocasión).
       Los jóvenes ejercen "su libertad", muy conocida, por cierto, la de vender o no su fuerza de trabajo, si todavía encuentran comprador. Entretanto, y como entre muchos hijos de académicos universitarios, junto a la eventual barba Daesh (!lumpenproletarios del mundo, uníos!), pueden tener un arete, pequeño o lo suficientemente grande para deformar la oreja (o la boca, o la nariz, o el ombligo, digamos que "etcétera"), un peinado más primitivo que californiano ("me despierto a la hora que quiero, porque no trabajo"), y, como tal o cual "escritorzuelo" o algo parecido, ser "parte de esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohëme" (la bohemia), parafraseando a Marx.
       Lumpen es chic, aunque claramente amenazante para el civismo. Es picudo, contra la gente decente: picudo en el pelo parado, picudo a veces en una pulsera, muy picudo en el "echar cuerpo" callejero, picudo que pica la cresta. A estos jóvenes hay que celebrarlos Plaza de la República o "marcha por Ayotzinapa". Ningún intelectual bohemio arriesgará este estatus dejando un rato de escribir sobre Nuit debout, la gran bohemia libertaria, para ocuparse de las protestas de trabajadores (!silencio!) contra la ley El Khomri, principio de realidad (la de quienes trabajan) por el que nadie cambia el del placer de ser frívolo, marginal, adepto a los "pobres" que incluyen "lazzaroni" o "timadores", una "sociedad de beneficencia" porque, ironizaba Marx, se benefician del trabajo de otros, incluyendo a los "dueños de burdeles". ¿Su himno? Seguramente el del cubano Osmaní García, La Voz: "mami, yo tengo la putería subía, estaba enfermo y yo no lo sabía, subía, subía, subía"   O, también de Osmaní García: "!culeala, culeala!", o, del mismo lumpen cubano: "se me va la musa cuando se te cae la trusa. ¿tu no usa condón? !USA!".

NACIDOS DE ESTE LADO

 Parte de la libertad de los libertarios es despertar lo que cada uno es en su inalterable naturaleza: un aspirante a salvaje, un pandillero...