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domingo, 19 de junio de 2016

RUSIA Y CHINA: LA DERIVA IDEOLOGICA

El filósofo, novelista, realizador y periodista André Vitchek ha dicho recientemente en The 4th media que "Rusia y China deberían pelear la guerra ideológica". Vitchek se basa en el hecho -hoy probado- de que, en tendencia, estos dos grandes países han tenido más humanismo que un Occidente dedicado al pillaje del planeta, con frecuencia de manera violenta, y además a la autoglorificación. Rusia y China tienen una gran riqueza cultural que, según Vitchek, deberían dar a conocer con más ahínco. "La guerra contra el imperialismo -afirma Vitchek- debería llevarse a cabo no nada más en los campos de batalla; debería librarse en las ondas, la prensa escrita, los conciertos y los teatros. La generosidad, el humanismo, el internacionalismo y el conocimiento pueden servir con frecuencia como armas mucho más poderosas que los misiles, los bombarderos estratégicos y los submarinos".
       El problema, en primer lugar, es que cualquier visión humanista rebota en Occidente contra la autoglorificación del propietario-consumidor como ser superior y fin de la Historia. En segundo lugar, Occidente tiene medios sutiles de perderse en la vanagloria, puesto que se cree superior a cualquiera sobre la base de una supuesta "desideologización".
      Queda que en realidad ni Rusia ni China tienen ideología definida. China tiene una clase media de 500 millones de habitantes esperando a vivir como en Hong Kong, Taipei o Washington, según lo ha hecho notar Heinz Dieterich en Aporrea, y Rusia se duerme de un color, amanece de otro y se viste de uno distinto. Seguramente el problema más grave sea en Occidente el paulatino desinterés pór la cultura, para preferirle la técnica: este escaso interés por la cultura, la propia y la de otros, como si cultura se redujera a oficio religioso (en el estilo estadounidense), ya ha ganado terreno en Rusia y China, grandes consumidores de chatarra. ¿Cómo podrían estos países exportar lo que no tienen?

NACIDOS DE ESTE LADO

 Parte de la libertad de los libertarios es despertar lo que cada uno es en su inalterable naturaleza: un aspirante a salvaje, un pandillero...