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domingo, 5 de junio de 2016

SER MUJER: UN VIEJO "ASUNTO DE VIEJAS"

¿Votar por una vieja solo porque es vieja?
    Veamos: en una empresa maquiladora (guatemalteca, por ejemplo), no es raro que una mujer trabaje turnos de 12 a 15 horas. Las mujeres trabajadoras son muy jóvenes (como máximo 25 años, aunque empiezan a trabajar a los 16 años o a veces incluso menos) y no tienen ningún derecho. A esto se le llama abuso completo o sobreexplotación, y existe en muchos otros ramos de producción en América Latina, desde la empleada doméstica hasta la trabajadora de floricultura, horticultura o frutas en Sudamérica (Colombia, Ecuador, Chile) o en México. ¿Reclamos por "los derechos de las mujeres a un empleo digno"? Increíble: ninguno. ¿A un salario digno? Tampoco. ¿A la sindicalización? Menos. Número de estudios universitarios dedicados a las mujeres que trabajan (o a las madres solteras que trabajan): tendiente a cero.
      Como el capitalismo monopolista de Estado actual produce un excedente gigantesco, los "derechos de las mujeres" son el modo de mercantilizar la feminidad para participar en el reparto, no en la producción, y por el solo hecho de tener "derecho al cupón" (y al "chupón") por ser mujer, sobre todo en el sector de servicios en el cual abundan los empleos improductivos, aunque hagan rotar mercancías (humanas y otras). Los "derechos de la mujer", completamente inexistentes para las que trabajan, consisten en el límite -el universitario incluido- en la extorsión para lograr obtener parte del excedente. Que lo hayan producido mujeres que trabajan en condiciones del siglo XIX es algo que nos tiene muy sin cuidado. No estamos hablando del tipo de mujer que esté realmente cerca del trabajo, la producción o la creación, sino de La Otra, aunque tenga una "ocupación", un job.
      Ya no es la mujer victoriana, ciertamente, "reprimida" y con ataques de histeria. Ahora es desde la gritona hasta la marimacha o la verdulera que, como en todo buen principio de explotación, adelanta lo menos para conseguir lo más y !le hace al hombre el favor!. !Gracias, caray! No juega a las muñecas, juega al safari de "muñecos" (basta ver al género masculino por la calle) .En realidad, es parte de  "la demanda" que convierte al varón en oferta, para llegarle al nuevo precio de quien lo tiene por el solo hecho de ser dama, para no decirlo de modo más grosero. Demanda la dama que le oferten "lo más", una alta "tasa de retorno" (¿invierto en esta relación?) por saber disponer de su "pequeño capital social" (así se le dice, vaya), que "le cumplan" (¿me estás oyendo inútil?) y que el varón sea "a todo dar", mientras ella es "a todo recibir" (ya ni se diga si es madre).
        Jugamos a que Bill se pone a trabajar y yo a bombardear, ¿zas?

¿EL MAL MAYOR, UN MAL MENOR?

 Ningún comportamiento humano está exento de errores, aunque el clientelismo frecuente en América Latina presenta dos problemas: el temor a ...