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jueves, 18 de agosto de 2016

PETARDO

Conocí a Petardo a finales de los '90, y tuve la fortuna de asistir a su boda, aunque en estado neurotóxico. Era un evento muy lindo, porque una de las familias de los futuros cónyuges había decidido, aprovechando sus dotes musicales muy modernas, ponerse a tocar algo, en confianza. No habían servido la comida ni había empezado el baile que ya la banda de jóvenes, con un baterista especialmente emocionado, entonó la canción del día: "Paola y Mario" (supongo que era el título de tan ingenioso engendro musical). La cosa iba más o menos así: "Paooooola y Mario, !se uuunen hoooy!" Bien, repetían el estribillo anunciando las nupcias y la emoción era indescriptible. En el jardín, todo estaba listo, empezando por el Petardo. Yo esta distraído entre los mareos de la neurotoxicidad y la cercanía intimidante -porque soy muy, muy tímido- de Rebeca, ex alumna mía y amiga de los futuros esposos. Noté que al cuarto de hora no había terminado la canción, pero sucede incluso con The Band. El ambiente era tan cálido que, como a la hora y con el baterista cada vez más alocado, como si con el ruido y la furia quisiera o decir o tapar algo, seguía la cosa con que "!Paoooola y Mario, se uuuunen hoy!". A esas alturas, tendía a volverse cantinela, pero, como balacera de fiesta, se prolongó por otro tiempo más, como si hubiera que disipar dudas: "!Paoooola y Mario, se uuunen hoy!". Solo noté lo que ocurría cuando descubrí que en el jardín estaba el Petardo, pero Paola tardaba en salir a la ceremonia tanto como la banda en repetir el estribillo.
       Petardo alguna vez me prestó dos libros, de éso como hace 17 años. Uno se lo devolví, el otro probablemente se extravió en un atropellado cambio de domicilio. Cada vez que Petardo, hoy mi vecino, me encuentra en la calle, me saluda con un amigable: "!oye cabrón, mi libro!". Lo que en "Paola y Mario" duró como hora y media en Petardo ya dura 17 años, aproximadamente. Para mi desgracia, no me alcanzan los familiares para distraer la atención de la pérdida del libro con alguna tocada. No parece que el libro como tal sea lo que le preocupa a Petardo. En una banqueta, en otro encuentro casual, después del acostumbrado "!oye cabrón, que pasó con mi libro!", finalmente el dueño del objeto extraviado se explayó: "!te tengo agarrado de los huevos!". Que le haya pedido que me la hiciera buena no lo inmutó: todo el personaje de Petardo está en una "catexis" (como dicen los psicoanalistas) con el libro, de tal modo que un libro no devuelto -por pérdida- ofende y desafía la imagen que su propietario tiene de sí mismo y su linaje. Más que la pérdida  del libro, esa "catexis" (vaya nombrecito) indica que Petardo no soporta verse en una imagen abollada por un libro no devuelto. Desconozco los motivos por los cuales se siente al mismo tiempo tentado de agarrarme de los huevos, pero un día de éstos, cuando en alguno de los próximos años le devuelva el libro luego de readquirirlo, seguramente termine de entender esa hora y media durante la cual la Banda hartó a todos los asistentes con lo mismo: "!Paoooola y Mario, se uuunen hoy!".

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...