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lunes, 26 de septiembre de 2016

LA INCONDICIONAL

La mujer que ha sido presa conoce bien a su presa. Según lo ha narrado Ricardo Garibay (Cómo se pasa la vida), más de una conoce bien al macho y lo considera así, por ejemplo en un programa de televisión: "es mentiroso, es débil e hipócrita, es tiránico, celoso, inferior y convenenciero, es carcelero, envidioso y díscolo, es brutal y aniñado, en la juventud y en la madurez es como un capataz, en la vejez es como un mendigo".
      Observa el autor: "pero ellas fabrican al mendigo, como también al capataz. Aceptan servilmente la condición de cosa, donde el hombre las sume, se le adhieren parasitariamente y taimadamente preparan a través de los hijos, de la casa, de los muebles y cacharros su venerable imperio diez de mayo, su exclusividad sagrada y abuelera, el margen de clownería familiar donde plañe el viejo macho derrumbado y tan a solas como cuando capataz y tanto entonces visto sin amor, sin amistad, tolerado apenas como una plaga forzosa de la vida, exactamente lo que él se merece".
     Ah, ellas no se divorcian. Cafetean, murmuran contra el capataz y contra el mendigo, comparten las confesiones más íntimas (¿trabaja bien o hay que trabajarlo?), detestan a la independiente Medea y en los programas de televisión, según cuenta Garibay, una dice: "mira, esa es mi chamba, mi matrimonio; así como tú escribes yo soy esposa, con frecuencia tú tienes que escribir cosas que detestas, pues igual yo, detesto a mi patrón, estoy con él por el sueldo". Otra dice: "si te embarcas, te embarcas y haces el viaje completo. ¿Quien me recibe si me apeo a estas alturas? Ya falta poco, ya está cansado mi esposito, cinco años y empezará la mía".
      Así rumia la venganza con la deslealtad quien fue víctima de ella. Más de una se queda "por los hijos", para que tengan "una buena imagen paterna". Y así seguramente se pone el ejemplo a los hijos que aprenden a usar de este modo "las libertades", las de serle desleal a cualquiera en el momento oportuno, el de salirse con la suya.
     

A VER A QUÉ HORA

 En un libro reciente, el periodista J.J. Lemus, a partir de una investigación muy exhaustiva, ha demostrado hasta qué punto no existe la me...