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martes, 2 de enero de 2018

¿ES POSIBLE LA PAZ?

Con la excepción de Yemen, el mundo actual se encuentra prácticamente libre de conflictos bélicos graves y es infinitamente más pacífico de lo que fue en el siglo XX. Como lo ha hecho notar el estudioso italiano Domenico Losurdo en un texto reciente (Un mundo sin guerras), el grado de adelanto tecnológico y político ha desnaturalizado e historizado la guerra: no se trata de una "calamidad natural". El peor de los llamados "escenarios" sería la autoaniquilación artificial de la Humanidad mediante un conflicto nuclear, pero también se ha alejado la posibilidad de que se generalice este potencial conflicto por "destrucción mutua asegurada".
     Para Losurdo, no se trata de que se llegue al fin de las guerras por el triunfo de la sociedad civil sobre Estados artificiales. Dicho de otro modo, no se trata de hacer realidad el sueño de Imagine, la canción de John Lennon, con un mundo sin ninguna clase de fronteras.
     El asunto es otro: las guerras y las paces subsecuentes han sido por la voluntad imperialista de algunas potencias (pax napoleónica, de la Santa Alianza, británica, americana...). No habría que preguntarse quién tomará el relevo en la hegemonía o supremacía, a como dé lugar, sino por la universalidad del Hombre, de tal modo que nadie se crea por encima de los demás, sus semejantes.
     De 1989-1991 a la fecha, prácticamente todos los conflictos bélicos han estallado por causa de Estados Unidos y sus "aliados" y "socios", quienes se han convertido en representantes de la supuesta superioridad del Bien, humanitario, convirtiendo casi en "burocratismo legalitario" -parafraseando a Losurdo- cualquier intento por hacer respetar el derecho internacional. Washington y sus acólitos se han impuesto con la "responsabilidad de proteger" como coartada y con un poco disimulado alarde de superioridad. Detrás de los nobles sentimientos está el "excepcionalismo" de la "nación indispensable" que juzga y decide, con total falta de democracia, en qué lugar, cómo y cuándo hay que hacer valer la fuerza de las armas para "mantener la paz". En suma, la paz equivaldría a extender una nueva pax americana. Si esta visión prevaleciera, el periodo muy pacífico por el que atraviesa la Humanidad sería siempre frágil, a menos que Estados Unidos se vea orillado -como ocurrió hasta ahora en Siria- a toparse con sus propios límites una y otra vez. ¿Es posible que así sea?

LAS BUENAS CONCIENCIAS

 Dejemos de lado el legalismo formal para capear el temporal internacional y dar la apariencia de estado de derecho, procediendo a otro enga...